Desde la perspectiva de Hinata, los días después del nacimiento del príncipe Daisuke fueron una mezcla de agotamiento y celebración. Tras todas las festividades en honor al nuevo heredero, Hinata pensó que Sasuke retomaría sus actividades lejos de casa, como había hecho antes. Pero para su sorpresa, fue todo lo contrario.
Sasuke trataba de estar en casa todo el tiempo posible, siempre junto a su pequeño heredero. Hinata observó, con asombro, cómo Sasuke cambiaba completamente. Era como si se tratara de otra persona. El hombre que antes era grosero e indiferente ahora se mostraba atento y todo un caballero.
Cada día, Sasuke traía un regalo para Daisuke. Algunos eran caros y ostentosos, mientras que otros sorprendían por su sencillez, como un pequeño osito de peluche o una manta tejida a mano. A Hinata le encantaba ver a su esposo tan involucrado y cariñoso con su hijo. Los ojos de Sasuke brillaban cada vez que miraba al pequeño Daisuke, y eso llenaba de esperanza el corazón de Hinata.
Por las noches, después de que Daisuke dormía, Sasuke y Hinata solían conversar. Estas conversaciones nunca trataban del mismo tema, y variaban desde la política hasta la literatura y la música. Sasuke era un hombre culto e inteligente, y eso se notaba en su forma de hablar. Hinata, a su vez, se sentía más conectada con él que nunca antes. Cada palabra, cada historia que compartían, la hacía sentir más cerca de él.
Una noche, mientras tomaban té en la sala, Sasuke mencionó un libro que había estado leyendo.
—¿Has leído "Cumbres Borrascosas" de Emily Brontë? —preguntó Sasuke, mirando a Hinata con curiosidad.
—Lo leí hace años, pero no recuerdo mucho. ¿De qué trata? —respondió Hinata, interesada.
—Es una historia de amor imposible y trágico entre Heathcliff y Catherine. Ambos se aman profundamente, pero las circunstancias y sus propias decisiones los mantienen separados —explicó Sasuke, con una mirada pensativa—. Es un libro que refleja cómo el amor puede ser tanto una fuerza poderosa como destructiva.
Hinata lo escuchó con atención, sintiendo una conexión más profunda con Sasuke mientras él hablaba.
—¿Crees que todos los amores imposibles están destinados a la tragedia? —preguntó ella, con suavidad.
Sasuke reflexionó un momento antes de responder.
—No necesariamente. Creo que algunas historias de amor imposible pueden enseñar lecciones importantes y cambiar a las personas. Pero sí, muchas veces, la imposibilidad del amor puede llevar a la tragedia porque los sentimientos se reprimen o se desbordan de maneras destructivas.
Hinata asintió, comprendiendo el punto de Sasuke.
—¿Y tú qué piensas? —preguntó Sasuke, interesado en la opinión de Hinata.
—Pienso que el amor verdadero encuentra la manera de sobrevivir, incluso si las circunstancias son difíciles. Pero también creo que el amor necesita ser alimentado por la esperanza y la confianza —respondió Hinata, mirándolo con ternura—. A veces, la vida puede ser cruel, pero siempre he creído en la posibilidad de finales felices.
Sasuke sonrió, un gesto que llenó de calidez el corazón de Hinata.
—Esa es una perspectiva hermosa, Hinata. Me gusta tu optimismo.
A medida que los días pasaban, los regalos también comenzaron a llegar para Hinata. Al principio, eran pequeños detalles: una rosa, un libro que ella había mencionado querer leer. Luego, los regalos se volvieron más personales y significativos.
Una tarde, mientras Sasuke jugaba con Daisuke en el jardín, Hinata los observaba desde una ventana. La vista de su esposo y su hijo riendo y disfrutando juntos llenaba su corazón de una calidez indescriptible. Se acercó a ellos y se unió al juego, y por un momento, todo parecía perfecto.
—¿Sabías que Daisuke sonrió por primera vez hoy? —dijo Sasuke, mientras sostenía a su hijo en brazos.
—No, no me di cuenta. Debió ser hermoso —respondió Hinata, con una sonrisa radiante.
—Lo fue. Quiero estar aquí para ver todos sus momentos importantes —dijo Sasuke, con una sinceridad que tocó el corazón de Hinata.
Hinata estaba encantada con el nuevo Sasuke. Sentía que Sakura y todo el doloroso pasado finalmente quedaban atrás. Sasuke parecía genuinamente comprometido a construir una vida con ella y Daisuke. A medida que los meses pasaban, Hinata sentía que por fin tendría esa familia de cuento de hadas con la que siempre había soñado.
Después de una cena tranquila, Hinata y Sasuke se sentaron en la sala, cada uno con una copa de vino. La conversación fluyó naturalmente hacia la literatura nuevamente.
—¿Hay algún otro libro que te haya marcado? —preguntó Hinata.
—"Anna Karenina" de Tolstói —respondió Sasuke, sin dudarlo—. Es otra historia de amor imposible. Anna busca la felicidad y el amor, pero su búsqueda la lleva a la destrucción. Es una obra que muestra la fragilidad de la felicidad y cómo las decisiones pueden tener consecuencias devastadoras.
—Es fascinante cómo esos temas se repiten en la literatura —comentó Hinata—. El amor, la tragedia, la búsqueda de la felicidad.
—Sí, y a veces me pregunto si realmente aprendemos de estas historias o si estamos destinados a repetir los mismos errores —dijo Sasuke, con un tono pensativo.
Hinata lo miró con admiración. Aunque sus conversaciones a menudo tocaban temas profundos y complejos, siempre sentía que aprendía algo nuevo sobre Sasuke y sobre sí misma.
Con el tiempo, Hinata notó que las conversaciones se volvían más íntimas y significativas. Sasuke compartía más de sus pensamientos y sentimientos, y ella se sentía más conectada con él que nunca. La casa, con sus amplios jardines y hermosas fuentes, se convirtió en un refugio para ellos, un lugar donde podían construir recuerdos y fortalecer su vínculo.
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