Si no hubieran estado en un sótano quizás los gritos de esas dos pobres almas inocentes se hubieran escuchado por todas partes, y aunque amortiguados, estos no los hacia más desgarradores, el hombre que había mandado a apuntar sus brazos, veía como sus subordinados usaban dos cierras en los bracitos de dos gemelos de aproximadamente seis años, una mirada de deleite con una expresión de curiosidad viajaba entre sus ojos y el arremolinado movimiento de sus labios que se crispaban para no reír de la emoción, no era la primera vez que hacía esto, era quizá la décima o la décimo quita, ya ni siquiera las contaba, otras personas llevaban esos registros, pero él sentía en sus huesos que esta vez obtendría un resultado diferente, y si no aún quedaban más niños con los cuales experimentar, los sujetos de prueba no faltaban por el contrario abundaban.
Era impensable no sentir angustia al ver a dos pequeños siendo amputados sin siquiera usar anestesia, los gritos y llanos que desgarraban sus gargantas, hasta el punto de toser sangre, podría haber desgarrado el alma de un ser humano, pero las personas de esa habitación quizás no se pudieran llamar humanos, las incontables torturas, y experimentos a los que eran sometidos decenas de niños, solo para satisfacer la caprichosa y fascistas curiosidad de un hombre. Sin duda a eso no se le puede llamar humanidad. La cierra apenas habían llegado al hueso, quizás si hubieran usado unas más grande el corte sería rápido y no tan tortuoso...
―No importa, solo hagan lo, con esas cierras estará bien.
Esas habían sido las palabras del doctor a cargo, algunas caras mostraron algo de perturbación, no todos eran tan descorazonados, quizás les quedaba una pequeña pieza del tamaño de un alfiler, pero sin duda la gran mayoría le importaba muy poco lo que le pudieran pasar a un par de niños. Cuando por fin los brazos se desprendieron de los hombros y comprobaron que gracias a los torniquetes la sangre era "mínima" se prepararon para el paso dos intercambiar los brazos cocerlos y poner al par de niños en observación para ver si estos nuevos miembros se adaptaban a sus cuerpos.
El doctor en jefe, no podía ocultar su gran emoción al ver como meticulosamente se intercambiaban y colocaban los brazos en los cuerpo de sus nuevos propietarios, con el suficiente cuidado de no dañar aquel experimento que para él era de suma importancia. Ambos niños fueron colocados en camillas y trasladados a una sala de observación donde se estudiaría el desarrollo de aquel experimentos que muchas de las personas con verdadero sentido humano considerarían una barbarie. Una vez listo decidió regresar a su oficina la cual estaba al otro lado del campo. Mientras caminaba entonaba una canción que lo hacía trasladar su memoria a aquellos años felices de su infancia mientras jugaba con los demás niños de su cuadra, aquellos años dorados que nunca volverán, mientras que al otro lado de una valla metálica con púas, personas con un claro nivel de desnutrición con ropajes a rayas de color negro y blanco, signos de maltratos y miradas que solo podían destilar miedo y terror pues el odio había desaparecido ya hace muchos años, lo observaban sintiéndose asteados, pues si ese hombre estaba así de contento solo podía significar horror y atrocidad, todos sabían sobre sus experimentos en humanos, pero ninguno de ellos estaba muy en claro a qué nivel de perversión y depravación podía llegar ese demonio con forma humana.
Una vez en la casa se le había sido asignada por el gobierno para realizar todos sus "estudios" su esposa lo recibía con un cálido abrazo y un beso.
―¿Mañana productiva? ―pregunto la mujer de larga cabellera rubia y de frios ojos azules.
―Se verán mejores resultados en el transcurso de la semana, pero ahora debo ir a registras los avances.
Inmediatamente le dijo esto a su esposa, subió las escaleras en donde su hijo pequeño jugaba le dio un abrazo y un beso en la frente, y sin más miramientos fue hasta su despacho en donde tenía un meticuloso registro de todos sus experimentos. Al momento de abrir las puertas dobles grande fue su sorpresa al ver una alta figura vestida con una sotana negra que miraba por la ventana, sin perder tiempo alzo el arma que siempre llevaba consigo y apunto.
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Operación Quimera
Science FictionAgkdrez es una nacion en auge de grandes capacidades economicas y con enormes recursos naturales, una nacion atractiva para que los empresarios del mundo inviertan, o eso dice el foro del banco mundial, pues tras su fachada de nación idilica, se es...