Capítulo 19: Michel

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Antonio Pérez estaba ahí, viendo a su hijo menor en su habitación besandose con un hombre.

Dió un paso en retroceso, con la mente en blanco sin saber si huir o entrar a la habitación. Quizás estaba enojado, su hijo que está casado con una hermosa mujer, la cual se encontraba internada en un hospital en quién sabe dónde, y su hijo estaba allí. En su habitación besándose con un hombre.
Sin embargo había escuchado más. Lo escuchó llorar, jamás lo había visto llorar desde cuando su pequeño estuvo en el karting, ese día fue la última vez que lo vió llorar.

Justo antes de tomar una elección Checo volvió a hablar

—Traerte aquí fue un error. Yo no soy... Gay-.

Antonio vió a su hijo separarse de aquel hombre y retroceder tan rápido que casi cae al suelo.
Vió cómo el pecho de su hijo subía y bajaba incansablemente. Aterrado.

—No, si mi padre me viera. No quiero decepcionar a mi padre—.

"No quiero decepcionar a mi padre"

Esa frase entró por sus oídos y se incrustó en la parte más profunda de sus recuerdos.
Checo, su hijo, se veía tan alterado por eso, tan afectado por no decepcionarlo a él que fue capaz de llorarle a un hombre que casi lo mata antes de ir con su propia familia.

Eso no debió ser así.
Debió ser diferente.
.

.

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Si Carola vuelve a llamar—, Don Antonio ordenó al entrar a la sala de estar donde aún se encontraba el resto de su familia. Se acercó a su hija y la tomó del hombro, —no contesten hasta que Checo decida llamarla—.
Apá, ¿qué pasa?—. Preguntó Toño descruzando sus brazos, confundido por la expresión de su padre, parecía bastante enojado.

Solo, déjenlos descansar, han tenido un día largo—.

¿Pa?—.

¡Déjenlo en paz!—. Gritó. Él jamás gritaba.
Mañana hablaremos—.

.

.

Eran las 3 de la madrugada y Antonio Pérez se despertó algo sediento.

Al pasar por el cuarto de Sergio notó que la puerta aun seguía abierta, y logró divisar a Räikkönen en el suelo sentado junto a la cama, dormido.
Se adentró un poco a la habitación. Checo no estaba en la cama.
Decidió entrar, Checo tampoco estaba del otro lado de la cama. Regresó unos cuantos pasos y miró a aquel hombre. Ese hombre debería tener algo como para que su hijo lo perdonara por lo que hizo y confíar tanto en él como para contarle sus penas. Tomó la cobija de la cama y trató de ponersela a Räikkönen en los hombros, no obstante, éste se despertó y movió un poco asustado por su acción.

—Shshshsh, no quería despertarte—, susurró un poco para tranquilizarlo, —solo quería—. Movió la cobija en sus manos, la medio dobló y se la entregó a Räikkönen en las manos.

Él la recibió enseguida. —Gracias—.

—No hay de qué—. Don Antonio se giró hacia la puerta, listo para irse, sin embargo, se regresó y se sentó a la orilla de la cama junto al hombre. —Oye y ¿Sergio?—.

Kimi se talló los ojos, bostezando antes de contestar. —Creo que no ha salido de ahí—. Ambos miraron al puerta del baño.
—Cuando llegó se encerró en él y no quiso decir nada—. Mintió y eso Antonio lo sabía, mas no quiso investigar al respecto.

Tomó el hombro de Räikkönen. —Deberías descansar—. Apuntó con la cabeza hacia la cama y dejó unas leves palmadas en ésta.

—Gracias—.

UBA: Un Bwoah A la vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora