Memorias En El Olvido

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El sol se ocultaba lentamente tras las colinas, bañando el pequeño pueblo de Konoha en una luz dorada. Mitsuki paseaba tranquilamente por las calles, disfrutando de la brisa vespertina, cuando de repente todo se tornó oscuro. Un golpe seco en la nuca fue lo último que sintió antes de perder el conocimiento.

Despertó en una habitación fría y lúgubre, con las manos atadas y una venda sobre sus ojos. El pánico lo invadió mientras escuchaba las voces de sus captores discutiendo a pocos metros de él.

—Es él, ¿verdad?—dijo una voz ronca — El novio de Boruto.
— Sí, es él—respondió otra voz— Si queremos que Boruto destruya Konoha, Mitsuki es nuestra mejor carta.

Mitsuki sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que Boruto poseía un poder inmenso, uno que podría aniquilar el pueblo entero si se descontrolaba. Los secuestradores planeaban usarlo como rehén para obligar a su sol, su amado Boruto a cumplir sus oscuros designios.

Pasaron días, tal vez semanas, en aquel encierro. Mitsuki, atado y vendado, trataba de mantener la esperanza viva. Recordaba los momentos felices junto a Boruto, las risas compartidas, los sueños susurrados al oído. Esos recuerdos eran su ancla en la desesperación.

Una noche, aprovechando la distracción de sus captores, Mitsuki logró deslizarse fuera de las cuerdas que lo ataban. Con los ojos aún vendados, avanzó a tientas por el oscuro recinto. Sus manos encontraron una puerta entreabierta. Escapó, tambaleándose por un laberinto de pasillos hasta llegar al exterior, dónde se quitó la venda que te cubría los ojos.

La libertad estaba a la vuelta de la esquina, pero justo antes de alcanzarla, un fuerte golpe en la cabeza lo derribó. Todo se volvió negro una vez más.

Despertó en un bosque desconocido, sin recordar quién era ni cómo había llegado allí. Vagó durante días, desorientado, hasta que unos aldeanos lo encontraron y lo llevaron a un pequeño hospital.

Boruto, desesperado por encontrar a su amado, recorrió cada rincón de Konoha buscando pistas. Finalmente, llegó al hospital donde Mitsuki estaba siendo atendido. Su corazón latía con fuerza al ver a Mitsuki, pero el dolor se reflejó en sus ojos cuando su novio no lo reconoció.

Mitsuki lo miró con curiosidad y confusión. Boruto, decidido a recuperar el amor de su vida, se sentó junto a él y comenzó a contarle su historia. Le habló de su primer encuentro, de las aventuras compartidas, de los sueños y promesas. Día tras día, Boruto se esforzó por reavivar la chispa de sus memorias.

Aunque Mitsuki no recordaba, sentía una extraña familiaridad y calidez en la presencia de Boruto. Sus corazones, unidos por un lazo invisible, comenzaron a reconectarse lentamente.

Mientras tanto, los secuestradores, al ver su plan frustrado, intentaron nuevamente capturar a Mitsuki. Pero ésta vez, Boruto estaba preparado. Con su poder y determinación, los enfrentó y los derrotó, protegiendo a Mitsuki de cualquier daño.

Con el tiempo, los recuerdos de Mitsuki empezaron a resurgir, fragmento a fragmento. Un día, mientras paseaban por el mismo camino donde todo había comenzado, Mitsuki tomó la mano de Boruto y, con una sonrisa tímida, susurró:

—Te recuerdo.

Boruto, con lágrimas de alegría en los ojos, abrazó a Mitsuki con fuerza. Sabía que, aunque el camino había sido difícil, su amor era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.

Juntos, reconstruyeron sus memorias y miraron hacia el futuro, sabiendo que siempre se tendrían el uno al otro.

Boruto y Mitsuki, fortalecidos por su amor y los recuerdos recuperados, continuaron su vida en Konoha, sin sospechar que aún había amenazas acechando en las sombras. Los sobrevivientes de los secuestradores, sedientos de venganza, planeaban su próximo ataque, decididos a terminar lo que habían comenzado.

Una noche, mientras Boruto y Mitsuki caminaban bajo la luz de la luna, fueron emboscados. Boruto, siempre alerta, reaccionó rápido, pero la emboscada había sido meticulosamente planeada. En un enfrentamiento feroz, Boruto fue golpeado por un enemigo oculto, quedando inconsciente al instante.

Mitsuki gritó desesperado al ver a su amado caer. Intentó luchar, pero fue rápidamente superado y capturado. Los atacantes, con una maliciosa sonrisa, encerraron a Boruto en un ataúd transparente, sellándolo herméticamente. "Morirá asfixiado antes de que despierte", dijeron, llevándose a Mitsuki como rehén una vez más.

Desesperado y con el corazón lleno de miedo y rabia, Mitsuki sabía que debía salvar a Boruto. Aprovechando un momento de descuido de sus captores, recordó las técnicas de combate que Boruto le había enseñado. Con una destreza y valentía inesperadas, logró liberarse de sus ataduras y enfrentarse a los secuestradores.

—¡No permitiré que le hagan daño!—gritó Mitsuki, enfrentando a sus enemigos con una determinación feroz.

La batalla fue intensa. Mitsuki, motivado por el amor y la necesidad de salvar a Boruto, se movía con agilidad y precisión. Aunque no tenía el poder destructivo de Boruto, su inteligencia y rapidez le dieron la ventaja. Uno a uno, fue derrotando a los secuestradores, hasta que solo quedó el líder.

—Nunca pensé que fueras tan fuerte, Mitsuki—dijo el líder, sacando una daga—. Pero esto termina aquí.

Mitsuki, exhausto pero invencible, esquivó el ataque y desarmó al líder, dejándolo inconsciente con un golpe certero. Sin perder un segundo, corrió hacia el ataúd donde Boruto luchaba por respirar.

Con manos temblorosas pero decididas, Mitsuki rompió el sello del ataúd, liberando a Boruto quien, débil y desorientado, respiró profundamente, llenando sus pulmones de aire fresco.

—Mitsuki…—murmuró, apenas consciente.

Mitsuki lo abrazó con fuerza, las lágrimas cayendo por sus mejillas.

—Estoy aquí, Boruto. Te tengo.

Con la ayuda de los aldeanos, llevaron a Boruto al hospital. Mitsuki nunca se alejó de su lado, velando por él día y noche. Los médicos dijeron que Boruto necesitaba tiempo para recuperarse, y Mitsuki estaba dispuesto a esperar todo el tiempo que fuera necesario.

Días después, Boruto abrió los ojos. Al ver a Mitsuki, una sonrisa cansada pero llena de amor se dibujó en su rostro.

—Sabía que vendrías por mí—dijo débilmente.

—Siempre, Boruto. Siempre.

Con el peligro finalmente detrás de ellos, Boruto y Mitsuki sabían que su amor era más fuerte que cualquier adversidad.

Juntos, se prometieron protegerse y amarse, sin importar lo que el destino les deparase. En el corazón de Konoha, su amor resurgía más fuerte que nunca, un faro de esperanza y fortaleza para todos los que los rodeaban.

Boruto jamás se alejaría de su amado Mitsuki y este solo viviría para su amado sol. Ambos protegerían a Konoha de cualquier adversidad. Contaban con el mayor poder, el amor.

FIN

Mitsuki x Boruto~ MitsuBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora