The Royalty Don't Cry

23

Dos semanas después de la llamada telefónica, Sakura finalmente se reunió con Sasuke en su antiguo refugio secreto, un lugar lleno de recuerdos compartidos. A pesar de sus mejores esfuerzos por mantenerse alejada del príncipe, el anhelo en su corazón era casi insoportable. Lo extrañaba terriblemente, pero sabía que correr a sus brazos no cambiaría nada. Sasuke pertenecía a otra persona, y eso nunca cambiaría, por más que ella lo deseara, por más que rezara a Dios. Nunca podría ser suficiente para el príncipe, no con las expectativas que la reina Mikoto tenía para él.

Sakura llegó al lugar antes que Sasuke, paseando por el pequeño jardín que había sido testigo de tantos de sus encuentros secretos. Cuando Sasuke llegó, la tensión entre ellos era palpable. Se miraron a los ojos, cada uno luchando contra sus propios sentimientos.

—Gracias por venir, Sasuke —dijo Sakura, su voz apenas un susurro.

—No podía dejar que esto continuara sin hablar contigo. ¿Qué ha pasado? —preguntó Sasuke, intentando mantener la calma.

—Es el reportero. Ha estado hostigándome sin parar. Mis guardias lo han atrapado varias veces dentro de los jardines de mi mansión, y ha estado molestando a amigos cercanos a ti y a Hinata —explicó Sakura, su frustración evidente en cada palabra.

Sasuke frunció el ceño, su mirada se endureció.

—Me encargaré de él —dijo con firmeza.

—¿Cómo? —preguntó Sakura, preocupada.

—Prefiero no involucrarte en eso. Cuanto menos sepas, mejor. No quiero que te manches con nada de esto —respondió Sasuke, su tono decidido.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, el peso de la situación colgando en el aire. Sasuke rompió el silencio primero, su voz suave.

—¿Cómo va tu vida con Naruto? —preguntó, sus ojos buscando alguna pista en el rostro de Sakura.

—Somos excelentes amigos ahora. Nada más —respondió Sakura, intentando no dejar traslucir el dolor que sentía.

Sasuke suspiró aliviado, el pensamiento de Sakura amando a otro hombre era algo que no podía soportar.

—Me alegra escuchar eso. No sé cómo lo manejaría si fuera diferente —admitió Sasuke.

Sakura miró a Sasuke, su corazón latiendo con fuerza.

—He visto en la televisión lo bien que te llevas con Hinata. ¿Lograste enamorarte de ella? —preguntó, su voz temblando ligeramente.

—La única a la que amaré será siempre tú, Sakura —dijo Sasuke con sinceridad.

Sacó un brazalete de una pequeña caja negra que había guardado desde antes de su boda con Hinata. Era delicado y hermoso, con la inscripción "Hoy, mañana y siempre".

—Mi corazón es solo tuyo, Sakura. Hoy, mañana y siempre —dijo Sasuke, mientras le ponía el brazalete en la muñeca.

Sasuke no pudo contenerse más y tomó a Sakura del brazo, acercándola bruscamente hacia él. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de amor y desesperación.

—¿Sabes? Nuestro amor me recuerda a "Romeo y Julieta" —dijo Sasuke suavemente, después de separarse del beso—. Dos almas destinadas a estar juntas, pero separadas por el destino. Como ellos, estamos atrapados en circunstancias que no podemos controlar.

Sakura lo miró con lágrimas en los ojos, asintiendo.

—Sí, pero a diferencia de ellos, seguimos luchando por nuestro amor, a pesar de todo —respondió, su voz llena de determinación.

Sasuke la abrazó con fuerza, deseando que el momento pudiera durar para siempre. Pero sabía que pronto tendría que volver a su realidad, a su vida con Hinata y Daisuke. Mientras tanto, se permitía disfrutar de este breve respiro con la mujer que siempre amaría, a pesar de las circunstancias que los separaban.

—Sasuke, esto no puede continuar así para siempre. Tarde o temprano, alguien lo descubrirá —dijo Sakura, preocupada por el futuro.

—Lo sé. Pero por ahora, solo quiero estar contigo, aunque sea por un momento más —respondió Sasuke, apretándola contra su pecho.

En ese momento, ambos sabían que su amor era tanto una bendición como una maldición, algo hermoso pero trágico, como los mejores romances literarios. Y aunque no sabían qué les depararía el futuro, se aferraban a los pocos momentos que podían compartir, cada uno deseando que de alguna manera, algún día, pudieran encontrar una forma de estar juntos sin tener que esconderse.

PUCCALOVELIN