2#La Senda Oculta y el Encuentro Inesperado.

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Narrador omnisciente:

-La luz del sol se filtraba a través de las copas de los árboles, bañando el bosque en tonos dorados y verdes. Las siete hermanas Lunargentum habían decidido aventurarse más allá de lo que sus ojos habían visto, más allá de los límites que sus padres les habían enseñado. Ese hermoso lugar que vieron tres días antes seguía grabado en sus mentes, y ahora, llenas de emoción, estaban listas para explorar sus misterios.

Con el corazón ligero y los pies descalzos, Flor, Maki, Yukari, Sanae, Yoshiko, Yayoi y Wendy se adentraron en la espesura del bosque, riendo y charlando sobre sus futuras transformaciones:

Wendy: Yo ya no puedo esperar para conocer y ver cómo es mi loba interior-Mencionó con los ojos brillando de emoción, con su característica inocencia y entusiasmo.

Flor: Tienes razón, pequeña. Yo tampoco puedo esperar. Quiero correr en forma de lobo por todo el bosque con mamá y papá-Coincidió sonriendo con ternura, su voz llena de anhelo.

Yukari: Y no te olvides, hermana, de las rondas nocturnas con los demás miembros de la manada. ¡Será increíble!-Añadió con entusiasmo, imaginando las noches bajo la luna.

Maki: Es cierto, estar en nuestras formas de lobos será genial, será como volar y sentir la libertad en cada paso-Comentó con ojos cerrados, dejando volar su imaginación, su voz cargada de emoción.

Yayoi: Sí, ¿Se imaginan todos los lugares que podríamos descubrir en el bosque? ¡Cosas que ahora ni siquiera podemos ver, pero que podremos explorar cuando nos transformemos!-Preguntó mirando a sus hermanas con una sonrisa radiante, sus palabras llenas de promesas de aventuras.

Yoshiko: Todo lo que dicen suena emocionante, y yo también estoy entusiasmada...-Hizo una pausa, mordiéndose el labio, con una mezcla de emoción y preocupación-Pero, a todo esto, ¿Creen que duele?-Preguntó finalmente, con un leve temor en su voz.

Flor: Tranquila, Yoshi, no lo sé, pero no lo creo. Mamá y papá dicen que es como abrazar tu verdadera esencia-Respondió acercándose a su hermana, con una sonrisa tranquila, su tono calmado y protector, tratando de tranquilizar a su hermana menor.

Maki: Y en el caso de que duela, no hay nada que no podamos soportar. Recuerda quiénes son nuestros padres-Mencionó con orgullo cruzándose de brazos con una expresión decidida, levantando el ánimo de todas.

Wendy: Además, si es el caso, es un pequeño precio a pagar para poder convertirnos en lobas. Y lo más importante, ninguna estará sola en ese momento. Nos tenemos la una a la otra-Añadió con una risa contagiosa, su voz llena de alegría y seguridad.

Yoshiko:  Tienen razón, no hay nada que no podamos superar juntas-Respondió respirando aliviada, con una sonrisa que iluminaba su rostro, su temor disipándose y dejando paso a una brillante sonrisa.

-Al terminar de hablar, las siete niñas de nueve años comenzaron a jugar y divertirse, habiendo llegado al lugar desconocido para ellas:

Yayoi: ¡Ya llegamos, hermanas! Es un lugar hermoso, los árboles son amigables-Mencionó mirando a su alrededor con asombro, observando el lugar desconocido más allá de los límites que sus padres les habían advertido no cruzar.

Flor: Vamos a explorar, pero siempre juntas, ¿Entendido?-Dijo con seriedad adoptando una postura protectora, su instinto protector activado mientras miraba a sus hermanas menores.

Todas: Sí, Flor, entendimos-Respondieron al unísono, obedientes y con determinación.

Flor: Bueno, entonces ¡Vamos a divertirnos en este nuevo lugar que descubrimos!-Exclamó sonriendo con entusiasmo, comenzando a correr, seguida a la par por sus seis hermanas.

-Mientras jugaban a perseguirse entre los árboles, un sonido desconocido captó su atención. Se detuvieron, sus oídos agudos captando el murmullo de voces ajenas a su tribu. Con cautela, se acercaron al origen del sonido, ocultándose detrás de un gran roble.

Allí, en un claro iluminado por la luz del atardecer, estaban ellos: siete jóvenes que reían y conversaban con una familiaridad que solo los hermanos comparten. El mayor, Genzo, y Jun fueron los primeros en notar la presencia de las niñas, y con un gesto sutil, alertaron a sus otros hermanos adoptivos:

Jun: Kojiro, Ishizaki, Tsubasa, Hikaru y Taro...-Susurró mirando a sus hermanos de manera significativa, sus ojos comunicando más de lo que sus palabras decían.

Genzo: ¿Ustedes han oído eso?-Susurró agudizando el oído, su voz apenas audible, pero con una tensión palpable.

Tsubasa: Sí, parece que no estamos solos-Respondió con una mirada inquisitiva, sus ojos escudriñando el entorno.

Kojiro: Si mi olfato no falla...son lobos...-Murmuró olfateando el aire, su voz apenas audible, pero alerta.

-Los hermanos, pertenecientes al Clan Crepusculum, tenían un secreto que los diferenciaba de cualquier mortal: eran vampiros, seres de la noche y eternos rivales de los lobos. Sin embargo, mantenían un tratado de paz con la tribu del norte, un pacto sellado por generaciones pasadas. Las niñas, aún ignorantes de la verdadera naturaleza de estos jóvenes, observaban con curiosidad. Sus padres habían decidido no revelarles la existencia de los vampiros hasta que cumplieran los doce años, para proteger su inocencia:

Flor: ¿Quiénes son ustedes?-Preguntó dando un paso al frente, con valentía, con la firmeza que caracterizaba a la mayor, colocándose frente a sus hermanas en un gesto protector.

Tsubasa: Somos viajeros, al igual que ustedes-Respondió con una sonrisa amable, aunque sus ojos mantenían una cautela oculta, su tono suave, pero vigilante.

Yukari:  ¿Viajeros? Entonces...¿De dónde vienen?-Pensó con la curiosidad despertada, sus ojos brillando con interés.

Hikaru: Venimos de más allá de los bosques, de un lugar que no tiene nombre-Contestó uniéndose a la conversación con una sonrisa enigmática, su voz envolvente.

-Los hermanos Crepusculum se mostraron amables y cautivadores, conscientes de que no debían revelar su verdadera identidad. Algo en las niñas les llamaba la atención, una luz que no podían ignorar:

Maki: Nosotras somos las hijas de los líderes de la tribu del norte, las hermanas Lunargentum-Se presentó con orgullo y con la cabeza en alto.

Jun: Es un honor conocer a las futuras protectoras de estas tierras-Dijo haciendo una reverencia juguetona, su tono lleno de una mezcla de respeto y diversión.

-Con su inocencia y siguiendo sus instintos, las niñas comenzaron a sentirse a salvo, hablando con esos jóvenes viajeros. El encuentro se prolongó con historias y risas compartidas. A pesar de la antigua enemistad entre sus especies, en ese momento, solo eran niños descubriendo un mundo más grande que ellos:

Wendy: Debemos regresar antes de que se haga más de noche-Comentó mirando el cielo con preocupación, notando cómo el cielo comenzaba a teñirse de colores crepusculares y aparecían las primeras estrellas.

Taro: Esperamos volver a verlas-Mencionó con una sonrisa sincera, su voz llena de un deseo genuino.

Yayoi: Nosotras también, fue un verdadero placer conocerlos-Respondió devolviendo la sonrisa, con la sinceridad en su voz.

Flor: Nos volveremos a ver-Dijo con determinación, más como una afirmación que como una promesa.

-Con un adiós lleno de promesas no dichas, las hermanas se alejaron, dejando atrás a los siete hermanos que guardaban un secreto tan antiguo como las estrellas. Y mientras las sombras de la noche comenzaban a envolver el bosque, ambos grupos sabían que este encuentro sería solo el comienzo de una historia aún por escribir.














Continuará...


















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Los Tesoros Del Norte. (Capitán Tsubasa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora