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Un mes había pasado desde el último incidente, y Ammyt había enterrado su dolor en misiones constantes. Se mantenía en movimiento, prefiriendo la agotadora rutina de los exorcismos a enfrentar la realidad de su vida. Cada día era una lucha por no pensar en Naoya y en las amenazas que pesaban sobre ella.

Naoya no le había hecho nada desde la última vez, pero el miedo a lo que pudiera venir no la dejaba en paz. Se sentía asqueada solo de pensar en él, y la angustia era una sombra constante en su mente.

Un día, Gojo la sorprendió con una invitación. "Vamos a comer juntos, con los de primer año y los de segundo también. Es una celebración por el regreso de Yūta Okkotsu." La idea de socializar no era atractiva, pero algo en la invitación de Gojo era difícil de rechazar.

La comida se llevó a cabo en un restaurante cercano a la escuela de hechicería. Ammyt se sentó al lado de Megumi y Nobara, manteniendo una distancia prudente de Itadori después del incidente con Sukuna. Aunque sabía que Yuji no era culpable, no podía evitar sentirse incómoda. Como siempre, llevaba las vendas en los ojos, una imposición de su familia, no una elección.

El grupo estaba animado. Yūta Okkotsu, el chamán de segundo año y grado especial, había regresado de su entrenamiento en África. Ammyt recordaba al Yūta tímido y reservado de la película "Jujutsu Kaisen 0", pero esta era la primera vez que lo veía en persona.

Junto a Yūta estaban los otros de segundo año. Maki Zenin, una pariente de Ammyt, la miraba con su habitual desdén. Maki siempre había pensado que Ammyt lo tenía todo y que no sufría por ser la princesa del clan, una percepción que Ammyt sabía que estaba lejos de la verdad.

Toge Inumaki, con su ritual maldito de palabras que solo usaba ingredientes de Onigiri para comunicarse, se limitaba a asentir y participar en la conversación con sus frases cortas pero eficaces. Panda, la creación del director Yaga, era el centro de atención con su comportamiento extrovertido y su falta de vergüenza.

- "¡Ammyt, cuánto tiempo!" exclamó Panda, su voz resonando en la mesa. "¿Qué has estado haciendo? ¿Por qué no te vemos más seguido?"

Ammyt sonrió débilmente.

- "Misiones, muchas misiones," respondió, tratando de mantener su tono ligero. "No he tenido mucho tiempo para otra cosa."

Yūta, sentado al lado de Maki, le sonrió con timidez.

- "Es un placer conocerte, Ammyt. He oído hablar mucho de ti."

- "Lo mismo digo, Yūta. Me alegra verte de regreso," respondió Ammyt, sintiendo un poco de alivio al ver a alguien que, aunque no conocía personalmente, le resultaba familiar por las historias.

La conversación fluyó, con Nobara hablando enérgicamente sobre su última misión y Megumi ofreciendo comentarios lacónicos. Gojo, con su habitual jovialidad, mantenía el ambiente relajado, intercalando chistes y comentarios ingeniosos.

Sin embargo, a pesar de los intentos de Gojo por integrarla, Ammyt no podía evitar sentir una distancia. Estaba contenta de ver a sus compañeros, pero había una barrera invisible que la separaba de ellos. Las sombras de su vida personal y las amenazas que la rodeaban eran difíciles de ignorar.

A mitad de la comida, Gojo la observó detenidamente.

- "Ammyt, ¿estás bien?" preguntó, su tono casual pero con un trasfondo de genuina preocupación.

Ammyt asintió rápidamente.

- "Sí, solo... ha sido un mes difícil," admitió, bajando la mirada detrás de las vendas que cubrían sus ojos. "Pero estar aquí ayuda. Gracias por invitarme."

- "Siempre serás bienvenida," dijo Gojo, su sonrisa iluminando su rostro aunque no pudiera verla. "Estamos aquí para ti."

La comida continuó, y aunque las risas y la camaradería ayudaron a aliviar un poco la carga que llevaba, Ammyt sabía que la verdadera batalla se libraba dentro de ella. Cada día era una lucha por mantener la esperanza y la fortaleza, pero momentos como estos le recordaban que no estaba completamente sola.

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Yūta Okkotsu observó a Ammyt desde el otro lado de la mesa. Sabía de ella, por supuesto, la misteriosa princesa del Clan Zenin. Sin embargo, verla en persona, con las vendas que ocultaban sus ojos, despertaba una mezcla de curiosidad y nerviosismo en él. Ammyt irradiaba una aura que era difícil de ignorar, una presencia que parecía estar cargada de un pasado pesado y complicado.

Mientras los demás charlaban y reían, Yūta se sentía algo cohibido. Siempre había sido tímido, y la presencia de Ammyt, alguien que también parecía cargada de sus propios demonios, no ayudaba a calmar sus nervios. Sin embargo, trataba de no mostrarlo, manteniendo una postura relajada y una sonrisa amable.

- "Es un placer conocerte, Ammyt," dijo, esforzándose por mantener su voz firme y amigable. "He oído mucho sobre ti."

- "Lo mismo digo, Yūta. Me alegra verte de regreso," respondió Ammyt con una sonrisa tenue.

Aunque trataba de mantenerse tranquilo, Yūta no podía evitar sentir una punzada de ansiedad. Sentía que Rika, la maldición que llevaba consigo, estaba inquieta. Rika siempre había sido protectora con él, pero esta vez parecía más agitada de lo habitual.

Dentro de él, la voz de Rika resonó con furia contenida. - "Esa chica... es peligrosa, Yūta. No me gusta."

Yūta trató de calmar a Rika en silencio, sabiendo que cualquier muestra de su agitación podría alertar a los demás.

- "Rika, cálmate. No hay nada de qué preocuparse. Solo estamos comiendo."

- "¿Comiendo?" La voz de Rika era una mezcla de enojo y celos. "Esa chica no es normal. Siento su energía. Es una amenaza."

Mientras Yūta luchaba por mantener a Rika bajo control, Gojo pareció notar algo y le dirigió una mirada inquisitiva. Yūta sonrió, intentando parecer despreocupado.

- "¿Todo bien, Yūta?" preguntó Gojo, su tono ligero pero con un trasfondo de curiosidad.

- "Sí, todo bien," respondió Yūta rápidamente, desviando la mirada hacia su plato. "Solo... un poco abrumado con tantas cosas nuevas."

Gojo asintió, aparentemente aceptando la respuesta, y volvió a unirse a la conversación con los demás. Yūta, sin embargo, no podía sacudirse la sensación de que Rika tenía razón en parte. Había algo en Ammyt que despertaba una inquietud en él, algo que no podía identificar del todo.

Pero también había algo más. Una sensación de conexión, de que ambos compartían una carga similar. Yūta sabía que, como él, Ammyt llevaba consigo un pasado difícil y un peso que la hacía diferente de los demás. Y tal vez, solo tal vez, esa era la razón por la que Rika se sentía amenazada. Porque Ammyt, en su dolor y fortaleza, reflejaba algo que Yūta entendía demasiado bien.

...Continuara.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora