♪ ~ Honesto.

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—Ma... ¿no es hora de dormir? —preguntó el pequeño niño de pijamas celeste, rascándose el ojo con su puño mientras se dejaba jalar por su madre.

—Por ahora no —le contestó la mayor.

—Pero papá me dijo que si no me iba a dormir, mañana no me dejaría acompañarlo al trabajo —alargó con un cansancio entristecido, pero seguro de lo que decía.

La mayor permaneció con la vista al frente, recorriendo los pasillos de la academia.

—Tu papá no tiene que saber que estás despierto —dijo en seco mientras revisaba a sus alrededores para evitar que fuesen descubiertos

—Pero eso.. —se concentró en sus pantuflas con aire pensativo—. Eso no sería honesto.

Honesto.

Su papá le había dicho que los niños buenos eran honestos y nunca mentían.  Siempre decían la verdad sin importar la circunstancia.

—Shhh, YoonGi —lo calló—. Deja de hablar que nos van a escuchar.

El pequeño le obedeció, manteniéndose en silencio hasta que entraron al amplio salón en donde su papá trabajaba. No recordaba el nombre de su trabajo, pero a él sólo le interesaba ver lo gracioso que su papá lucía moviendo un palito a lo loco frente a todos los niños grandes que tocaban música bonita.

Pero esta vez su papá no estaba, y la música tampoco. Solo estaba su mamá, quien ahora lo había levantado por debajo de los hombros para sentarlo frente al piano.

A YoonGi le gustaba mucho el piano. Era su instrumento favorito. Le encantaba sentarse junto a su papá después de cenar, ya cuando el sol se estaba yendo a dormir, y escuchar la música que el mayor tocaba, enseñándole las notas y cómo leerlas y tocarlas.

Su mamá colocó unos papeles con esas notas impresas en sí, pero eran tantas que YoonGi apenas podía ver el espacio que las separaban.

—Tu papá te enseñó estas notas, ¿no? —le preguntó, viéndolo con seriedad.

Empequeñeciendo los ojos al analizar el papel, no tardó en reconocer cada una de las notas que llenaban las escalerillas que su papá le había dicho que se llamaban pentagramas.

—Sí —le respondió.

—¿Y puedes tocarlas en el piano?

El pequeño no pidió permiso para intentarlo. Solamente se inclinó y comenzó a relacionar las notas que veía en el papel con cada tecla. Lo fue haciendo lento, haciendo las notas resonar una por una, pero eran tantas que pensó que se tardaría miles de años en terminar de tocar todo el papel.

YoonGi tenía sueño y mucha, mucha pereza. Se detuvo y giró para ver a su mamá.

—Ma, ¿ya me puedo ir a dormir por favor? —pidió, pues él solo quería seguir soñando que tenía un montón de amigos con quienes jugar.

—No, YoonGi. Te voy a enseñar más cosas sobre el piano —dijo por hecho—. Pero no le puedes decir a tu papá.

Ladeó inocentemente su cabeza—. ¿Por qué no? A papá le gusta que yo toque el piano.

—Solo no le puedes decir.

YoonGi metió sus manos entre sus pequeños muslos, sintiéndose incómodo al pensar que tendría que mentirle a su papá, a quien quería mucho.

—Y si te pregunta si quieres presentar, debes decir que sí.

—¿Presentar? ¿Presentar qué?

—De ahora en adelante vamos a practicar todas las noches para que puedas presentarte frente a muchas personas, hijo —le informó.

Al pequeño no le fascinó esa idea. Comenzó a imaginarse cómo sería que muchas personas lo vieran tocando el piano y lo único que consiguió fue que su estómago se revolcara, haciéndole sentir temor por algo que todavía permanecía como una simple idea.

—Pero... yo no quiero presentar —musitó suavecito.

—Lo siento, hijo, pero lo vas a tener que hacer.

—Pero yo no quiero —lloriqueó bajito, su vocecita casi temblando.

Y entonces la mayor le dedicó una mirada que provocó que su piel se le erizara.

—Pero lo vas a hacer porque soy tu madre y a mí no me niegas las cosas —entonó con firmeza, su voz áspera evidenciando su enfado.

Su madre, antes de dejarlo decir una palabra más, se sentó junto a él y le empezó a explicar lo que eran las signaturas de tiempo, al igual que la duración de cada figura musical y los distintos tipos de claves que existían.

A pesar del inmenso e inevitable sueño que tenía, YoonGi le prestó atención, sin saber que esa sería la primera de muchas noches en las que esos sueños de tener amigos con quienes jugar, quedarían  esperándolo para siempre.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora