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Satoru Gojo observaba la mesa, su expresión aparentemente relajada mientras charlaba con los demás. Sin embargo, sus ojos, ocultos tras las vendas, no dejaban de vigilar a Yūta y Ammyt. Desde que Yūta había llegado, Gojo no podía evitar sentirse incómodo con la forma en que su alumno estrella miraba a Ammyt.

"Es solo una comida," se decía a sí mismo, intentando calmar su mente. "No hay nada de qué preocuparse."

Pero cada vez que Yūta dirigía su atención hacia Ammyt, una punzada de celos le atravesaba. No era una sensación común para él. Satoru Gojo, siempre seguro de sí mismo, nunca había experimentado celos de esa manera. Le inquietaba y, más que eso, le asustaba.

Desde aquel día en que había besado a Ammyt, las cosas habían cambiado para él. Aquel beso no había sido algo planeado, y desde entonces, no podía sacárselo de la cabeza. Ammyt ocupaba sus pensamientos de una manera que no entendía del todo, y eso le frustraba.

"¿Por qué me siento así?" se preguntaba, intentando concentrarse en la conversación que mantenían los demás.

- "Todo bien, Gojo?" Megumi lo interrumpió, notando su distracción.

- "Sí, todo bien," respondió con una sonrisa despreocupada. "Solo pensando en algunas cosas."

Megumi levantó una ceja, claramente no convencido, pero no insistió. Gojo volvió a mirar a Yūta y Ammyt, notando cómo la tensión en el rostro de Yūta era evidente. Algo estaba pasando entre ellos, algo que no podía identificar del todo, y eso solo aumentaba su inquietud.

"¿Por qué estoy tan preocupado por esto?" se preguntó nuevamente. Era una sensación extraña, casi posesiva, y no sabía cómo manejarla. Siempre había sido protector con sus alumnos, pero esto era diferente. Ammyt no solo era su alumna; había algo más, algo que no podía ignorar.

"Tal vez estoy sobrepensando las cosas," trató de convencerse, pero la sensación persistía.

Cuando la comida terminó, Gojo se quedó atrás, observando cómo los demás se despedían. Vio a Ammyt salir, y una parte de él quiso seguirla, asegurarse de que estuviera bien. Pero se contuvo, sabiendo que necesitaba tiempo para aclarar sus propios pensamientos.

"¿Qué me está pasando?" murmuró para sí mismo mientras observaba a Ammyt alejarse. La sensación de posesividad no era propia de él, y eso lo inquietaba más que cualquier otra cosa. Sabía que tenía que resolverlo, y pronto, antes de que sus sentimientos se descontrolaran aún más.

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Maki Zenin observaba la escena desde su lugar en la mesa, su expresión impasible como siempre. Sin embargo, por dentro, un torbellino de emociones la invadía. Desde el momento en que Yūta Okkotsu llegó, Maki no pudo evitar sentir una punzada de celos cada vez que su mirada se posaba en Ammyt.

Para Maki, Ammyt era un recordatorio constante de todo lo que ella no era: la princesa perfecta del Clan Zenin, admirada y protegida por todos. Mientras tanto, ella luchaba por ganarse un lugar en la familia Zenin, siempre a la sombra de su hermana mayor, Mai.

Pero ahora, no era solo Ammyt quien le causaba incomodidad. Era la forma en que Yūta la miraba, como si ella fuera lo más importante en ese momento. Los celos ardían en su pecho, consumiéndola poco a poco. Maki sabía que no debía sentirse así, que Yūta no le debía nada. Pero aún así, no podía evitarlo.

La sensación de celos se mezclaba con una extraña sensación de atracción hacia Yūta. Había algo en él que la intrigaba, algo que despertaba emociones que ella preferiría ignorar. Pero cada vez que lo veía, su corazón latía un poco más rápido, y eso solo aumentaba su confusión.

"¿Por qué él está mirando a Ammyt de esa manera?" se preguntaba, sintiendo una mezcla de enojo y tristeza. No entendía por qué le importaba tanto lo que Yūta pensara de Ammyt, pero lo hacía.

Maki desvió la mirada, tratando de ignorar la incomodidad que la invadía. Sabía que tenía que mantenerse fuerte, que no podía dejar que sus emociones la controlaran. Pero por dentro, el conflicto seguía ardiendo, amenazando con consumirla por completo.

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Ammyt salió del restaurante con Yūta y se encontraron con el problema de que no había suficiente espacio en el auto para todos. Ante esta situación, Yūta ofreció acompañar a Ammyt en una caminata hasta la escuela de hechicería.

- "Lo siento, parece que el auto está lleno. ¿Te importaría caminar hasta la escuela conmigo, Ammyt?" preguntó Yūta, mostrando su disposición a acompañarla.

Ammyt asintió con gratitud, agradecida por la gentileza de Yūta. Aunque preferiría haber viajado en el auto, entendía la situación y apreciaba la compañía en el camino.

- "Está bien, Yūta. Gracias por ofrecerte a acompañarme", respondió Ammyt, mostrando una sonrisa leve mientras se preparaban para emprender la caminata juntos.

Ammyt aceptó la oferta de Yūta para acompañarla en la caminata hacia la escuela de hechicería. Aunque el trayecto era largo, le reconfortaba la idea de tener a alguien a su lado en medio de la oscuridad de la noche.

Mientras caminaban, el silencio entre ellos era casi palpable, solo interrumpido por el suave murmullo de la brisa nocturna. Ammyt no podía evitar sentirse agradecida por la presencia de Yūta, especialmente después de la tensión en el restaurante.

Sin embargo, el recuerdo del incidente con Naoya seguía fresco en su mente, haciendo que se mantuviera alerta y distante. Aunque Yūta parecía ser una persona amable y confiable, Ammyt no podía evitar sentir una ligera aprensión. La experiencia reciente había dejado una marca en ella, haciéndola más cautelosa con quienes la rodeaban.

A pesar de todo, Ammyt se esforzó por mantener una actitud calmada y agradecida durante el trayecto, tratando de no dejar que sus temores la dominaran por completo.

...Continuara.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora