3#Secretos al Caer la Noche.

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Narrador omnisciente:

-La noche había caído sobre la tribu Del Norte, y con ella, el manto de la tranquilidad cubría el bosque. Las siete hermanas Lunargentum habían regresado a su hogar, pero sus corazones aún latían con la emoción del encuentro en el bosque. Sus padres, Hakon y Eira, las esperaban, sus rostros reflejando una mezcla de preocupación y alivio al verlas sanas y salvas:

Hakon: Niñas, ya se hizo de noche. Se puede saber ¿Dónde han estado todo el día?-Preguntó, su tono serio pero no exento de ternura, sabiendo cuánto les gustaba a sus pequeñas explorar.

Eira: Estábamos preocupados por ustedes, jovencitas. Nunca tardan tanto en volver, y salieron desde la mañana-Comentó con una mezcla de angustia y alivio, con su aroma a frutos del bosque volviéndose un poco agrio por la ansiedad.

Flor: Solo explorábamos el bosque, padre-Respondió con la mirada firme, sin titubear, sin apartar los ojos de los de su padre, mostrando la responsabilidad que sentía como la mayor de las hermanas.

Maki: Es cierto, papá. Perdimos la noción del tiempo, eso fue todo-Añadió asintiendo rápidamente, respaldando a su hermana mayor, intentando aliviar la tensión en el aire.

Las demás hermanas: Lo sentimos, mamá, papá. No queríamos preocuparlos-Se disculparon  sinceramente abrazando a sus padres, sus voces llenas de arrepentimiento y afecto.

-Satisfechos con la respuesta, aunque con una ligera inquietud, Hakon y Eira decidieron dejar el asunto por el momento y permitieron que las niñas se retiraran a su habitación. Sin embargo, en sus corazones, aún quedaba una chispa de incertidumbre sobre lo que realmente había ocurrido en el bosque.

Ya en su habitación, las hermanas comenzaron a susurrar entre ellas, conscientes del agudo oído de sus padres, que no estaba dispuesto a dejar pasar cualquier detalle:

Yayoi: Debemos tener cuidado con lo que decimos. No queremos que papá o mamá sospechen-Advirtió con un susurro cauteloso, su voz apenas un murmullo en la oscuridad.

Yukari: Sí, pero no me lo pueden negar, hermanitas, ¿No fue emocionante?-Susurró sonriendo en la penumbra, con un brillo de emoción en sus ojos, su voz vibrante de entusiasmo.

Yoshiko: Fue...diferente-Admitió mordiéndose el labio, pensativa, sus palabras reflejando la confusión y la curiosidad que sentía.

Wendy: Fue increíble. Me encantó conocer a esas personas. Fueron tan amables con nosotras...-Compartió con un murmullo apenas audible, pero lleno de emoción, dejando entrever la impresión que le habían causado.

Yayoi: Sí, no podemos negarlo. Fue una experiencia única-Reconoció sonriendo suavemente, recordando las risas y las historias compartidas en ese claro del bosque.

Con los Crepusculum

-Mientras las hermanas Lunargentum compartían sus pensamientos en la intimidad de su habitación, en la mansión de la familia Crepusculum, los siete hermanos vampiros también regresaban a su hogar. Jasper y Aurelia, sus padres adoptivos, los esperaban con la expectativa de que habrían salido a cazar.

Jasper: Hola chicos, ¿Cómo fue la caza?-Preguntó con su característica sonrisa, siempre un poco enigmática, su tono ligero pero con un trasfondo de curiosidad.

Genzo:  Fue...diferente-Respondió intercambiando miradas con sus hermanos, midiendo sus palabras, su voz cargada de significados no expresados-Nos encontramos con...criaturas que no esperábamos-Añadió, dejando la explicación en el aire.

Jun: Vamos a nuestras habitaciones a terminar algunas tareas de la universidad-Avisó sonriendo ligeramente, con una mezcla de picardía y respeto, inclinándose para darle un beso en la mejilla a su madre antes de subir las escaleras, seguido de sus hermanos.

&Una vez reunidos en la habitación de Taro, los hermanos finalmente se sintieron lo suficientemente seguros como para compartir sus verdaderas experiencias del día:

Taro: Nunca había sentido algo así. Las emociones de esas niñas eran tan puras, tan...diferentes-Confesó con la voz baja, llena de asombro, aún tratando de entender la conexión que había sentido.

Jun: Y sus mentes...-Comenzó meditando en silencio antes de hablar, pero se detuvo, recordando su habilidad para leer pensamientos-Están llenas de curiosidad y vida. Nunca he sentido algo así antes-Añadió, su voz suave pero cargada de significado.

Genzo: Debemos ser cautelosos. No sabemos qué consecuencias podría tener esto-Advirtió frunciendo el ceño, preocupado, su tono grave y su expresión seria, reflejando la responsabilidad que sentía como protector de sus hermanos.

-Los hermanos Crepusculum, cada uno dotado con un poder único debido a su transformación, estaban acostumbrados a enfrentarse a lo desconocido, pero este encuentro los había dejado descolocados. Genzo, con su fuerza sobrenatural capaz de doblar metal como si fuera papel, estaba acostumbrado a resolver problemas con la fuerza bruta, pero esta situación requería algo más sutil. Kojiro, cuya habilidad para infligir dolor con un simple pensamiento le daba una ventaja temible, se sentía inquieto ante la posibilidad de tener que usarla contra seres tan jóvenes. Ishizaki, maestro de las ilusiones, sabía que podría hacer que cualquiera viera lo que él deseara, pero las niñas lo habían desarmado con su inocencia. Hikaru, capaz de controlar la electricidad con un toque, sentía una chispa de curiosidad que no podía apagar. Jun, con su telepatía, había captado más de lo que las palabras de las niñas decían, y Taro, el empático, había sentido una pureza en sus emociones que lo había conmovido profundamente.

Hikaru: Debemos aprender más sobre ellas, pero debemos hacerlo con precaución. Hay algo en esas niñas que no podemos ignorar-Sugirió rompiendo el silencio, con una chispa de interés en su tono.

Ishizaki: Estoy de acuerdo. Hay algo en ellas, algo que no se puede pasar por alto-Añadió asintiendo con la cabeza, sus ojos brillando con la misma curiosidad.

-La conversación se prolongó hasta altas horas de la noche, mientras los hermanos Crepusculum intentaban comprender el significado de su encuentro y planeaban su próximo paso. A pesar de las discusiones sobre la universidad y las tareas que tenían que cumplir para mantener las apariencias, sus pensamientos seguían regresando a las hijas Lunargentum, a la conexión inexplicable que sentían hacia ellas:

Jun: Bueno, creo que es hora de empezar con los deberes. Se nos han acumulado bastantes-Comentó suspirando mientras se levantaba de la silla, estirando sus brazos antes de dirigirse a su escritorio.

Ishizaki: Todavía no entiendo por qué tenemos que hacer estos deberes de secundaria. Es más, ¿Por qué tenemos que ir a la secundaria? No tenemos 18 años-Protestó con un suspiro fastidiado, su tono lleno de frustración.

Genzo: Ya lo sabes, Ishizaki. Tenemos que mantener las apariencias. Parecemos tener 18 o 19 años, debemos actuar como tales y asistir a la universidad. Es parte de nuestra cobertura-Le recordó mirándolo con paciencia, su tono calmado pero firme.

Jun: Además, no es como si ya no supieras todos los temas de memoria, después de tantas veces que hemos tenido que mudarnos y empezar de nuevo-Bromeó sonriendo con complicidad, disfrutando de la ironía de la situación.

Taro: Habla el que puede leer mentes-Replicó burlándose suavemente, su tono juguetón.

Hikaru: Entiendo que puede ser molesto hacerlo una y otra vez, pero debemos admitir que los tiempos cambian, y con ellos, hay nuevas cosas que aprender-Opinó asintiendo con comprensión, su voz llena de sabiduría.

Kojiro: Exacto. Además, tenemos la ventaja de que no necesitamos dormir, así que podemos quedarnos despiertos hasta tarde haciendo los deberes. Y en realidad, son facilísimos-Añadió encogiéndose de hombros despreocupadamente, con una sonrisa confiada.

-Mientras los hermanos Crepusculum continuaban con sus conversaciones y planes, en la cabaña de madera, las siete hermanas Lunargentum soñaban con lobos y estrellas, sin saber que sus vidas estaban entrelazadas con seres de la noche.





















Continuará...












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Los Tesoros Del Norte. (Capitán Tsubasa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora