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 La mansión estaba bañada en un resplandor dorado, las risas y las voces se mezclaban con la música suave que llenaba el aire. Era una fiesta privada, organizada en honor a Ino Yamanaka, una amiga cercana de Sakura y Sasuke. Todos los invitados eran amigos íntimos y familiares, sumidos en una atmósfera de celebración y camaradería. Entre ellos, una figura destacaba, su presencia era tan radiante como su corazón herido: Hinata.

Hinata había llegado a la fiesta con una determinación nacida de lo más profundo de su ser. Sabía que Sakura estaría allí. Sabía que Sasuke también. Y sabía, con una certeza que desgarraba su alma, lo que había estado ocurriendo a sus espaldas. Esta noche, estaba decidida a enfrentar la verdad.

Caminó por la multitud, su mirada fija, buscando a Sakura. Finalmente, la encontró en una esquina, riendo con un pequeño grupo de amigos. Hinata respiró hondo y se acercó, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

—Sakura —dijo con voz firme, interrumpiendo la conversación. Los ojos de Sakura se encontraron con los de Hinata, y por un momento, todo el ruido de la fiesta pareció desvanecerse.

—Hinata —respondió Sakura, tratando de mantener la compostura—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Hinata no perdió tiempo en rodeos. Sabía que esta confrontación era inevitable.

—Sé lo que está pasando entre tú y Sasuke —dijo, su voz temblando ligeramente, pero llena de resolución—. quiero que sepas que lo sé y no voy a permitir que se sigan burlando de mí.

Un silencio tenso cayó sobre el grupo. Los amigos de Sakura se retiraron discretamente, dejando a las dos mujeres enfrentadas. Sakura trató de mantener la calma, pero una sombra de nerviosismo cruzó su rostro.

—No sé de qué estás hablando —respondió, intentando sonar convincente.

Hinata avanzó un paso, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y coraje.

—Por favor, no me trates como a una tonta, Sakura. Sé lo que has estado haciendo con Sasuke. ¿Cómo pudiste, tenemos dos hijos?

La defensiva de Sakura se desmoronó, y una chispa de desafío apareció en sus ojos.

—¿Qué más podrías querer, Hinata? —espetó—. Tienes todo lo que alguna vez deseaste. ¿Por qué no puedes dejarme tener una parte de él?

Las palabras de Sakura golpearon a Hinata como un mazazo, pero en lugar de derrumbarse, la fortalecieron. Su voz se volvió aún más firme.

—Quiero a mi esposo, Sakura. Quiero la verdad. Quiero respeto. Y sobre todo, quiero que esto termine.

Sakura soltó una risa amarga y avanzó un paso más cerca de Hinata.

—Hinata, así es como funcionan los matrimonios en la realeza. Ya deberías saberlo. Yo no me metí en tu vida con Sasuke, yo existía en su vida mucho antes de que tú siquiera tuvieras tu primer periodo. Si quieres culpar a alguien, culpa a las estúpidas normas y protocolos reales, culpa a la reina y a sus mandatos. Sasuke tenía que cumplir con su tarea, y tú debiste darte cuenta de que el matrimonio era claramente arreglado. Tu familia se benefició monetariamente y con estatus dentro de la corte después del compromiso. ¿Acaso pensabas que tus padres tenían el suficiente dinero para adquirir una mansión dentro de la villa real?

Hinata respondió, su voz ahora llena de ira y resolución.

—Independientemente de todo eso, eso no te da ningún derecho a meterte en mi matrimonio. Debiste alejarte y dejar que Sasuke pudiera tener una vida conmigo.

Sakura la miró con una mezcla de lástima y desprecio.

—¿Por qué debería hacer eso? Sasuke me ama tanto como yo lo amo a él. ¿Por qué causarle daño a Sasuke y a mí misma si tú fuiste la que llegó mucho después? Sé sensata, Hinata. Madura y date cuenta de que ninguno de nosotros es un personaje de una historia ficticia donde el "vivieron felices por siempre" llega después de la boda. No importa cuánto ames a Sasuke o añores una familia con él, pues de nada servirá. Sasuke nunca te amará, y lo único que has logrado es que él te aborrezca. Solicita un divorcio a la reina, a ver si te lo autoriza. Exígele una solución a la reina, pues al final, ella tiene la última palabra.

La confrontación había atraído la atención de algunos invitados cercanos, que ahora observaban con ojos llenos de curiosidad y murmullos. Pero Hinata no prestó atención. Esta noche, estaba decidida a enfrentar a la mujer que había tratado de destruir su matrimonio.

—Sasuke y yo tenemos una historia, una conexión que tú nunca entenderás —continuó Sakura, su voz baja pero llena de intensidad—. No voy a renunciar a él solo porque tú llegaste después. Yo también tengo derecho a ser feliz.

—¡Derecho a ser feliz! —exclamó Hinata, su voz elevándose—. ¿Crees que destruir mi matrimonio te hace merecedora de felicidad? ¡Tienes el descaro de hablar de derechos cuando lo único que has hecho es mentir y traicionar!

Hinata estaba temblando de rabia, y su voz resonó en la sala, atrayendo aún más miradas. Sakura mantuvo su calma aparente, pero su voz también se alzó, firme y desafiante.

—Hinata, esto no es un cuento de hadas. En el mundo real, no siempre se obtiene lo que se quiere. Aprende a vivir con ello.

—¡No puedo vivir con ello! —gritó Hinata, lágrimas de furia y desesperación llenando sus ojos—. ¡No permitiré que destruyas lo que tengo con Sasuke! Si crees que puedes mantenerlo con mentiras y engaños, estás muy equivocada.

—¿Y qué piensas hacer, Hinata? —dijo Sakura con una sonrisa sarcástica—. ¿Armar un escándalo? ¿Frente a todos estos testigos? Lo único que lograrás es humillarte a ti misma, acepta lo que te ofrece Sasuke, en algunos años serás la reina del país, lo tendrás todo lo que cualquier mujer podría desear.

—Yo quiero a Sasuke.

—Bueno, a veces hay cosas que no podemos tener por completo, tu tienes la vida que yo quisiera tener, y yo tengo el corazón de Sasuke, así son las cosas, ya te lo he dicho, aprende a vivir con ello, o renuncia a todo y déjanos tranquilos.

Hinata, consumida por la ira y la frustración, se dio cuenta demasiado tarde de que su explosión de emociones la había dejado vulnerable. Los murmullos de los presentes se hicieron más fuertes, y las miradas de simpatía y lástima la atravesaron como cuchillos. Sintió el peso del juicio de todos los que la rodeaban, percibiendo cómo su furia la había convertido en el centro de atención de una manera que nunca había deseado.

Sakura la observó con una mezcla de triunfo y compasión simulada, dando un paso atrás mientras Hinata se tambaleaba, abrumada por la intensidad del momento. Con un último y largo suspiro, Hinata dio media vuelta y se alejó, dejando a Sakura sola con sus pensamientos.

Mientras se alejaba, Hinata sintió una mezcla de emociones: tristeza, ira, pero también una extraña sensación de liberación. Había enfrentado a la mujer que había intentado robarle a Sasuke, y aunque el futuro era incierto, sabía que había dado un paso crucial hacia su propia sanación.


PUCCALOVELIN 

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⏰ Última actualización: May 29, 2024 ⏰

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