♪~ El Vals de las Flores

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Su voz estridente parecía entremezclarse en el aire con las melodías de las cuerdas. El menor se preguntó cómo no le ardía la garganta.

—No, así no. De nuevo.

Y YoonGi lo hacía de nuevo.

Pero se equivocaba.

Sus brazos ardían, su piel se irritaba.

—¡Concéntrate! —Él se estremecía en su lugar—. El tiempo, YoonGi. El tiempo.

Eran muchas piezas. Unas sobre hadas mientras otras sobre soldados y ratones. YoonGi no entendía el propósito, pues nunca había escuchado sobre aquella historia. Le había preguntado a su mamá, pero ella le respondió que no era fundamental para tocar el piano, dejándole con intriga. Entonces decidió ir donde su papá, alguien a quien evitaba con gran constancia porque mentirle a él en la cara seguía sin sentirse correcto.

Podía escucharlo. El piano emitiendo bella música. YoonGi no entendía porqué las melodías de su papá sonaban mágicas y las suyas sonaban como si estuviera arañando una pizarra directamente junto a su oído. No tenía sentido.

Dio suaves pasos para no ser escuchado, cruzando el largo pasillo de cuadros pintados y girando la esquina que daba al siguiente pasillo que poseía varias habitaciones. Al fondo había una puerta en particular que YoonGi acostumbraba a evitar. Fue hacia ella, descubriéndola semi abierta, y aprovechó a ver a través de su fisura. Su papá estaba sentado ante su piano, viendo al frente mientras tocaba, pero no hacia las partituras que creaba, sino hacia la ventana. El mayor parecía estar en otro mundo. En uno muy hermoso al cual él mismo se había transportado utilizando su música como guía. YoonGi casi se va, queriendo prevenir interponerse con el sosiego del otro, pero al retroceder en su camino su mano hizo contacto con la puerta y esta soltó un chirrido.

La música paró y Seong Gi se giró.

Primeramente pensó que era SeokJin, porque quién más podría ser. EunHee nunca mostró interés en su trabajo, sus suegros vivían dentro de un horario apretado y su hijo... él se había distanciado con el pasar de los últimos años. No obstante, allí estaba el cabello oscuro y los ojos iguales a los suyos asomados por la puerta.

—¿YoonGi?

El pálido se inclinó más, revelando ahora su nariz y boca.

—P-Perdon. No te quise interrumpir.

—No lo hiciste, pequeño. Ven, pasa.

Pequeño.

Seong Gi seguía llamándole así a pesar de que estaba creciendo con celeridad, a punto de cumplir doce años. Pero es que seguía siendo su pequeño, y siempre lo sería sin importar que tan alejado se encontrara.

—¿Necesitas algo?

El menor miraba hacia abajo, nervioso.

—Um, yo... te quería preguntar si acaso... sabes algo sobre El Cascanueces.

—Claro que sí. Ven, acompáñame y te cuento sobre ello.

YoonGi hizo lo pedido, manteniendo inconscientemente su sigilo al caminar. Se sentó sobre lo que quedaba del largo banco y esperó a que su papá hablara.

—El Cascanueces es un relato basado en un cuento que fue escrito en el año 1892 por E.T.A Hoffman, que luego fue adaptado a un ballet.

—¿Por Tchaikovsky?

—Precisamente.

—Y... ¿de qué trata?

Por consiguiente, el mayor se dejó llevar por el conocimiento que tenía sobre aquella historia, incluyendo los detalles sobre los personajes de ambos actos que la formaban y los escenarios con sus componentes de fantasía que hacían a la obra única y especial para multitudes todos los años de navidad.

Young & Beautiful | yoonseok |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora