"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
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Written by Monse Targaryen
Advertencias: Personaje al borde de la muerte.
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Aemond no podía respirar bien.
La vista de su amada en sus brazos, con la herida sangrante en su pecho y la flecha junto al cuerpo de ella, era una vista tan dolorosa que lo hacía replantear todo lo hecho en ese tiempo. Si era verdad que era una bestia que todo lo que tocaba lo destruía, que toda persona cercana a él, terminaba muerta.
El cuerpo de Sayida que respiraba con dificultad le decía que lo era. Que era una bestia destructora, una bestia que no merecía ser amada por nadie. Ni tampoco perdonada por nadie.
No merecía ser una persona inocente, porque él era el dragon maldito que las brujas liberaron.
Ellas le hicieron ver la verdad detrás de la mentira. Que él era el monstruo que a los niños les contaban que iba a por ellos para castigarlos por sus malos modales. Que el maldecía todo lo que tenía cerca. Su maldición era cierta. Era una bestia, una bestia maldita. Observar a su amada en ese estado se lo repetía una y otra y otra vez. Era doloroso, tan doloroso que una espina no era nada comparado con ese dolor. Como si una herida desgarradora se hubiera abierto en su pecho, en su alma.
Merecía ese dolor.
Merecía ese castigo.
—Por todos los dioses...
Aemond reconoció esa voz. Era la bruja que le hizo ver su verdad, su verdadera identidad.
— ¿Esto era lo que querías? ¡¿Esto es lo que quieres para mí?! —Gritó.
Las paredes temblaron. El barullo en los pisos inferiores se escuchaba peligroso. Cosas rotas, muebles cayendo, gritos de dolor y de espanto. No sabía que ocurría abajo, pero de seguro era que la Fortaleza se estaba defendiendo de los invasores ¿Para qué? ¿Para qué defenderlo de una verdad? Él era el malo de todo ese cuento. El verdadero villano.
Porqué asi se sentía. Como el maldito que causo todo eso.
—No, príncipe Aemond. Todo lo que hice fue hacer que todos temieran de una creencia falsa —dijo la bruja, hincándose a su lado para poder acariciar los casi rubios cabellos de la joven Arryn— ¿Aun no lo comprende? Hay que transformarse en una bestia abismal para que los traidores teman de lo capaz que es la Casa del Dragon con sus enemigos.
