La vida en la mansión se había vuelto sofocante después del incidente con Hinata. La reina Mikoto había ordenado que Hinata tomara terapia y estuviera acompañada en todo momento. Sasuke, por su parte, fue obligado a permanecer junto a ella al menos hasta que diera a luz, lo cual significaba entre tres y cuatro semanas más.
Sasuke se sentía ahogado, atrapado en una rutina interminable de quejas y malestares de Hinata. La mansión, que alguna vez soñó compartir con Sakura, se había convertido en una cárcel. Para despejarse, solía salir a caminar durante horas por los jardines. Los amplios senderos y las flores de colores vibrantes le proporcionaban un breve alivio de la opresión que sentía.
Hinata, por otro lado, se sentía más segura teniendo a Sasuke en casa todo el día. La presencia constante de su esposo la ayudaba a dejar de pensar en Sakura y la relación que Sasuke había tenido con ella. Con Sasuke a su lado, Hinata podía dejar de preocuparse y concentrarse en su embarazo.
Los días se convirtieron en semanas, y finalmente llegó el momento del parto. La costumbre real dictaba que la princesa debía dar a luz en el palacio, con los mejores médicos a su disposición. Sin embargo, Hinata se negó y pidió ser llevada al hospital. Quería algo diferente, un entorno menos formal y más humano.
El día del parto, Sasuke no estaba a su lado. Aunque la orden de la reina era que estuviera con ella en todo momento, Sasuke no estuvo presente en ese momento tan crucial. Se quedó en la mansión, perdido en sus pensamientos y sintiéndose más distante que nunca.
En el hospital, Hinata, completamente sola, dio a luz a un hermoso varón, el futuro rey, Daisuke Uchiha. La alegría por el nacimiento del heredero fue inmediata y se extendió rápidamente por todo el país. Los medios cubrieron la noticia con entusiasmo, y la gente celebró el nacimiento del príncipe.
Sasuke, mientras tanto, se encontraba en los jardines de la mansión, contemplando su vida y las decisiones que lo habían llevado hasta ese punto. Sentía una mezcla de alivio y tristeza, sabiendo que su deber estaba cumplido, pero también consciente de que había perdido algo invaluable en el proceso.
Cuando finalmente llegó al hospital para ver a su hijo, la mirada de Hinata estaba llena de reproche y tristeza. Ella sostenía al bebé con ternura, pero la ausencia de Sasuke en el momento más importante de sus vidas había dejado una marca imborrable.
—Es un niño hermoso —dijo Sasuke, tratando de sonar sincero.
—Sí, lo es —respondió Hinata, su voz teñida de dolor—. Un futuro rey.
Sasuke se acercó y acarició suavemente la cabeza de su hijo. En ese momento, se dio cuenta de la magnitud de su responsabilidad. No solo como príncipe, sino como padre. Y aunque su corazón seguía anhelando a Sakura, supo que debía dedicar su vida a su hijo y a sus deberes reales.
La reina Mikoto llegó poco después, radiante de felicidad al ver a su nieto. La ceremonia de presentación del príncipe Daisuke fue grandiosa, llena de pompa y circunstancia. Sin embargo, para Sasuke, cada celebración y cada mirada de orgullo eran un recordatorio de lo que había sacrificado y de la vida que nunca tendría con la mujer que realmente amaba.
Puccalovelin
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The Royalty Don't Cry
FanfictionLa verdadera historia de amor es la de Sakura y Sasuke