Capítulo 14: Primer Mensajero

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Vettel llevó en sus brazos a Max completamente desnudo después de romper su ropa, y lo llevó hasta una pila de neumaticos usados.

Lo sentó sin nada de cuidado, provocando que Max se intentase estabilizar por sí solo antes de caer.

Sebastian se inclinó hacia el menor y le besó el lóbulo de la oreja derecha. -Ruega por que te dé mi verga-. Susurró a su oído con voz gruesa.
Max se estremeció ante el toque del alemán de nuevo en su entrada.

-Yo quiero-. Gimió Max cuando el mayor introdujo dos dedos a la par por su entrada.

-¿Qué es lo que quiere niño?-. Embistió con sus dedos con brusquedad.

Max soltó un pequeño grito, ahogado con los labios de Sebastian, juntados con desesperación. -Te quiero dentro de mi-.

Vettel introdujo un tercer dedo, encontrando al instante el punto de Max, éste se retorció en su lugar.

-¿Que?-. Vettel levantó una de las piernas de Max y la colocó sobre su hombro. -No te escuché muy bien-.

-Quiero tu pene en mi interior papi-.

Sin avisar, Sebastian sacó sus dedos e introdujo su pene en Max.

Max se deshacía en el placer.

Sebastian miraba atento todas las expresiones del menor, quería morderlo.

Morder su cuello y todo su cuerpo hasta que sangrara.

Que esos gemidos de placer provenientes de Max se convirtieran en gritos de dolor.
Arrancarle un pedazo a Verstappen y por primera vez terminar bien su trabajo.

Comer en verdad.

Nadie se enteraría que fué él.

Se desharía del cuerpo y nadie en el padook lo encontraría.

Pero no podría, Max era parte de ellos, la lógica lo sabría al instante en que Max dejara de respirar.

Sin embargo, Max se veía tan apetitoso ahí, tan indefenso. ¿Quién diría que Max fue quien pudo terminar su trabajo a tan corta edad. Esa mujer, Kelly o algo así, está muerta desde que Max entro a Toro Rosso.

Max era un peligro para su plan.

Tenerlo controlado ya no volvería a ser tan fácil. Y menos ahora que su maestro los tenía en la mira.

Vettel terminó dentro de Max y se retiró de ahí

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Vettel terminó dentro de Max y se retiró de ahí.

Se ponía otra ropa, ya que la anterior terminó destrozada por culpa de Sebastian.

Una mano tomó su hombro con fuerza.
Ágilmente Max se giró y lo tomó, listo para torcer ese brazo que lo sostenía, sin embargo, no pudo, éste no se movió más que para soltar el hombro de Max.

-Maxe-. Dijo el hombre, inmediatamente se le heló la sangre.

-Dani, ¿Qué haces aquí?-. Preguntó soltándolo y tratando de no parecer nervio.

UBA: Un Bwoah A la vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora