Young & Beautiful | yoonseok |

♪~ "Creo que su mejor amigo era un pony."

Ya había pasado casi una semana desde que YoonGi se equivocó en aquella presentación culpable de los regaños más recientes de su vida. Desde entonces había descubierto que ese error había sido de gran beneficio para él, ya que al final, tal y como su madre había dicho con anticipación, sí recibió la mayor cantidad de críticas desde que su carrera como pianista arrancó, y ella no dudó en dejárselo saber, tirándole en la cara los periódicos que contenían artículos sobre su falla.

Ahora, ¿por qué eso le beneficiaría? Fácil. No estaba siendo invitado a eventos para presentar, por ende, tenía más tiempo para dormir en las noches que su mente se lo permitía. Generalmente tenía más tiempo libre, el cual estaba aprovechando para enfocarse apropiadamente en ayudar a HoSeok con la elección de la música de orquesta, algo de lo que YoonGi no tenía mucho conocimiento al tratarse de la cinematografía, pero estaba dispuesto a aprender sobre ello además de ser apoyo.

Así que allí estaba, esperando en la cima del largo hilo de escalones situados a un lado del campus que une el área de clases con los edificios de los dormitorios y la biblioteca. Con las manos dentro de sus bolsillos y su vista fija en una pequeña plantita que sobresalía entre las rajaduras de la acera, YoonGi estaba por irse al café a comprar un capuchino después de haber concluido que HoSeok no llegaría, porque ya habían pasado veinte minutos y aún no aparecía.

Y le daba pena admitirle a sus propias neuronas que estaba decepcionado.

—¡Llegué! —vociferó HoSeok, con el maletín que cruzaba su pecho meciéndose de un lado a otro a causa de la agitación al correr.

—Ey.. —murmuró YoonGi, acercándose paulatinamente—. Pensé que me habías dejado plantado.

—Lo siento, lo siento. —inhaló el aire que le faltaba—. Estuve terminando de copiar unas fórmulas de física.

—¿Por veinte minutos?

—Pues... pues sí —Encogió los hombros—. Soy algo lento escribiendo, perdón.

—De haber sabido que te ibas a tardar tanto, bien hubiera pasado comprando un café.

—Podemos pasar ahorita si quieres.. —sugirió HoSeok.

Teniendo en mente que había fallado en dormir bien y lo cansado que se sentía, decidió que tomarse un café sería la mejor opción para soportar hasta la noche.

—Bien, vamos —accedió.

HoSeok se apresuró en llegar a su lado, los dos comenzando a bajar las escaleras que se unían a la acera que los guiaba al restaurante.

—¿Te gusta el café? —preguntó el azabache mientras caminaban.

—Ah... me encanta —HoSeok suspiró con anhelo al pensar en aquella bebida—. De cualquier tipo me gusta, pero mi favorito es un americano helado.

—¿Americano? —ladeó, frunciendo el labio— ¿Esa cosa tan amarga?

—Bueno, a veces le agrego una bolsita de azúcar...

—¿Solo una?

—Pues sí, solo eso necesito.

El pálido arrugó la cara.

—No me esperaba eso de ti.

—¿A qué te refieres? —intrigó confundido.

—Pensé que dirías que prefieres un capuchino con cinco cremas diferentes y diez bolsitas de azúcar...

HoSeok entendió que lo estaba molestando.

—Ah, y una carita feliz dibujada en la espuma, claro.

—No seas tonto... —ladeó risueño, volteando los ojos.