Capítulo 17: Perdón fue un asunto inevitablemente mal

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El sol había salido.

Räikkönen se estiró en su lugar, retirándo las sábanas sobre su cuerpo y sentándose de inmediato a la orilla de la cama.

Había dormido con Sergio, o más bien, dormido junto a Sergio, con ropa, y con una gran erección, (que no había desaparecido aun).
Sin embargo, solo durmieron. No se atrevió a intentar algo que aruinase las cosa. Y eso que tenía ganas, muchas ganas.

Parpadeó con fuerza y abrió los ojos, segándose con la luz por unos momentos, tras establecer nuevamente su vista, examinó su alrededor. Checo no se encontraba en la cama.
Kimi se levantó y miró sus pies; también se había dormido con zapatos. Anoche estaba tan preocupado por Checo que ni siquiera le importó la comodidad propia, solo la del otro.

—Despertaste—. Sergio apareció en la entrada de la habitación con su maleta.

—¿Ya te vaz?—. Kimi oreguntó algo confundido. No pareciera que Checo solo estuviera guardado sus cosas, ya que tenía el pelo húmedo y estaba bastante arreglado.

—Quiero ir a México—. Contestó Checo, quitándole la duda de inmediato al finlandés. —Decirle a mis padres que no regresaré a allá hasta los próximos tres grandes premios despues de pasar Canadá y de paso bloquear mis tarjetas, ya que las tiene Carola—.

Nombrar a Carola únicamente hizo que Kimi sintiera enojo, mas no duró mucho ya que recordó la tarjeta. —Cierto—. Se encaminó hacia él y sacó de su bolsillo trasero la tarjeta que Checo tenía ayer.

Se la extendió.

—Gracias—.  Sergio la tomó con timidez, sus dedos temblaban ligeramente, Checo trató de ocultarlo metiendo ambas manos en sus bolsillos.

—No hay problema—.

—Oye—, Sergio detuvo sus manos sobre la maleta y la abrió, —de lo de ayer, yo...

—No tienes que decir nada—. Kimi trató de evadir el tema, veía cómo caían gotas de sudor sobre la frente del menor y cómo sus manos temblorosas no tomaban con mucha fuerza la ropa que doblaba y metía a la maleta, no quería hacerlo sentir mal.

—No, sí tendo que disculparme, yo, no sé en qué estaba pensando y—. No terminó de hablar. Llevó su mano derecha a su rostro y acarició sus labios.

Räikkönen se humedeció los suyos, imaginando que es su dedo el que se pasa por esos labios, los humedece y acaricia, quizás todo se acabaría con eso, un simple beso. —Checo, ayer yo tampoco me comporté de una forma correcta—.  Eso no era cierto, en verdad, se sorprendía la forma en la que se contuvo de aprovecharse de Checo en ese estado. Lo deseaba tanto.

—Yo no soy... Gay—.

Un balde de agua fría cayó sobre Kimi, a Checo en verdad no le sería fácil estar con él,  comprendiendo al instante que si insistía, únicamente lo atormentaría. —Tranquilo—, Levantó ambas manos, tratando de ocultar toda la decepción de su voz, —lo entiendo. So-somos amigos. ¿Verdad?—. Sergio retiró de él su mirada, eso le estrujó el corazón.
Como si todo lo que había sucedido solo había funcionado para exprimirle toda la sangre del corazón hasta dejarlo tan seco y frágil como un papel viejo y desgastado.

—Sí, somos amigos...

—Sí, somos amigos

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