"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
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Written by Monse Targaryen
Maratón: 3/5
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Esa noche, cuando hubo llegado a su habitación con ayuda de los mininos, quienes la encontraron dando vueltas por el pasillo contrario a las escaleras que la llevaban a la habitación, se dio un baño con algunas sales aromatizadas y se vistió para poder dormir. La señora Potts llevo el carrito para la cena donde comió otras delicias de la estufa. Al terminar, le agradeció con una sonrisa.
—Eggy, me iré a dormir, ¿Esperaras a Lena? —Pregunto al gato naranja que estaba lavándose sus patas delanteras. Joffrey ya estaba durmiendo en la cama en una de las almohadas— ¿O ella duerme en otro lugar?
—Ella duerme en otro lugar. Nos dividimos la tarea para dormir con los pequeños —respondió pendiente de su tarea. Sayida frunció el ceño. Eggy abrió sus ojos con sus pupilas dilatadas y volvió a su tarea—. D-digo que no me deja dormir con ella. Dice que la pateo mucho.
Asintió para nada convencida. Camino a la cama para acostarse. Estaba cansada, sentía que sus piernas estaban adormecidas, como si muchas piedras estuvieran unidas a estas. Debía de ser por todo lo que camino de esa habitación a la cocina, de la cocina al Salón del Trono y, del Salón del Trono a la habitación. Un largo tramo del que no estaba acostumbrada.
—Bien, como sea, iré a dormir. Hasta mañana, naranjoso —dijo corriendo las mantas de la cama.
Antes de caer rendida contra las almohadas, escucho los gruñidos molestos del gato en su contra. Después, todo se oscureció.
(...)
Corría y corría por aquel desconocido lugar que la atormentaba con aquella oscuridad que envolvía todo a su alrededor. Una oscuridad que atormentaba a cada persona, animal o criatura, a su paso. Algo la perseguía, algo desconocido que gruñía y gruñía, calentando todo a su espalda en una luz cegadora que hacia su cuerpo temblar en pánico.
Sostenía su vestido con ambas manos para que no entorpecieran en sus pies. No podía tropezar, no podía caerse contra el suelo para que la criatura que la perseguía no la capturara ni tampoco le hiciera daño. Debía escapar de donde sea que estuviese. Debía salvarse de aquella oscuridad arrasadora.