"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
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Written by Monse Targaryen
Maratón: 2/5
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"Cuando despertó notó que se encontraba en una celda para nada linda. Los barrotes estaban oxidados, las paredes estaban manchadas con la suciedad y el suelo empolvado por el tiempo en desuso...
Sayida pensó que las celdas en el Valle eran más bonitas y limpias. Al menos, la Bestia la dejo sobre un colchón sucio y maloliente, además de dejarle una manta en sus piernas para mantenerla calientita. Aunque dudaba que hubiera sido él. No se notaba como una criatura compasiva y amigable, si la dejo en una celda ¿Para qué ponerle una manta?
Miró a su alrededor en busca de algo de comer. Había una bandeja pequeña con una vaso de jugo y un pedazo de pan. Que agradable. Sintió peso en sus piernas, por lo que sus ojos se fueron hacia ellas. Elevó sus cejas y abrió su boca al ver que un hermoso gato naranja se encontraba allí sentado, mirándola con atención. Sus ojos eran lo más llamativo, violetas. Un violeta que fascinaba.
—Hola...
Lanzo un chillido que pudo haberse escuchado en el Norte. El gato cayó al suelo en un maullido sorpresivo y ella, tomo la manta para esconderse dentro de ella con sus piernas pegadas a su pecho ¡El gato! ¡El maldito gato había hablado! ¡Eso no podía ser posible! Su cuerpo temblaba en temor, ¿Desde cuándo los seres vivos hablaban? No podía ser producto de la maldición, ¿O sí?
Bajo un poco la manta, para encontrar al minino lavándose una pata.
—Usted, mi buena Dama, no debería de haberme botado.
Estaba loca, definitivamente loca. Había sido un error haber ido a buscar a sus primos/hermanos, si, tendría que haber desistido de la misión cuando su abuela se lo pregunto por casi quincuagésima vez.
—T... Tu ha... Hablas...
—Ehm, ¿Si? ¿Acaso no es normal?
Negó con sus ojos abiertos mirando cada movimiento que el gato hacía. Era macho, por su tono de voz y la forma de su cara podía decirlo. El minino dejo de lavarse para estirar sus patas y sentarse, mirándola con su cabeza ladeada.
— ¿Alguna vez te han dicho que eres linda? Si no fuera un gato, te cortejaría para que fueras mi futura esposa.
¿Qué demonios? ¿El gato le estaba coqueteando? Sus cejas se fruncieron, miró con extrañeza al gato, quien ¿Estaba sonriendo? ¿Los gatos sonreían? No podía creer lo que veía y escuchaba. Debía de seguir inconsciente, si, es era. Todo lo estaba soñando. Solo había una manera de saber si en realidad estaba soñando, entonces se pellizco.
