Capítulo 20 Cuando nos volvamos a encontrar

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―¡No me importa, no estoy de acuerdo con eso! ―gritaba Azher en la oficina de Rosa.

―En mi oficina no gritas, ni alzas la voz Valler. Esta es mi casa, y yo decido a quien dejar entrar y a quien no, y el niño se queda quieras o no.

―Ese niño casi mata a mi hijo y a mi esposa, porque te empeñas en que se quede, no se te ocurre que quizá se escapó como espía del comandante.

Azher tenia una hora discutiendo con Rosa, pues no quería aceptar que Andrew se quedara en Friden, el niño seguía inconsciente en una de las habitaciones del piso de arriba, aun no habían explicado que había pasado, y Rosa había decidido esperar a que él niño despertara para hablar todos.

―Amor se que estas molesto, pero es solo un niño, que necesita ayuda, quien sabe que cosas horribles ha vivido como para hacer las cosas que hizo. ―intentaba Mónica ser la voz que hiciera entrar en razona su esposo.

―Azher, escucha a tu esposa, y no hagas escándalo, porque me importa un carajo lo que tu digas al respecto, Andrew se queda, quieras o no. Y si no te gusta pues Friden es un pueblo bien grande, puedes escoger donde quedarte si es que no quieres estar cerca del niño, pero te lo digo desde ahora para que te hagas a la idea, el niño se quedara en este pueblo y bajo mi protección tanto como sea necesario, así que lo estarás viendo un buen rato.

La ira de Azher era visible en todas parte, Crismar y los gemelos que aún estaban ahí presenciando la escena lo podían notar, Mónica entendía a su esposo, pero algo en ella le decía que Andrew estaría mejor en Friden que en la capital. Maikol por su parte tenia los puños apretados y estaba notablemente molesto por la actitud de Azher, el sabía que Andrew era también una victima de en el retorcido juego del comandante, es especial aquellas palabras, que le dijo antes de irse con Al' en brazos.

―Has lo que te da la puta gana, pero cuando te de la puñalada trampera, no esperes que te rescate.

―¿Rescatarme? ¿tú, a mí? ―Azher conocía ese tono de voz, era el que usaba justo instantes antes de soltar su veneno. ―No se me olvida que eras tu quien siempre venia aquí llorando por culpa del borracho de tu padre, esperando las limosnas de piedad que te daba mi madre. Asi que no, no pretendo esperar que un niño llorón me rescate.

Azher se fue azotando la puerta del coraje, por esas palabras, que le hicieron recordar momentos horribles de su vida, y de esa vulnerabilidad que detestaba mostrar ante los demás.

―Te pasaste Rosa, eso no hacía falta. ―dijo Crismar mirando de manera reprobatoria a la mujer sentada frente a su escritorio con cara de cansancio.

―Si él quiere que lo trate como adulto que se comporte como uno, y también debería dejar de decir cosas de las que después se arrepentirá.

―Sé que estas ahí, Lake, puedo escuchar tu corazón latir.

Lake se sobresaltó pensó que seguía dormido. Lentamente abrió la puerta quedando en frente de lo que parecía un derrotado Andrew, no se parecía en nada al chico imponente, orgulloso, y aterrador que se pavoneaba por los pasillos de la escuela, parecía más un cachorro asustado, a quien sus dueños lo abandonaron en medio de un día lluvioso, preguntándose que será de su vida ahora.

―Perdón no quería molestarte. ―dijo con algo de miedo, aun le temía a Andrew, pero una parte de él seguía viendo al chico que a él le gusta. Lake se preguntaba que tan mal tenia que estar para que le siguiera gustando un chico como él, pero ahora viéndolo así de vulnerable, hacia que su corazón de pollo se sintiera triste e impotente.

―¿Quieres que te diga algo curioso? ―Lake no respondió, solo se quedo esperando a que el continuara. ―Siempre te he tenido envidia. ―los ojos de Lake se abrieron de la sorpresa.

Operación QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora