Los días en la mansión comenzaron a volverse oscuros para Hinata. El Sasuke que había compartido su vida con ella durante el viaje parecía haber desaparecido. Poco a poco, la indiferencia y frialdad que habían caracterizado su relación en el pasado regresaron. Hinata no podía evitar maldecir a Sakura en su mente; estaba convencida de que la llamada de Sakura había destruido lo poco que había logrado construir con Sasuke. Ni siquiera la noticia de su segundo embarazo pareció importar.
Una noche, Hinata se armó de valor y decidió darle la noticia a Sasuke.
—Sasuke, tengo algo importante que decirte —dijo Hinata, nerviosa, mientras lo miraba a los ojos.
—¿Qué es, Hinata? —respondió Sasuke, sin apartar la vista de sus papeles.
—Estoy embarazada otra vez —anunció ella, esperando alguna reacción.
Sasuke levantó la mirada brevemente, su expresión completamente indiferente.
—Espero que llegue sano al mundo. Felicitaciones por tu excelente trabajo —dijo con frialdad, antes de volver a concentrarse en sus documentos.
Hinata se quedó allí, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos. Sin un abrazo, sin un beso, ni una pizca de emoción en su voz. Nada.
Con el tiempo, Sasuke comenzó a ausentarse de casa con más frecuencia. Hinata, desesperada, recurría nuevamente a las amenazas de hacerse daño, pero esta vez, Sasuke parecía inmunizado a sus tácticas.
—Deja de actuar como si hubieras perdido la cabeza, Hinata —le dijo Sasuke una noche cuando ella le suplicaba que se quedara.
—Es por Sakura que todo ha vuelto a ser una mierda —respondió Hinata con lágrimas en los ojos.
Sasuke se volvió hacia ella, su expresión fría y dura.
—La mierda comenzó desde el día en que fui obligado a casarme con alguien a quien no amaba. No te quejes. Tienes todo lo que cualquier mujer desearía tener. Disfruta lo que tienes y deja de joderme —dijo antes de salir de la habitación, dejando a Hinata sola con su dolor.
Los meses pasaron y el embarazo de Hinata avanzó. La mujer que una vez había sido feliz y llena de inocencia se transformó en alguien amargada y rota. Durante un evento privado, Hinata volvió a ver a Sakura. Se sentía inferior a ella, especialmente ahora, con su enorme vientre abultado, mientras que Sakura se veía deslumbrante en un vestido blanco sin tirantes, guantes largos y un brazalete que Hinata reconoció de inmediato. Era el mismo brazalete que había visto antes de casarse con Sasuke.
Hinata sintió una punzada de humillación al darse cuenta de que Sasuke nunca había sido, ni sería, suyo. Sin decir una palabra, continuó con su papel de princesa junto a Sasuke, aguantando las ganas de llorar toda la noche. Entendió entonces que se había enamorado de un hombre que ya amaba a otra persona, y esa realidad la consumía.
La música suave llenaba el salón mientras los invitados disfrutaban de la velada. Hinata intentaba mantener su compostura, aunque por dentro se sentía destrozada. Sakura estaba al otro lado del salón, luciendo espectacular y conversando animadamente con otros invitados. Hinata no podía apartar la vista del brazalete en la muñeca de Sakura.
—¿Estás bien? —preguntó Sasuke, notando la palidez en el rostro de Hinata.
—Estoy bien —mintió Hinata, esforzándose por mantener una sonrisa.
La noche continuó, y aunque Hinata aguantó con valentía, no pudo evitar sentir que cada mirada, cada comentario, era una burla silenciosa a su dolor. Al final de la velada, mientras regresaban a casa, Hinata no pudo contener más su desesperación.
—¿Por qué, Sasuke? ¿Por qué tienes que seguir viéndola? —preguntó Hinata, sus ojos llenos de lágrimas.
Sasuke suspiró, mirando por la ventana del auto.
—Es algo que no puedes entender, Hinata. Mi corazón siempre ha pertenecido a ella.
Hinata sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.
—Entonces, ¿qué soy yo para ti? —preguntó con voz temblorosa.
—Eres la madre de mis hijos y una princesa para este reino. Eso es todo lo que puedo ofrecerte —respondió Sasuke, sin mirarla.
Hinata se quedó en silencio, comprendiendo que su amor nunca sería correspondido. Ella se había enamorado de un hombre que ya tenía su corazón entregado a otra persona. Y ahora, con el conocimiento de que nunca lo tendría, tendría que vivir con esa carga por el resto de su vida.
PUCCALOVELIN

ESTÁS LEYENDO
The Royalty Don't Cry
FanfictionLa verdadera historia de amor es la de Sakura y Sasuke