Los Tesoros Del Norte. (Capitán Tsubasa)

10#Susurros en la Noche

Narrador omnisciente:

-Luego de pasar unas horas más de la noche con los hermanos Crepusculum, las niñas de 12 años debían regresar a su cabaña antes de que sus padres las descubrieran al notar que no estaban en sus camas. La luna, en su apogeo, colgaba como una diadema celestial sobre el mundo, su luz plateada era un faro para los corazones perdidos y un bálsamo para las almas atormentadas. Al llegar a su habitación, bañada en su resplandor, cada ventana enmarcaba un cuadro de intimidad y complicidad, donde los secretos de la noche se mantenían resguardados.

En la habitación más recóndita, las jóvenes lobas se reunieron, formando un círculo de confianza y vulnerabilidad. Hablaban en susurros apenas audibles, un coro de voces suaves que se entrelazaban con la noche, conscientes de los sentidos agudizados de sus padres dormidos, cuyos sueños estaban llenos de presagios y ecos del pasado:

Yukari: No sé cómo manejar esto-Confesó, su voz un hilo de incertidumbre que se deslizaba por la habitación como una sombra-Por un lado, estoy aliviada de que nuestra amistad con los hermanos Crepusculum sea real, pero por otro, hay un abismo que se abre bajo nuestros pies, un abismo de dudas y temores-Explicó, dejando escapar un suspiro profundo.

Sanae: Siento que estamos traicionando a nuestra propia sangre...-Continuó, abrazándose las rodillas con una fuerza que hablaba de su lucha interna-¿Cómo podemos equilibrar estos sentimientos, cuando cada latido de nuestro corazón nos recuerda la lealtad que debemos a nuestra manada?-Preguntó, su voz cargada de angustia.

-Flor, siempre la más madura y protectora, la que encontraba sabiduría en el silencio y las palabras, compartió sus pensamientos, su voz un murmullo que parecía llevar consigo la antigua sabiduría de su linaje:

Flor: Quizás no sea una traición-Opinó, su mirada perdida en un punto indefinido, donde el pasado y el presente se encontraban-Nuestros padres hicieron un tratado de paz con la familia Crepusculum por una razón. Tal vez nuestra amistad es simplemente una extensión de esa paz, un nuevo capítulo en una historia que estamos escribiendo juntas-Mencionó, tratando de encontrar un sentido en la confusión.

Yayoi: Pero si... nos...descubren...-Empezó, la preocupación clara en su voz, una voz que temblaba como una hoja en el viento de la incertidumbre.

Yoshiko: Entonces enfrentaremos ese momento cuando llegue-Interrumpió, con una determinación que sorprendió a sus hermanas, como si hubiera encontrado una fortaleza oculta en las profundidades de su ser-No podemos vivir con miedo a lo que podría pasar, porque el miedo es una prisión que nosotros mismos construimos. Mientras seamos cautelosas y precavidas como hasta ahora, todo saldrá bien-Comentó, su confianza infundiendo algo de ánimo en el grupo.

-Yayoi, cuya energía solía ser inagotable, parecía cansada y confundida, como si la carga de sus emociones hubiera drenado la vitalidad de su espíritu:

Yayoi: Los quiero mucho-Admitió simplemente, su declaración un eco de la pureza de su corazón-No puedo imaginar la vida sin ellos ahora, como si hubieran tejido su existencia en la trama de la nuestra-Dijo, sintiendo el peso de sus palabras.

Wendy: Ellos nos cuidaron-Añadió, su inocencia aún intacta a pesar de las revelaciones, su voz un recordatorio de la sencillez con la que el amor, el cariño y la amistad pueden cambiar el mundo-Nos protegieron como si fuéramos su propia familia, y eso es algo que no se puede fingir ni olvidar-Recordó con una sonrisa, iluminando la habitación con su espíritu.

-Las hermanas se abrazaron, encontrando consuelo en su unidad, en el calor que compartían y en la fuerza que emanaba de su vínculo inquebrantable:

Flor: Entonces hagamos esto-Propuso, su voz ahora más firme, como si la decisión le diera alas-Continuaremos viéndolos en secreto, pero debemos ser más cuidadosas que nunca, como sombras que se mueven en la penumbra, como secretos que el viento se niega a revelar-Explicó, su expresión resuelta.

Maki: Y si llega el momento de la verdad, lo enfrentaremos juntas, como siempre hemos hecho, como un río que se une al mar, indomable y libre-Dijo, mirando a cada una de sus hermanas con una intensidad que ardía como una llama.

Todas: Estamos de acuerdo-Respondieron las demás al unísono, sus voces uniendo en un pacto silencioso que era más fuerte que cualquier promesa hablada.

-Con un plan en mente y el corazón lleno de emociones encontradas, las hermanas Lunargentum se acostaron, soñando con un mundo donde la amistad podía superar cualquier barrera, donde el amor era la llave que abría todas las puertas.

Con los hermanos Crepusculum:

-Los hermanos también luchaban con sus propios dilemas, cada uno enfrentando la tormenta de sus pensamientos en la soledad de sus habitaciones:

Ishizaki: ¿Hemos hecho lo correcto?-Preguntó, su voz resonando en las paredes antiguas, como si buscara la sabiduría de los siglos pasados.

Genzo: Proteger a quienes amamos siempre es lo correcto. Aunque el camino sea incierto, aunque las sombras nos acechen, nuestro deber es ser el escudo y la espada-Respondió, su voz firme como el roble que ha resistido innumerables tormentas.

Taro: Ellas son más que amigas para nosotros-Mencionó, pensando en Wendy, su voz un susurro que llevaba consigo el peso de un amor que no conocía fronteras-Son parte de nuestra vida desde que tenían nueve años, como la luna es parte de la noche, inseparables y eternas-Dijo con sabiduría, su corazón lleno de gratitud.

Hikaru: Entonces seguiremos adelante, juntos. Por ellas, por nosotros, por el futuro que aún podemos construir, un futuro donde la luz de nuestra unión disipe las sombras del miedo y la duda-Concluyó, su determinación un faro que guiaba a sus hermanos a través de la oscuridad.

-Los hermanos se comprometieron a mantener su amistad con las hermanas Lunargentum, sin importar los desafíos que pudieran enfrentar. Y en la oscuridad de la noche, sus corazones estaban unidos por un pacto más fuerte que cualquier tratado: el pacto de la verdadera amistad, un pacto sellado no con palabras, sino con la fuerza de sus espíritus entrelazados.

Continuará...

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