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Ammyt llegó a la cabaña, pero sintió un escalofrío al notar el silencio que la envolvía. Un presentimiento oscuro, similar al que sintió cuando murió su hermano Hitori, se apoderó de ella.

- "Ryōsuke..." - susurró con terror y, sin perder tiempo, corrió hacia la cabaña.

Entró abruptamente, pero lo único que recibió fue un silencio sepulcral que le hizo erizar la piel.

- "Al fin llegas, Zenin Ammyt." - La grave voz era inconfundible.

Ammyt dirigió su mirada hacia la voz, y lo que vio la hizo sentir como si su corazón se rompiera en mil pedazos.

- "Asami..." - susurró Ammyt, lágrimas cayendo de su hermoso rostro al ver a la niñera de su hermano muerta, a unos centímetros de Suguru Geto o, más precisamente, Kenjaku en el cuerpo de Geto.

- "Tu hermanito estará bien si sigues mis órdenes." - dijo Kenjaku, desatando los hilos de su frente y revelando su verdadera apariencia: un cerebro con una boca en su interior, un espectáculo horrendo.

- "¿Qué quieres?" - preguntó Ammyt con la voz rota y destrozada.

Ammyt debía mantener la mente fría si quería que su hermano Ryōsuke viviera.

《¿Cómo encontró la cabaña?》pensó Ammyt desesperadamente, pero rápidamente entendió.

Kenjaku lo había planeado todo. Él estaba cien pasos por delante de ella, desde el momento en que supo que Ammyt había nacido con una habilidad única e inigualable.

- "No te puedo tocarte o Sukuna se enojará." - dijo Kenjaku, mirándola mientras volvía a coser la frente.

Kenjaku caminó lentamente hasta quedar a centímetros de una Ammyt que parecía desprovista de vida, como si su espíritu se hubiera roto.

- "¿Qué quieres?" - preguntó de nuevo Ammyt, levantando la cabeza y revelando unos ojos que estaban perdiendo su brillo.

- "Pronto lo sabrás." - susurró Kenjaku y, antes de que Ammyt pudiera protestar, con un rápido movimiento le tocó la frente, haciendo que se desmayara. - "Llévala a la escuela de hechicería de Tokio." - ordenó a una de sus maldiciones. - "Esto apenas comienza, ¡Hahaha...!" - rió como un maniático.

La maldición desapareció junto al cuerpo desmayado de Ammyt, llevándola a su nuevo destino.

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La sorpresa invadió la escuela de hechicería de Tokio cuando una maldición apareció de repente en sus terrenos. Lo que más impactó a todos fue ver el cuerpo inerte de Ammyt en los brazos de la maldición.

Los estudiantes y profesores pensaron lo peor y rápidamente corrieron hacia ella. Antes de que pudieran exorcizar a la maldición, esta desapareció sin dejar ningún rastro, sumiendo a todos en una profunda sensación de impotencia.

Yuta fue el primero en reaccionar. Con desesperación, agarró el cuerpo de Ammyt y corrió hacia la enfermería, donde encontró a Shoko fumando en silencio. Al ver a Yuta con el cuerpo de Ammyt que parecía muerto, Shoko dejó caer su cigarrillo, olvidándose de todo.

- "¡Shoko, ayúdala!" - gritó Yuta, su voz quebrándose por la urgencia y el miedo.

Shoko inmediatamente se acercó a examinar a Ammyt. Colocó dos dedos en el cuello de Ammyt y, al sentir su respiración y los débiles latidos de su corazón, suspiró con alivio.

- "Está viva." - dijo Shoko, aunque su rostro estaba marcado por la preocupación.

Yuta soltó un suspiro tembloroso de alivio, pero la angustia no desapareció de sus ojos.

- "¿Qué le pasó? ¿Por qué no despierta?" - preguntó Yuta, con la voz temblorosa y llena de desesperación.

Shoko comenzó a examinar a Ammyt con más detenimiento, utilizando su energía maldita para explorar posibles heridas internas o maldiciones ocultas. Después de varias horas de exhaustivos exámenes, Shoko finalmente comprendió lo que le había sucedido a Ammyt.

- "He descubierto algo." - dijo Shoko, llamando a Yuta y a los demás hechiceros cercanos, que esperaban ansiosamente noticias. - "Ammyt no despertará hasta que la persona que le puso el sello muera, o el mismo la libere."

- "¿Un sello?" - preguntó Yuta, confundido y preocupado. - "¿Quién podría hacer algo así?"

Shoko negó con la cabeza, su expresión grave.

- "Solo alguien con un poder inmenso podría poner un sello tan fuerte." - explicó Shoko, su voz temblando con la gravedad de la situación. - "Y hasta entonces, Ammyt dormirá."

Un silencio pesado y opresivo cayó sobre el grupo. La noticia era devastadora, una sombra oscura que envolvía sus corazones. Ammyt estaba viva, pero atrapada en un sueño del que parecía imposible despertar.

- "No podemos dejarla así." - dijo Yuta con una determinación desesperada. - "Debemos encontrar a quien hizo esto y obligarlo a romper el sello."

Shoko asintió, aunque la preocupación no desapareció de su rostro.

- "Será una tarea difícil, Yuta. Pero tienes razón. No podemos dejar a Ammyt así." - dijo Shoko, con un tono sombrío. - "Haremos todo lo posible por encontrar al culpable y liberar a Ammyt."

Mientras tanto, en algún lugar oculto, Kenjaku observaba los eventos con una sonrisa satisfecha. Sabía que había puesto en marcha un plan que traería grandes cambios, y que Ammyt era una pieza clave en su juego.

- "Esto apenas comienza." - murmuró para sí mismo, su voz resonando con una frialdad inhumana. - "Y no tengo intención de perder."

Los hechiceros de la escuela de Tokio comenzaron a prepararse para la difícil tarea que les esperaba. La atmósfera estaba cargada de desesperación y tristeza, conscientes de que el camino sería arduo y peligroso. Pero en sus corazones, una pequeña llama de esperanza seguía ardiendo.

Estaban decididos a salvar a Ammyt y detener a la amenaza que se cernía sobre ellos, aunque el precio a pagar fuera alto y el futuro incierto.

... Continuará.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora