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Faltaban solo dos días para la boda, y Hinata se encontraba en un estado de desesperación creciente. No había podido hablar a solas con Sasuke en semanas, y necesitaba desesperadamente una conversación sincera antes del gran día. Aprovechando una reunión que tenía con la reina Mikoto en el palacio real, Hinata decidió buscarlo en su oficina.

Con el corazón acelerado, Hinata se escabulló por los pasillos del palacio, asegurándose de no ser vista. Al llegar a la oficina de Sasuke, encontró la puerta entreabierta y entró rápidamente. Sin embargo, para su desgracia, Sasuke no estaba allí. Mientras miraba a su alrededor, sus ojos se posaron en una pequeña caja negra sobre el escritorio.

Intrigada, Hinata abrió la caja y descubrió un hermoso brazalete con la frase "Hoy, mañana y siempre" grabada en él. Un pequeño rayo de esperanza se alojó en su corazón. ¿Podría ser este brazalete un regalo para ella? Rápidamente lo dejó en su lugar y salió de la oficina, tratando de contener su emoción.

Con una renovada sensación de esperanza, Hinata se dirigió a su última prueba de vestido. El vestido de novia, una pieza elaborada y exquisita, le quedaba bastante grande. Había estado bajando de peso después de que Sasuke le comentara que se veía un poco robusta. Sus palabras, a menudo insensibles, habían tenido un impacto profundo en ella.

La costurera trabajó diligentemente para ajustar el vestido, mientras Hinata trataba de concentrarse en el día que se aproximaba. Sabía que Sasuke no medía sus palabras y a veces era brutalmente honesto con ella, pero aún así esperaba que su matrimonio pudiera florecer con el tiempo.

El día de la boda llegó con un esplendor sin igual. La ceremonia, televisada y con una audiencia mundial, fue un evento de proporciones épicas. El gran salón del palacio estaba decorado con miles de flores, y los invitados, una mezcla de realeza y figuras influyentes de todo el mundo, se reunieron para presenciar el enlace.

Hinata, con su vestido ajustado a la perfección, caminaba hacia el altar. Sasuke, vestido con su uniforme militar, la esperaba con una expresión estoica. La reina Mikoto, majestuosa y serena, observaba desde su asiento, asegurándose de que todo se desarrollara según lo planeado.

Entre los invitados, Sakura destacaba vestida de blanco, una elección audaz que no pasó desapercibida. Hinata trató de ignorarla, enfocando toda su atención en Sasuke y los elogios que recibía de los asistentes. La presencia de Sakura, sin embargo, era un recordatorio constante de la sombra que acechaba su felicidad.

La ceremonia fue un espectáculo grandioso, con votos intercambiados ante una audiencia global. Hinata pronunció sus palabras con una voz temblorosa, llena de esperanza y amor, mientras Sasuke las recitaba con la misma frialdad que había mostrado en la entrevista.

Los aplausos resonaron cuando fueron declarados marido y mujer. La recepción posterior fue igualmente fastuosa, con banquetes y bailes que se prolongaron hasta bien entrada la noche. Hinata se esforzó por mantener una sonrisa, recibiendo felicitaciones y buenos deseos.

A pesar de la grandiosidad de la boda, Hinata no podía dejar de sentirse insegura. Durante la recepción, notó las miradas y sonrisas que Sasuke le dirigía a Sakura. Estos gestos, aunque discretos, no escaparon a su atención. La presencia de Sakura era una espina constante, y el brillo en los ojos de Sasuke al mirarla era un golpe directo a su corazón.

Hinata intentó mantenerse fuerte, recordando las palabras de Hanabi: "Tú eres la princesa, no Sakura. Los días de Sasuke serán compartidos contigo, y no con ella". Pero esas palabras, en lugar de consolarla, solo aumentaban su inseguridad. Sabía que la aceptación de la reina Mikoto era un apoyo significativo, pero el amor de Sasuke seguía siendo esquivo.

La boda, que debería haber sido el inicio de un cuento de hadas, dejó a Hinata con una sensación de vacío y preocupación. Mientras los días avanzaban, la realidad de su matrimonio con Sasuke se hacía más evidente. La lucha por ganar su amor y superar la sombra de Sakura sería una batalla constante, en la que su corazón y su fuerza serían puestos a prueba una y otra vez.

The Royalty Don't CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora