¿Conocen la sensación de estar enamorado?
Las manos te sudan, el cuello te pica y el corazón te late a mil por hora, mientras esperas expectante a que algo suceda o ese alguien aparezca.
Me había acostumbrado a sentir demasiado. Tener siempre aquel revoltijo en el estómago, jalar el lóbulo de mi oreja y morder mis labios. Ahora la sensación estaba multiplicada por mil, ya que llegar a un sitio nuevo no siempre era muy agradable. El haber decidido cambiarme de escuela tenía solo dos razones: cambiar de aires después del accidente de mi madre que acabó con su vida y pasar más tiempo con Allan, mi novio. Últimamente estar en diferentes escuelas nos había distanciado un poco, esperaba que esta decisión arreglara unas cuantas cosas.
La sensación en el estómago me mantenía con las emociones despiertas, tanto que sentía que en cualquier momento vomitaría. Tampoco ayudaba la forma de conducir de papá. Lo miré a mi lado, teníamos varias cosas en común, tanto físicamente como en personalidad, pero no nos unía nada más que los ojos verdes en este momento. Después de lo de mamá varias cosas habían cambiado. Estaban divorciados y yo vivía con ella, me veía con papá cada fin de semana y aunque no éramos los más unidos, sí que nos la pasábamos bien y hablábamos más allá que con simples monosílabos.
Quizás aún no le perdonaba lo de no decirme que tenía una pareja y que era un hombre, después de pensar tantos años que sólo podría gustarle mamá.
El auto giró en la entrada y entonces un camino de tierra se extendió después de que abrieran la puerta principal, dejándonos el acceso libre después de mostrar mi nueva identificación escolar. Y sí, me había inscrito con el curso iniciado, pero eso al director no le causó mucho problema, no después de ser finalmente convencido con la pequeña donación que papá le ofreció. Estaba segura de que más de una persona aquí había aplicado ese truco, la mayoría tiene el suficiente dinero o influencia para salirse con la suya cuando quiera. También había becados, como yo, pero eso no quitaba los billetes que mi padre le tendió al director para que éste esbozara una sonrisa de las más genuinas que había visto en mucho tiempo.
Cuando el auto se detuvo frente a mi dormitorio sentí de nuevo ese subidón de emociones junto a la bilis de mi estómago. Papá me miró de soslayo, subió los lentes en su nariz y apretó los labios forzando lo más que pudo una sonrisa.
—Llegó el día —dijo sin separar mucho los labios. Suspiró y devolvió la vista al frente, sus manos jugaban con el volante—. ¿Quieres que te ayude con lo último? —Hizo un gesto hacia atrás, donde tenía mi mochila y una caja. Lo demás lo metí el fin de semana anterior.
—Estaré bien —afirmé y me incliné hacia atrás para tomar mis cosas. La caja contenía las cosas que solía tener en mi mesita de noche-. Gracias por traerme.
Él asintió y finalmente abrí la puerta. Le hice un gesto con la mano antes de darme la vuelta.
—¡Te llamaré!
Levanté el dedo pulgar en su dirección y seguí con mi camino. Dudaba que lo hiciera muy frecuentemente, siempre estaba centrado en su nueva relación con Eddie. No es que no me agrade, de hecho, diría que nos llevamos mejor que mi padre y yo, pero no debería ser así, papá no debería de ser tan indiferente, ni siquiera es que le haya dado una razón.
El campus era grande, varios edificios se alzaban a mi alrededor, aunque ya sabía a cuál dirigirme, pues al inscribirme un chico me ayudó a conocer cada rincón de este lugar, lo cual ayuda a calmar un poco los brincos que sigue dando mi estómago.
Los dormitorios están divididos, y aunque en el paseo no entré al de los hombres, supongo que tiene la misma estética que el nuestro: paredes blancas aburridas, largos pasillos y varias puertas una enfrente de la otra. Subí la escalera al tercer piso y caminé hasta el final de la larga fila de puertas con números asignados para llegar a la mía. Lo único que no pude hacer al pasarme antes por aquí fue conocer a mi compañera, porque, aunque los espacios sean de lujo, hay al menos dos personas en lo que parece ser más un pequeño departamento.
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Obsesiones pelirrojas
Mister / ThrillerLos hermanos Collins. Mellizos. Ambos con sus cabelleras de un pelirrojo intenso y populares entre los estudiantes de la nueva escuela a la que Fay llega. Despues de la muerte de su madre y el reencuentro con su padre, se cambia de escuela solo par...