Capítulo XXI - Mariposas

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Observó a través de la puerta la luz que provenía del pasillo, pero no conseguía animarse para salir, aunque sabía que solo lo esperaban a él y a pesar de que no lo presionaban, no deseaba que pasará más tiempo; su lobo rasguñaba en su interior tr...

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Observó a través de la puerta la luz que provenía del pasillo, pero no conseguía animarse para salir, aunque sabía que solo lo esperaban a él y a pesar de que no lo presionaban, no deseaba que pasará más tiempo; su lobo rasguñaba en su interior tratando de darle ánimos, pero era cobarde y Christopher lo admitía. No quería salir y enfrentar a todas esas personas que forman parte de la vida de Minho, prefería quedarse en su burbuja donde su única función era ser madre de los cachorros, más tenía que hacerlo.

Minho cuando se marchó de la habitación no le presionó a salir, más le advirtió de que el paso del tiempo era crucial, porque vamos, no podía darse el lujo de tener a la policía esperando por su salida.

Dio un fuerte suspiro antes de salir, apretando entre sus dedos las mangas de su abrigo, hecho un último vistazo sobre su hombro para cerciorarse que el par de cachorros aún durmieran; dio un paso tras otro hasta que pronto se encontró a medio camino y un aroma a miel golpeó su nariz, haciéndole fruncir el ceño al reconocerlo, eran esas feromonas a miel que antes recibió en sus pequeños.

La mezcla de aromas extraños lo mareó un poco, los toques de sándalo y miel en el aire alteraron un poco a su omega, quien ya se estaba acostumbrando a solo oler a café. Asomó su cabeza fuera del pasillo, observando como sus visitas charlaban en la comodidad del sofá en compañía del enigma.

Puede que haya sido su aroma lo que le delató, o fue el ruido de sus pasos, porque en cuanto se dejó ver en la sala de estar, los extraños ya tenían su vista fija en él, con Minho colocándose de pie para avanzar rápidamente hasta él —Saliste —Murmuró Minho con una sonrisa, extendiéndole su mano al menor para qué la tomará.

Christopher lo observó con un momento antes de aceptar el agarre, sintiendo como Minho tiraba de él hasta atrapar su cintura en un agarré seguro, el delta lo observó con asombro, colocándolo en aquella posición que daba a entender que estaba presumiendo a su pareja, cosa que hizo sonrojar al menor.

El enigma se volteó, atrayendo al delta con él, sus amigos pronto pudieron notar aquella mueca engreída en su rostro, más no dijeron nada, permitiendo esa felicidad ser.

La pareja tomó asiento en el sofá libre, quedando en el medio de las visitas, Christopher podía sentir su corazón palpitar con rapidez a causa de los nervios que lo cubría, esperando el momento en el cual el enigma intercediera por él.

—Chris, te presentó a mi mejor amigo Hyunjin y a su alfa, Jeongin —dijo el enigma, apuntando con el mentón a los nombrados, los cuales sonrieron

—Es un gusto conocerte al fin, Christopher —concedió Hyunjin, notando como el chico lo estudiaba de pies a cabeza, olfateando disimuladamente sus feromonas

La mirada del delta delataba que no confiaba en él, y Hyunjin lo entendía, era un omega extraño invadiendo su territorio, así que no se sintió atacado ante la mirada filosa que el menor le dirigió. Lo primero en lo cual Christopher se fijó fue en aquellas feromonas maternales que el omega desprendía, delatando que se encontraba en gestación.

Limbo || minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora