Narrador omnisciente:
-La luna llena se elevaba en el cielo, derramando su luz plateada sobre el claro del bosque, un lugar que había sido testigo de incontables encuentros secretos entre las hermanas Lunargentum y los hermanos Crepusculum. Pero esa noche, la atmósfera era diferente; las hermanas llegaron al punto de reunión con una pesadez en sus pasos, una sombra de preocupación oscureciendo sus rostros usualmente alegres:
Taro: ¿Qué les sucede esta noche? No tienen esa chispa juguetona que siempre las acompaña-Preguntó, notando su falta de energía habitual. Su voz era un susurro tierno, una invitación a compartir.
Flor: Nos sentimos abrumadas. La proximidad de nuestro cumpleaños número 18 y las expectativas de la manada...es mucho para soportar-Respondió con un suspiro que parecía llevar el peso del mundo, sus ojos reflejaban una tristeza que apenas podían ocultar.
Yayoi: Es como si cada paso que damos estuviera siendo juzgado. Y con cada regalo o elogio de los chicos de la manada, nos sentimos más atrapadas-Añadió, mirando a la luna en busca de consuelo, como si esperara que las estrellas escucharan su pesar.
Wendy: No queremos herir a nadie, pero tampoco podemos forzar nuestros corazones a sentir lo que no está allí. Es un dilema que no sabemos cómo resolver-Confesó, su honestidad fluyendo sin filtros-*Además, va a ser imposible ya que...NO...no pienses en eso, Wendy Lunargentum...*-Se reprimió, cerrando los ojos brevemente para borrar esos pensamientos.
-Jun, al poder leer la mente de su pequeña loba, sintió una duda surgir, pero mantuvo una expresión natural:
Yoshiko: Estamos en un punto muerto. No podemos avanzar con los chicos de la manada, pero tampoco podemos retroceder sin causar un alboroto-Expresó su frustración, su voz tensa como un arco a punto de liberar una flecha.
Maki: Y no te olvides de los chicos de la secundaria, hermanita, son insoportables. Qué bueno que ya terminamos, porque necesité todo mi autocontrol para no gruñirles-Se quejó, su tono lleno de exasperación.
Yukari: Bueno, también eso, pero no es que despreciemos a los chicos de la manada...o a los de la secundaria, pero...no hemos encontrado a nadie que realmente despierte nuestro interés-Mintió, sintiendo al instante la culpa apretar su pecho como un puño.
Flor: Y, no se equivoquen, no queremos parecer desagradecidas, pero no hemos sentido esa chispa con ninguno de los chicos. No es tan simple como elegir a alguien solo porque la manada lo espera-Gruñó, fastidiada, su frustración palpable.
-Los hermanos Crepusculum escuchaban en silencio, cada palabra de las hermanas resonando en ellos con una intensidad inesperada. Jun, cuya habilidad para leer pensamientos a menudo revelaba más de lo que quería saber, habló primero:
Jun: Sentimos su angustia, y desearíamos poder hacer algo para aliviarla-Comentó en nombre de todos sus hermanos, compartiendo un sentimiento que pesaba sobre ellos.
Genzo: Comprendemos. La libertad de elegir es importante, y no deberían sentirse presionadas a apresurarse-Añadió, su tono firme y comprensivo, como un ancla en la tormenta emocional que enfrentaban.
Taro: Y puedo sentir su sinceridad y cansancio. No se preocupen, no hablaremos más sobre este tema por esta noche-Agregó, algo mareado, sintiendo la carga emocional en el aire.
-Las hermanas intercambiaron miradas de alivio, sabiendo que habían navegado con éxito por esa conversación sin revelar demasiado:
Wendy: Lo sentimos mucho, Taro, seguro sientes nuestros sentimientos-Se disculpó, acercándose a él y tomando su mano con delicadeza. Cerró los ojos y se concentró en transmitir paz y tranquilidad, buscando esa conexión que siempre compartían.
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Los Tesoros Del Norte. (Capitán Tsubasa)
General Fiction-En un mundo donde la luz de la luna revela más que sombras y la oscuridad esconde secretos antiguos, dos familias, una de lobos y otra de vampiros, han coexistido en una tensa paz. Los del Norte, una noble manada de lobos, han protegido su territor...