♪~Experiencia propia.

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Min Seong Gi estaba tocando el piano frente a la ventana, dejándose guiar por su ingenio musical que era responsable de todo su éxito y reconocimiento a través de la ciudad. El atril del instrumento contenía partituras en blanco, las cuales esperaban a que el hombre levantara su lápiz y rellenara sus líneas y espacios con figuras musicales que componían piezas que en unos meses serían conocidas por todos y todas.

Se incorporó para anotar las figuras que le habían sonado bien, luego usando el índice para acomodarse los lentes sobre su tabique. Después de tronarse los dedos para seguir experimentando, fue interrumpido por el sonido de pasitos cortos y rápidos que parecían venir hacia él. Volteó para revisar qué podría ser, y terminó sin sorprenderse al encontrar a un pequeño niño de piel pálida, a quien conocía como su personita más adorada.

El pequeño arribó a su lado, quedando parado sin lograr alcanzar la vertical caja resonante del piano.

—¿Se puede saber qué te ha traído por aquí? —preguntó, aunque ya sabía la probable razón.

—Escuché tu música, pa.

Seong Gi rió suave, sintiendo un poco de orgullo de cierto modo al escuchar que su hijo era igual de apasionado por la música que él mismo.

—¿Te quieres quedar, mi niño? —preguntó el mayor, dejándose ceder ante la ternura de su pequeño.

—Sí, por favor. —respondió casi de inmediato.

Con eso, el mayor levantó a YoonGi, sentándolo sobre su regazo para que pudiese alcanzar las teclas.

Min siguió con su trabajo, experimentando con la música por aquí y por allá, descubriendo qué melodías podrían sonar mejor con ciertos instrumentos de cuerda o de viento.

—¿Te gusta? —le preguntó al pequeño, torciendo la cabeza con la intención de ver su expresión.

—Sí, mucho —asintió con frenesí—. Pero... quiero escuchar la que estabas tocando ayer.

El mayor ladeó una ceja inseguro a causa de la falta de detalles.

—¿De cual hablas, pequeñín?

Sería normal que YoonGi hubiese comenzado a tararear esa pieza referida. Era lo que normalmente hacía y lo único que el mayor ocupaba para descifrar cuál era esa pieza musical, pero esta vez terminó por ser distinto. Inesperado sería una mejor palabra para describirlo, porque no consideró que YoonGi tomaría como opción contestarle su pregunta inclinándose un poco hacia el frente, estirando sus bracitos para lograr alcanzar las teclas que formaban aquel acorde que daban con la melodía de esa pieza que tanto le había encantado el día anterior. Las presionó sin pensar en algún intervalo de tiempo y el sonido que se produjo, de acuerdo a los oídos de YoonGi, sonó correcto.

Y lo estaba.

—Esa —informó en concreto, ya cuando había separado sus dedos del instrumento y la música había sido percibida por su papá.

Seong Gi reconoció la pieza sin que se le fuese complicado, porque francamente su hijo había tocado esa introducción de manera que se lograba identificar claramente. Pero además, el dotado compositor la hubiera reconocido de cualquier modo musical que fuese presentada. Era su favorita. Era especial para él, y aparentemente ahora para YoonGi también.

—YoonGi... —lo llamó—. ¿Cómo sabías eso?

—Pues obvio que escuchándote, papá —alargó.

El mayor sonrió.

—A ver. ¿Me quieres mostrar otra vez?

YoonGi volvió a ir tras el teclado, sin pensarlo dos veces, probando esta vez agregar con su mano izquierda un acorde que acompañara a las notas que con su derecha hacía resonar.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora