Capítulo 11: Once

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Kimi Räikkönen regresaba de vuelta al motorhome de Ferrari por sus cosas, también ya era hora de irse.

-Segio no se fue porque el quiso-. Pensó. -Tal vez aun podamos ser amigos-.

La palabra "amigos" en su mente le provocó escalofríos, ¿en verdad querría engañarse con una amistad?
Räikkönen no sacaba a Checo de su cabeza, e incluso, su mente no perdía el tiempo y comenzaba a imaginarse cosas un poco subidas de tono, desde querer verlo desnudo, hasta hacerlo un desastre en la cama.

Sintió cómo su miembro comenzó a despertarse al pensar eso, diablos eso no quería, no quería una simple amistad.
Seguro de que no tenía ninguna intención de lastimarlo, ya no, ahora quería protegerlo, cuidarlo, mimarlo...

...y cogerlo.

Pero, si Sergio se fué, ¿por qué no le avisó?
Bueno, no es como que estuvieran en contacto por algún medio, o al menos debió haberle dicho algo a Vettel.
Tratando de no preocuparse demasiado, a q Sebastian tampoco le había dicho.

Todo estaría bien, Checo quizás sí lo perdonó.

.

.

Unos toquidos en la puerta lo interrumpieron cuando guardaba sus cosas. —lo encontraste?—. Era Sebastian, recargado en el marco de la puerta.

Räikkönen suspiró. —En realidad no—. Contestó, formando una sonrisa en su rostro, Checo no le dijo nada a Sebastian. Soltó sus cosas y se giró para poder ver a su compañero. —Al parecer fue a cenar con Christian y una esposa de mierda—. Terminó de decir soltando la última parte sin antes pensarla.

—¿De qué hablas? ¿Esposa de mierda?—.

—Ya sabes, su esposa, la descarada solo se la pasa engañándolo—. Rodó los ojos. —Bwoah—.

—Tú cómo sabes lo de su esposa?—. Vettel cruzó los brazos. ¿Desee cuando Kimi sabía eso? Si lo sabía, y por la reacción que acababa de dar el finlandés, Sebastian notó que todo se complicaría aun más. Alejar a Räikkönen ahora pasó a ser primordial.
No dejaría que tome su comida.

Kimi palideció y abrió por completo los ojos, sorprendido, no recordaba la forma tan inapropiada en la que se enteró, olvidó por completo que se suponía que él no sabía nada al respecto. —No quería escuchar en realidad—.

Vettel levantó una ceja. —Ajá—. Seb reflexión, cómo lo alejaría si Kimi estaba tan empeñado en juntarse. Soltó una carcajada, era falsa, sin embargo, estudió tanto tiempo y tuvo tantas lecciones de su maestro que fingir le era igual de fácil que respirar. —No importa, pero es cierto, esa mujer es un asco—. Se acercó hacia el hombre y lo abrazó de la cintura.

Kimi entrelazó sus manos tras el cuello del alemán por inercia.—¿Crees que deberíamos hacer algo?—.

—Mmh ¿cómo qué?—. Hundió sus labios en le cuello del finlandés y comenzó a dejar varios besos, volver a atraparlo sería su mejor opción. —Es su esposa. no es nuestro asunto—.

Era cierto, Sergio estaba casado con Carola, era su relación y Kimi no tenía voz ni voto dentro de ésta, un sonrojo se dibujó en sus mejillas. —Lo sero, me preocupa—. Claro que le preocupaba, esa mujer lo único que hacía era lastimarlo, él solo quería verlo felíz...  y a su lado.

Sebastian se separó y lo miró a los ojos.
—¿A tí te preocupa? El hombre que se la ha pasado toda su carrera como piloto haciéndole la vida imposible—. Eso no solo era un golpe en la cara, el golpe venía junto con un baldazo de agua fria llena de cristales de hielo. —A caso ¿Que son ahora?—. El golpe se repitió, dejando a Kimi con un gran vacío en el pecho. La incinuación de que fueran algo, cualquier cosa, era exitante.

UBA: Un Bwoah A la vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora