♪~ "¡Salud!"

4 2 0
                                    

HoSeok había alcanzado ese momento de la noche en el que JungKook quedaba despierto con las páginas de su libro siendo alumbradas por aquella lamparita nocturna de Iron Man, mientras él intentaba quedarse dormido con la compañía de sus pacíficos pensamientos. Esos que constan de melodías, sonrisas y más melodías.

De vez en cuando, sin embargo, en ciertas noches aleatorias, su estómago vacío insiste en interponerse con su paz, y al sentir y escuchar el primer rugido, todo su sueño se da por perdido. Normalmente se aguanta la hambruna y solamente trata de dormirse para que la siguiente mañana llegue y así pueda ir a desayunar las sobras de la semana que sirven en el comedor los sábados y domingos, pero en ese momento su estómago estaba más desesperado de lo usual.

—Voy a la cocina —le avisó a su hermano, parándose y yendo tras la bata de rayas multicolores que colgaba sobre el respaldar de una silla, siguiendo a ponérsela encima para cubrir su playera desmangada—. ¿Quieres venir?

JungKook tenía el ceño fruncido a causa del suspenso que se estaba desenvolviendo dentro de su mundo ficticio.

—Hm.

—Voy a tomar eso como un no —le dijo HoSeok al aire.

Se puso sus calcetines y deslizó sus pies dentro de sus pantuflas con colitas peludas a los talones, así caminando al exterior del dormitorio. Los corredores a tal hora se encontraban desiertos y silenciosos, a pesar de los distanciados revoltijos que provenían de una que otra puerta a los costados. Con un cuidado adicional, se aventuró por el edificio, bajando las escaleras en puntillas y relajándose una vez que ya estaba afuera sin que alguno de los maestros supervisores que vivían dentro del respectivo edificio lo hubiesen visto. Revisó sus alrededores precautoriamente antes de apresurar sus pasos en dirección a la parte trasera del edificio del comedor.

Arribó a la puerta metálica que daba paso a la cocina principal de toda la academia, sacando la llave del holgado bolsillo que su bata portaba para introducirla al pomo. Antes de abrir la puerta oficialmente, giró su cuello, pretendiendo verificar a la ligera por encima de su hombro que nadie lo miraba. De costumbre hacía eso, pero nunca antes alguien había llegado a verdadeamente estar detrás suyo. Eso fue hasta ese día, que se topó con la cara de YoonGi directamente frente a la suya, sacándole un brinco instintivo que resultó de su caída y el viaje aéreo de una pantufla.

—Santa mierda —jadeó desde el suelo, con su mano subiendo y bajando sobre su propio pecho.

—Qué haces aquí —preguntó el pálido, sin recibir una respuesta al instante porque HoSeok estaba demasiado ocupado tambaleándose de pie y yendo tras su ardilla.

—No me aparezcas así que me asusto fácil —reclamó HoSeok, imitando la cara de un pequeño niño molesto.

—No respondiste mi pregunta.

El alto suspiró pesadamente—. Tenía hambre entonces vine por comida.

HoSeok observó la expresión de YoonGi reflejar la intriga de cómo podía tener acceso a la cocina a esa hora, o siquiera cómo podía tener acceso a esa área exclusiva solamente para el personal. Sin embargo, lo que observó con más interés fue el estado del rostro de YoonGi en sí. Sus ojos se miraban algo hinchados, como si hubiesen sido fregados repetidamente, y una de sus mejillas estaba tintada en un rosa desvaído, como si su palidez natural hubiese sido agredida en contra de su voluntad.

—Oye, ¿todo bien? —quiso saber, preocupándose inconscientemente por el pianista.

YoonGi parpadeó varias veces, con mínima ansiedad al recordar en el estado que se encontraba, y que había estado llorando y que probablemente se notaba.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora