Mientras el café que había prometido América se estaba colando en la televisión estaba pasando las noticias sobre la ley marcial, la presentadora de noticias explicaba como absolutamente nadie podría salir de su casa durante tiempo indefinido y como todos los ciudadanos tendrían que someterse a una serie de allanamientos, por presuntos nexos con el grupo terrorista conocido como los revolucionarios, a quienes la mujer describió como altamente peligrosos y nocivos para la seguridad nacional.
―No podemos permitir que estos terroristas, anden sueltos en nuestra nación, atacando nuestras ciudades, poniendo en peligro a nuestros niños, y amenazando nuestras costumbres y cultura, estos desalmados solo quieren apoderarse de nuestra nación para devorar sus recursos y dejarnos en la miseria total... ―decía el primer ministro.
Rosa apago el televisor, escuchar a uno de los hombres más corruptos del mundo llamarlos terroristas y aparte acusarlos de querer robarle al país, solo hacía que le diera ganas de ponerle una bala entre las cejas, como era posible que existiera tanto descaro de parte de una persona. Para Rosa la política solo era un juego de máscaras, donde la hipocresía y la mentira, eran reglas esenciales para ganar, era repulsivo el cómo los políticos de todo el mundo les hacían creer a las personas que existía un concepto tan vago y ambiguo como la democracia, Agkdrez era un ejemplo claro de todo eso, de cómo la ilusión de perfección y la idealización, solo contaminaban una nación. Era igual en todas partes, no importaba la formula, o los políticos, la democracia es una contienda no para gobernar una nación, si no para obtener una cantidad de votos necesarios para hacerse momentáneamente del poder administrativo de las ideas y recursos, para hacer el desastre que quieran gobernando imaginariamente ese sector de la población que voto por ellos, en Agkdrez no era la excepción a la regla, solo existían partidos políticos imaginarios, todo a merced de un mismo jefe, un mismo interés en común, jugando un juego de máscaras, fingiendo estar del lado de uno o de otro sector para crear división, separatismo, odio, ruptura social, conflicto en la comunidad, nunca importaría quien gane la dirección de una nación al final el resultado siempre será el mismo, ganara un solo lado para gobernar una sola fracción, y que todo siga exactamente igual de jodido, era ingenuo creer que ellos mediante este golpe de estado lograrían cambiar algo, pues sabía que habrían personas en el país que los odiarían y harían lo imposible para quitarlos del poder el día en el que por fin detuvieran al comandante, pero esto era la única manera de poder acabar con las innumerable atrocidades de Josef Mengele, y de lo que podría ser en un futuro el peor genocidio de la historia humana, pues si ese monstruo lograba llegar a crear a las quimeras perfectas, no habría nadie que lo pudiera detener.
―El café ya está listo. ― dijo América con una bandeja donde llevaba ocho tazas de café, y la colocaba en la mesa del centro de la sala. ―Bien ahora que ya está listo creo que lo mejor es que comencemos por el principio, ¿Quién es Antonio Meran?
―¿Y cómo es eso de que él es el verdadero fundador de Agkdrez? ―pregunto Mónica.
Fausto miro a todos los presentes, recordar aquellos tiempos cuando era un chiquillo temeroso de todo el mundo, y tenia que fingir se un frio y déspota y racista adolescente, no era de sus temas favoritos a tratar, por el contrario, daba gracias al universos de no tener la necesidad de dormir porque seguro las pesadillas serian interminables. Suspiro, si fuera humano sin duda se notaria la edad que cargaba en el alma, y cansancio de una vida prácticamente eterna, fausto tomo un sorbo del café que le había dado América, el sabor amargo con un simple toque de azúcar inundo sus sentidos, dando esa sensación de calma y energía que necesitaba, luego dejo la taza cuidadosamente en la mesita de centro, acto seguido con su mano derecha desabotonó el puño de su camisa blanca y empezó a arremangarla, nadie hacia ningún ruido ni preguntas, solo veían expectantes cada movimiento de las manos de aquel hombre, que de pronto dejo la manga a la altura de su codo, volteo el antebrazo y todos pudieron admirar una serie de números tatuados allí, prácticamente ninguno sabía lo que esos numero significaban, excepto una persona. Rosa miraba esos números con ojos agudos y llenos de rabia.
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Operación Quimera
Science FictionAgkdrez es una nacion en auge de grandes capacidades economicas y con enormes recursos naturales, una nacion atractiva para que los empresarios del mundo inviertan, o eso dice el foro del banco mundial, pues tras su fachada de nación idilica, se es...