"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
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Written by Monse Targaryen
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Trompetas y bombos eran tocados por la orquesta real. Banderas y globos se movían con alegría contra el viento. Los gritos y felicidades eran escuchados por boca de todos los cortesanos que se posaban frente a la familia real, frente al príncipe Aemond Targaryen. Quien había sido el encargado de cumplir la misión encomendada por la bruja, para detener y romper la maldición que cayó sobre él, su familia y Desembarco del Rey.
Los Hightower, salvo su madre Alicent y tío Gwayne, fueron erradicados de la faz de Poniente.
Lo supo porque guardias de la ciudadela confirmaron que nadie de Torre Alta escapo del incendio. Todos los cuerpos fueron encontrados quemados y hechos cenizas. El mismo fue a verificar que aquello fuera cierto, pues no quería llevarse sorpresas una vez regresado a Desembarco del Rey. Conto los cuerpos de a uno, en total fueron 25 de sus parientes a quienes quemo vivos. Agradecía que entre esos cuerpos no hubiera niños, según escucho a su madre, ninguno de los hermanos de Otto tenia nietos ni nietas.
—Ellos están felices —dijo Sayida a su lado, tomando de su brazo derecho—. Al menos dales una sonrisa.
—Ellos solo vienen aquí a demostrar que no son un peligro para el reinado de mi hermana —comentó. Un Lord y su joven Lady esposa se hicieron presentes frente a ellos. El vientre de embarazo de la joven mujer hizo a Sayida tener escalofríos. La chiquilla no pasaba de los 17 días del nombre, en cambio su esposo, pasaba de los cuarenta—. Haré que mi hermana prohíba esos matrimonios.
—Le harías un favor a todas las jovencitas del reino —murmuró Sayida.
El príncipe sonrió de lado. Desde el lugar donde se encontraban, observaban toda la celebración. Jovencitas bailaban, los hombres bebían y algunas damas más grandes conversaban entre ellas. Tal vez contando chismes de las personas que las rodeaban. Todos se divertían y disfrutaban de la celebración. Una fecha que todos recordarían por el resto de sus vidas como la Liberación de la Ciudad de Desembarco.
Como también, el Fin de los Traidores a la corona.
Las primas de Sayida la tomaron desprevenida. De la misma manera que sus hermanos a los jóvenes hijos de la Reina Rhaenyra. Los llevaron a la pista de baile donde la emoción y felicidad se podía sentir envolviendo a cada persona. Sonreían, reían, saltaban, algunos se abrazaban mientras daban giros sin sentido. Todo era alegría ante una era terminada.
