♪~Un piano color marrón.

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En el mundo de todo ser humano, o mejor dicho, de todo ser viviente, existe un propósito que les permite justificar el motivo tras sus vidas. La razón por la cual todos los días deberían de despertar y levantarse, alimentarse y sobrevivir, sonreír y estar dispuestos a buscar ese gozo involuntario que debería de surgir por su propia cuenta y sin restricción alguna.

Pero.

Para YoonGi el caso había salido distinto. Para YoonGi, ese gozo era un misterio. Una filosofía que no tenía sentido sin importar que tan desarrollada y madura fuera su lógica.

Cada mañana salía a la terraza de su dormitorio como resultado de darse por vencido intentando descansar cuando su persistente memoria y sus grávidos pensamientos no se lo permitían. Mientras el humo grisáceo escapaba por sus labios resecos con cada suspiro que daba y se mezclaba con la brisa que acariciaba su rostro sonrojado debido al clima helado, YoonGi observaba desde lo alto a las otras personas de su edad iniciar un nuevo día, y él solo anhelaba que el suyo llegara a su fin.

Todos los días eran así, y él no se esforzaba en hacer algo al respecto porque no encontraba su propósito, y tampoco buscaba su propósito porque no encontraba las ganas. Ese ciclo parecía ser eterno y a YoonGi ya le agotaba.

Escuchó a su espalda el sonido liso de la puerta de cristal siendo abierta. No tuvo que girarse para saber quién era.

—La directora recién llamó a la habitación diciendo que vayas a desayunar con ella —avisó NamJoon.

YoonGi mantuvo su silencio, aspirando nuevamente el cigarrillo que apresaba entre su índice y pulgar.

—Dijo que tus abuelos estarían allí... —agregó, acercándose hasta llegar al lado del pálido y alcanzando el cigarro para quitárselo y apagarlo contra el grueso pasamanos de cemento despintado—. Y sabes que no les agradará hablarte con tu aliento apestando a tabaco.

Mentalmente, YoonGi aceptó que NamJoon tenía razón, por ello siendo que no debatió en contra.

—¿Cómo amaneciste hoy? —preguntó el más alto, su vista en las nubes que opacaban el cielo de la mañana.

Le preguntaba aquello todos los días, y su respuesta siempre era la misma.

—Sin ganas —contestó, cerrando sus ojos, pretendiendo eliminar el ardor causado por la falta de descanso.

—No pudiste dormir, ¿cierto?

—No importa.

—Claro que importa, Yoon. No es saludable.

Lo volteó a ver, percibiendo los ojos preocupados de NamJoon.

—El sábado tengo una presentación.

El alto suspiró, entendiendo lo que había tras ese aviso, y de ninguna manera tenía que ver con algo positivo. En realidad tenía que ver con estrés, ansiedad y mucha, mucha presión sobre YoonGi de parte de su mamá.

—¿Estuviste ensayando?

YoonGi asintió, cansado.

—Desde que me fui porque vino aquel niño sonriente, hasta las dos de la mañana.

Hasta las dos de la mañana estuvo dentro del salón de música practicando Flight of a Bumblebee. Estuvo estacionado en ese banco, sin poder irse bajo el mando de su madre, quien le exigía que tocara aquella pieza a un ritmo más acelerado de lo que es correcto.

—Hablas de HoSeok, a quien le aventaste la puerta en la cara.

—Mh... —murmuró en afirmación—. Habla mucho.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora