Capítulo XVIII: Cometas

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Lo único que escuchaba era ruido blanco, su cerebro estaba plagado de aquel sonido tormentoso, siendo incapaz de hilar pensamientos

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Lo único que escuchaba era ruido blanco, su cerebro estaba plagado de aquel sonido tormentoso, siendo incapaz de hilar pensamientos.

Revolvió su cabello con frustración, Minho se sentía aprisionado, extraño, se sentía incómodo bajo su propia piel y era incapaz de comprender por qué, se supone que todo está fluyendo correctamente, su empresa estaba estable, sus inversores no representaban problemas y su familia se encontraba contentada con él.

Entonces, ¿qué era lo que estaba mal?

Sabía la respuesta, no se la digan.

Su lobo era una real molestia, con esa voz constante repitiendo un nombre, pidiendo por una persona que no estaba ahí, de la cual tampoco sabía si podría volver a estar con él. A estas alturas, Minho reza cada noche a la luna que sus cachorros estén bien, que Christopher esté bien y que pueda tener a sus cachorros, que al menos sea capaz de defenderlos a ellos.

Se sentía inútil, era un enigma incapaz de defender a su familia.

Dejó caer su cabeza sobre sus brazos, con su lobo gruñendo en su subconsciente, Minho compartía su sentir, pero la razón pesaba más fuerte en él —Ya basta, te he dicho que no podemos hacer nada

""—¡Claro que podemos! —" Gruño su lobo en respuesta "—Y lo haremos—"

El castaño alzó una ceja, mientras sentía como su lobo iniciaba una pelea interna, Minho estaba cansado de este llevar con su parte animal, siempre vivieron en armonía, pero el tema del delta instaló la total discordia entre ellos.

No le dio pelea a su lobo, nada más lo dejo ser, concentrándose en sus labores pendientes, con su trabajo siendo su escapatoria a la realidad en la cual estaba viviendo, sabía que no era sano, pero a este punto, ¿Qué realmente estaba siendo sano?

Justo en el momento que iba a llamar a Yeji para pedirle que transportará la papelería, fue capaz de sentirlo. Dejó caer su bolígrafo, cubriendo sus oídos con estrés, sentía un dolor agudo atacar su cabeza, siendo acompañado por un pitido que nublaba sus sentidos; su lobo alzó las orejas ante esto, aullando para el desconcierto del humano. Su lobo, aprovechando la distracción del humano, tomó control de las acciones del cuerpo, enviando el raciocinio de la parte humana al fondo de su subconsciente.

Sus ojos se tornaron de un tono dorado muy intenso, delatando así la presencia del enigma en la sala. Minho gruñó al darse cuenta, tratando de retomar el control, pero su lobo se lo impidió; el animal estaba muy concentrado tratando de buscar algún rastro de cierta persona, mientras ignoraba el dolor de cabeza que no se marchaba, la parte humana bufó, dejándolo ser, puesto que sabía su lobo no conseguiría hacer nada y tal vez de aquella forma lo dejaría en paz por fin.

Al olfato del mayor pronto llegó un aroma que lo hizo voltear —Delta —masculló, haciendo a Minho virar los ojos

"—Son las feromonas que dejo en mi chaqueta, pulgoso estúpido—" Le advirtió, siendo ignorando

Limbo || minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora