En Tus Brazos I

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La luz del día se filtraba por los ventanales iluminando parte de la habitación. Ropas de hombre y de mujer estaban exparcidas por doquier. La cama permanecía entre penumbras envuelta por claroscuros.

Boruto despertó con los rayos del nuevo día y fue recordando lo sucedido la noche anterior. Había llegado de aquella fiesta con una chica cuyo nombre no recordaba por lo borracho que estaba.

Directamente fueron a la habitación donde se quitaron toda la ropa para hacerlo una y mil veces. Las risas de ella lo animaban a darle mas y más. Recordaba haber acariciado aquel esbelto cuerpo con gran placer, tomándose su tiempo para que ella fuese encendiendose mas y más.

Llegó un momento en que ella le suplicaba embestirla, hecho que a él le gustaba al punto de hacerlo sentir el mejor de los amantes. Como normalmente sucedía. Nadie salía de su cama sin haber sentido ese placer tan intenso y deseando poder volver a experimentarlo.

Recordaba besarla mientras acariciaba sus pechos, ella rodeaba su cintura con esas delicadas piernas. Cuando se cansó de jugar a hacerse el dificil la penetró salvajemente y empezó a embestirla lentamente al principio, pero con mayor intensidad a medida que los segundos transcurrían para acabar moviendo la cama misma.

Cuando las fuerzas se le extingueron se derramó en su interior. El cansancio lo invadió y sucumbió a él. Recordaba que cada tanto se desperperaba, durante la noche, para seguir dandole con las embestidas y volver a dormirse.

Así estuvo hasta que finalmente salió de su interior, llegando el amanecer. Volteó para ver a la desconocida que yacía a su lado placidamente dormida.

No necesitaba saber su nombre ni nada, ya que desaparecería de su vida para siempre. Así debía ser siempre. Nada serio, solo placer sexual.

Ella fue despertando y una sonrisa se le dibujó en el rostro al verlo desnudo. Lo acarició con sensualidad, pero él con frialdad la detuvo y le pidió que se duchase y se fuera.

Luego abandonó la cama y se perdió en el placard inmenso de su gran habitación, dejando a la joven totalmente asorada.

Odiaba cuando se ponian pesadas luego de tener sexo durante la noche. Todas eran iguales. Por eso ninguna lograba avanzar más allá con él ni lo conseguirían nunca. Él sabía perfectamente que el amor era tan solo una hermosa ilusión. Algo irreal creado en un mundo de fantasía.

Tras salir de la habitacion secreta que tenía en su placard supo que ella estaba en la ducha aún. Abrió una de las ventanas y encendió un cigarrillo mientras se posaba en el marco. Estaba completamente desnudo absorviendo la brisa del amanecer purificador.

Necesitaba quitarse la sensación de la noche de su cuerpo, y nada mejor que recibir el rocío y la brisa del amanecer diurno. Exsaló el humo de sus pulmones al tiempo que ella salía del baño y en silencio empezaba a vestirse.

No estaba nada contenta, pero a él no le importaba. Solo fue una desconocida que le brindó placer por una noche.

— ¿Me darás tu número de celular al menos? — le preguntó ella con voz ronca.
— Nunca hago esas cosas con mis conquistas.

Ella lo miró en silencio unos momentos. Era muy arrogante pero en extremo hermoso. Blanca piel de porcelana, rubia cabellera cuyos cedosos cabellos le llegaban a sus hombros, ojos color del cielo en un día de verano. Dura mirada de hielo.

No podía quejarse, ya que sabía de antemano como era él. Lo habia investigado a fondo, y aún así quiso tener su oportunidad por eso le pidio a su amigo que se lo presentara.

Por lo visto no tenía lo que él necesitaba, pero lo tuvo dentro suyo. Con ese pensamiento le sonrió y tomando su bolso se dirigió a la puerta.

— El mayordomo te conducirá a la puerta de calle — dijo Boruto sin siquiera mirarla.
—Adios Boruto.

Él no respondió y ella abrió la puerta y se marchó. Al quedar solo respiró profundo, como si le quitasen un peso de encima. Volvía a respirar paz.

Acabó el cigarrillo, tiró la colilla y se adentró al baño a ducharse. Bajo la tibia ducha respiraba entrecortado, debido a que su mente iba adentrandose en sus obligaciones diarias. Su padre llamaría pronto y él tendría que acatar sus autoritarias órdenes como siempre.

Momentos después estaba frente al espejo contemplandose. Tenía puestos pantalón negro, camisa blanca, corbata roja, pulover rojo cuello V.

Al salir de su habitación se dió con la sorpresa de ver a su padre en persona quien lo aguardaba.

— Necesitamos hablar Boruto. Ven.
Sin poder evitarlo el joven siguió a su padre a su despacho. Allí recibió el tan acostumbrado sermón de quien solo sabía ver sus errores unicamente.

—¿Acabaste padre? — Boruto estaba harto de eso.
— ¡Tienes 16 años! — rugió  Naruto — ¡¿Hasta cuando seguirás con esa maldita actitud?! Nada te interesa, nada te atrae. Piensa en esto, al acabar la secundaria irás a la universidad que mi familia fue. Donde me gradue con honores.

—Lo sé, me lo repites todo el tiempo.
— Debes sentar cabeza y ser más responsable.

Sin decir nada Boruto abandonó el despacho dejando a su padre muy preocupado. Era su único hijo y ya no sabía qué más hacer con él para cambiarle esa actitud tan mediocre.

Boruto subió a la limousina y se fue rumbo al colegio. Allí se apoyó en el asiento y suspiró agobiado. Cerro los ojos intentando poner la mente en blanco total. No quería pensar en nada, no podia permitir que su padre le viva así la vida.

— Es mi vida — susurró — Y yo decido cómo vivirla. Ni mi padre ni nadie más puede meterse. Son mis decisiones.

La limousina se detuvo, señal de que había llegado a la Academia. Respiró hondo y tras colocarse la máscara de la frialdad abrió la puerta para adentrarse al interior de aquel imponente edificio.

 Respiró hondo y tras colocarse la máscara de la frialdad abrió la puerta para adentrarse al interior de aquel imponente edificio

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Mitsuki x Boruto~ MitsuBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora