-En un mundo donde la luz de la luna revela más que sombras y la oscuridad esconde secretos antiguos, dos familias, una de lobos y otra de vampiros, han coexistido en una tensa paz. Los del Norte, una noble manada de lobos, han protegido su territor...
-Había pasado ya tres meses del cumpleaños número 18 de las hermanas Lunargentum. Lo más curioso es que aún no se habían presentado, y eso las tenía un poco preocupadas. Cuando finalmente hablaron con su madre, ella les explicó que recién en el mes cinco, después de haber alcanzado su mayoría de edad, se revelaría su género secundario. A veces podía tardar más o menos según la persona, pero siempre sucedía en el mes cinco. Esa explicación las tranquilizó y, al final, olvidaron el tema.
Ahora se encontraban las hermanas Lunargentum reunidas en un hermoso bosque, platicando entre ellas antes de dirigirse al lugar de encuentro con los hermanos Crepusculum. El día estaba nublado, y el sol permanecía oculto tras las grises nubes:
Flor: Recuerden, chicas, por favor, no se separen-Solicitó con seriedad, su tono inconfundible transmitía su preocupación.
Wendy: Tranquila, Flor, no nos separaremos-Respondió con una dulce sonrisa, intentando calmar a su hermana mayor.
Yayoi: Es cierto, no nos pasará nada-Añadió con seguridad, con una chispa de emoción en sus ojos.
Maki: Además, no iremos tan lejos. Solo vamos a visitar a los chicos, como siempre-Agregó, haciendo una mueca traviesa.
Yoshiko: ¿Ya podemos transformarnos?-Consultó con curiosidad, su energía palpable.
Sanae: Es verdad, de lo contrario, volveremos tarde y tendremos problemas con nuestros padres-Insistió, emocionada ante la perspectiva de la transformación.
Flor: Está bien, vamos-Indicó, rindiéndose ante el entusiasmo de sus hermanas.
-Al escuchar esa indicación, todas las chicas se prepararon y, en perfecta sincronía, se transformaron en siete hermosas lobas, sus pelajes brillando en el entorno del bosque:
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Flor: *Vamos, chicas*-Gruñó antes de comenzar a correr hacia lo profundo del bosque.
-Una vez que las siete lobas se adentraron en el bosque, comenzaron a explorar y jugar entre ellas, disfrutando de la libertad que les ofrecía la naturaleza. Sus risas y aullidos resonaban, llenando el aire con una energía vibrante.
Al cabo de unos minutos, llegaron al punto de encuentro con sus amigos:
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