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Ammyt se levantó con cautela, sintiendo el dolor latente en el lugar donde Rika la había golpeado. Al mirarse en el espejo, su corazón se hundió al ver el feo moretón que decoraba su piel. La frustración y la impotencia se mezclaron en su interior mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder.

De repente, la puerta se abrió de par en par y Satoru entró en la habitación con paso rápido, su expresión una mezcla de preocupación y furia. Los ojos de Ammyt se encontraron con los suyos, leyendo en ellos una tormenta de emociones contenidas que amenazaban con desbordarse en cualquier momento.

- "Satoru...", comenzó Ammyt, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta cuando vio la expresión determinada en el rostro de Gojo.

Satoru la miró fijamente por un momento, su mandíbula tensa mientras absorbía la imagen de Ammyt herida una vez más. La ira ardía en sus ojos, una llama que amenazaba con consumirlo por completo.

- "¿Qué te ha pasado, Ammyt?", preguntó Satoru con voz grave, acercándose a ella con cautela. Su presencia imponente llenó la habitación, envolviéndola en una sensación de protección y seguridad a pesar de la furia palpable que emanaba de él.

Ammyt respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que había sucedido. Antes de que pudiera responder, Satoru la tomó suavemente del brazo, su agarre firme pero reconfortante.

- "No tienes que decirme nada si no quieres", dijo Satoru con voz suave, su mirada escudriñadora encontrando la de Ammyt con ternura. "Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. Siempre".

Las palabras de Satoru calmaron el torbellino de emociones que amenazaba con abrumar a Ammyt. A pesar del dolor y la confusión, se sintió reconfortada por la presencia tranquilizadora de Saturo a su lado.

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El silencio envuelve la habitación, solo roto por el suave susurro del viento que se cuela por la ventana entreabierta. Satoru observa con profunda emoción el rostro de Ammyt, iluminado por la luz tenue del sol que se filtra a través de las cortinas. Sus ojos, llenos de una mezcla de preocupación y ternura, se posan en el moretón que adorna su delicada piel.

Con un gesto suave y cauteloso, Satoru acaricia el área adolorida, sintiendo la calidez de su piel bajo la yema de sus dedos. Un escalofrío recorre su espina dorsal al percatarse de la fragilidad de Ammyt en ese momento, una fragilidad que despierta en él un impulso irrefrenable de protegerla, de cuidarla como el más preciado de los tesoros.

El corazón de Satoru late con fuerza mientras se sumerge en el abismo de sus propios pensamientos, pero un destello de determinación brilla en sus ojos. Sin pronunciar palabra alguna, se inclina lentamente hacia Ammyt, dejando que el anhelo y la pasión guíen sus movimientos.

El beso es un susurro de amor en la oscuridad de la habitación, una promesa silenciosa de consuelo y apoyo en medio de la tormenta. Los labios de Satoru se funden con los de Ammyt en un baile de ternura y devoción, como si quisieran sellar un pacto eterno de protección mutua.

Ammyt, sorprendida al principio por la intensidad del gesto, pronto se entrega al dulce torbellino de sensaciones que la envuelve. Sus manos se aferran con suavidad a la tela de la camisa de Satoru, buscando refugio en su calidez y seguridad.

Con delicadeza, Satoru la recuesta en la cama, sus ojos brillando con una mezcla de amor y determinación. Sus caricias son un bálsamo para el alma de Ammyt.

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En el silencio que siguió al apasionado beso, Ammyt se sintió dividida entre el deseo abrasador que arde en su pecho y la responsabilidad que pesa sobre sus hombros. Aunque su corazón anhelaba permanecer junto a Satoru, la sombra del compromiso con Naoya y la preocupación por la seguridad de sus hermanos la obligaban a tomar una difícil decisión.

- "Lo siento, Satoru", murmuró Ammyt con voz temblorosa, apartando la mirada para no enfrentarse a los ojos llenos de intensidad de su compañero.

- "Tengo que irme. Hay asuntos pendientes que debo resolver"

Satoru la miró con una mezcla de preocupación y comprensión, sus propios sentimientos en guerra con la realidad de la situación.

- "Entiendo, Ammyt", respondió con suavidad, acariciando con ternura su mejilla, "Pero prométeme que te cuidarás y que volveremos a encontrarnos"

Ammyt asintió con determinación, sintiendo el peso de la promesa en sus hombros.

- "Te lo prometo, Satoru. Pero ahora debo irme."

Con un último beso lleno de anhelo y promesa, Ammyt se separó de Satoru y ve como él parte de la habitación.

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Desde la perspectiva de Naoya, el poder ejercer control sobre la vida de Ammyt y sus hermanos menores era una muestra de su autoridad y dominio sobre la familia Zenin. La información sobre el incidente con Gojo llegó a sus oídos de manera casi instantánea, avivando la furia que siempre ardía en su interior.

Con una mueca de satisfacción retorcida en su rostro, Naoya traía a sus hermanastros menores, Hitori y Ryōsuke, ante él, disfrutando del miedo palpable que se reflejaba en sus ojos. La figura imponente de Naoya los intimidaba, haciéndoles temblar de miedo mientras buscaban desesperadamente a su hermana mayor, Ammyt.

- "¿Dónde está Ammyt?", preguntó Hitori, su voz temblorosa reflejaba su angustia y confusión. "¿Qué le has hecho?"

Naoya apenas les prestó atención, su mente estaba ocupada maquinando la siguiente forma de ejercer su poder sobre ellos. Sin vacilar, decidió castigar a Hitori, el mayor de los dos, ignorando su falta de habilidades en el ámbito de la hechicería y su ausencia de energía maldita.

Con desprecio evidente en su voz, Naoya ordenó el castigo, sin importarle las consecuencias que esto pudiera tener para su hermano menor. Para él, la obediencia ciega y el sometimiento absoluto eran las únicas monedas de valor en el cruel mundo de los Zenin.

...Continuara.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora