♪~Flight of a Bumblebee

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Cuando YoonGi despertó gracias a los rayos molestos del sol, sintió sus ojos arder y su nariz parecía estar tapada. Las lágrimas que marcaron su rostro toda la noche anterior ahora estaban secas y su cuerpo se sentía incómodo debido a que aún usaba el uniforme escolar. Al sentarse sobre el sofá, además de dolor de cabeza, sintió miedo. Sintió pánico. Y cuando encendió su celular y las veintidós llamadas perdidas de su madre se proyectaron en la pantalla, ese pánico se multiplicó por dos.

Ahora era el momento en que el arrepentimiento le llegaba a dar en la cara.

Los días de presentaciones para YoonGi siempre terminaban siendo los más pesados. Normalmente su madre no le dejaba abandonar el piano hasta que ella se sintiera satisfecha con la fluidez de la pieza, o hasta que ya solo quedaban máximo dos horas antes del evento. Él sabía que cuando la fuera a ver nada bueno ocurriría, pero tendría que enfrentarla tarde o temprano, así que se dirigió a los dormitorios para alistarse. Al entrar al suyo se encontró con NamJoon, quien estaba concentrado regando una de sus pequeñas plantas.

NamJoon escuchó la puerta abrirse detrás suyo y de inmediato se alteró ante la llegada de su compañero, pues había quedado toda la noche esperándolo inquieto.

—YoonGi, adónde estabas —intrigó, bajando el vasito de agua y dejándolo en su escritorio.

—Ensayando con mi mamá para la presentación de hoy —mintió, dándole la espalda al otro mientras hurgaba entre sus gavetas por ropa limpia.

NamJoon no se la creyó.

—¿Ah sí? Porque ayer la directora llamó a la habitación preguntando por tí y tampoco apareciste en la madrugada.

El azabache cerró el cajón de un brusco golpe y volteó a ver al más alto.

—Solo quería estar solo, ¿de acuerdo?

—Pero podrías avisarme.

—No entiendo porqué debería si en nada te afecta a ti que yo quiera estar solo.

—Eso piensas tú —suspiró el más alto—. Pero me preocupo por ti. Siempre lo he hecho.

Nunca tomaba mucho para que NamJoon se preocupara por YoonGi. Con esa presión que miraba al pianista recibir a diario, al igual que lo tarde en la madrugada que llegaba al dormitorio para supuestamente descansar, era suficiente para que su cabeza se llenara de todo el posible daño que la salud mental de YoonGi ha recibido desde hace mucho tiempo. Todos esos sentimientos reprimidos que se negaba a compartir con alguien. Que se negaba a desahogar.

—Sé que estás mal —dijo NamJoon, con un poco de temor a cómo el azabache reaccionaría, pero terminó sin importarle, porque el bien de su mejor amigo (aunque ni siquiera estaba seguro si debería seguir considerarlo por ese término), era su prioridad—. ¿Crees que yo no te he escuchado llorar en la noche cuando regresas de ensayar?

YoonGi apretó la mandíbula y tragó rasposo.

—No te estoy pidiendo que me digas qué te pasa, porque esa es una decisión que tú debes de tomar cuando te sientas listo... pero es posible que nunca te sientas listo, y guardándote todo solo vas a conseguir sufrir más.

El pálido miró directamente a los ojos suaves de NamJoon, fijándose en esa veraz preocupación que le dedicaba.

—Aunque no sea conmigo... solo habla con alguien —musitó, volviéndose a girar para devolverle su atención a las plantas—. Con alguien en quien confíes, porque claramente ese ya no soy yo.

YoonGi no dijo nada más. Tomó sus cosas y se largó de la habitación, dando pasos apresurados para llegar al baño lo más rápido posible mientras sentía su garganta clausurarse de nuevo. En la ducha, con sus lágrimas confundiéndose entre aquellos tibios chorros de agua que limpiaban delicadamente su rostro, siguió arrepintiéndose de todo.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora