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Shoko estaba en su oficina, revisando algunos informes médicos, cuando el sonido estridente de los monitores de Ammyt comenzó a resonar en la enfermería. Su corazón dio un vuelco y, en un instante, dejó caer todo lo que estaba haciendo y corrió hacia la habitación de Ammyt.

- "¡Ammyt!" - exclamó Shoko al entrar en la habitación, viendo cómo los monitores registraban picos alarmantes en sus signos vitales. Se apresuró a su lado, su mente médica evaluando rápidamente la situación.

Ammyt estaba despierta, pero parecía desorientada, con la respiración agitada y el corazón latiendo con fuerza. Shoko tomó su mano, tratando de calmarla.

- "Calma, Ammyt, calma," - susurró Shoko repetidamente, tratando de transmitir tranquilidad con su voz.

Los monitores comenzaron a estabilizarse gradualmente, pero Shoko podía ver que Ammyt estaba luchando internamente. La tensión en su rostro y los espasmos en sus músculos indicaban un estrés extremo. Ammyt intentaba centrarse en la voz de Shoko, pero finalmente volvió a caer en la inconsciencia.

Shoko se quedó junto a ella, manteniendo un ojo en los monitores, asegurándose de que sus signos vitales se estabilizaran completamente. Su mente estaba llena de preocupación. Sabía que algo más grande estaba en juego.

Cuando Ammyt volvió a despertar, Shoko estaba allí, exhausta pero vigilante. Sus ojos, demacrados por el cansancio, encontraron los de Ammyt, y lo primero que notó fue la determinación en ellos. Ammyt se sentó lentamente, y aunque su cuerpo aún estaba debilitado, su espíritu parecía inquebrantable.

- "Ammyt, por favor, necesitas descansar," - dijo Shoko con voz firme pero cansada, intentando detenerla. - "Acabas de despertar después de mucho tiempo. Tu cuerpo no tiene la energía para una batalla."

Ammyt se levantó lentamente de la camilla, sus músculos aún adoloridos por la inactividad prolongada, pero su determinación era inquebrantable.

- "Shoko, no puedo quedarme aquí. No permitiré que nadie más sufra. Debo irme," - respondió Ammyt, con voz firme y decidida.

Shoko la miró con preocupación, desesperación en sus ojos.

- "Si sales ahora, podrías morir. No estás en condiciones de pelear," - insistió Shoko, intentando hacerla entrar en razón.

Ammyt hizo caso omiso, su resolución no se veía afectada por las palabras de Shoko. Se dirigió hacia la puerta, dejando atrás a Shoko.

- "Gracias por todo, Shoko," - dijo Ammyt con una gran sonrisa, como una despedida.

Shoko se quedó allí, observando cómo Ammyt salía de la habitación. Sabía que no podía detenerla, y mientras su corazón estaba lleno de temor, una inquietante sensación de mal presentimiento se instaló en su pecho, aumentando su preocupación por lo que estaba por venir.

Shoko sintió un nudo en el estómago, una mezcla de miedo y presagio. Sabía que la batalla que se avecinaba sería brutal, y aunque confiaba en la fuerza de Ammyt, no podía sacudirse la sensación de que algo oscuro y peligroso estaba al acecho.

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Ammyt salió de la enfermería con un propósito claro en mente. Shoko había intentado detenerla, pero su determinación era inquebrantable. Mientras corría hacia la batalla, sus pensamientos eran un torbellino de recuerdos y resoluciones.

《No puedo permitir que eso suceda de nuevo,》 pensó mientras sus pies golpeaban el suelo con firmeza. 《Satoru no puede morir. No después de todo lo que hemos pasado.》

Cada paso que daba la acercaba más al campo de batalla, y con cada paso, su resolución se fortalecía.

《He leído este manga. Sé lo que pasa,》 se repetía a sí misma, casi como una plegaria. 《Pero esta vez, tengo que cambiar el final. No permitiré que Satoru muera. Preferiría dar mi propia vida antes que verlo caer.》

El recuerdo del día en que descubrió el spoiler y la noticia de la enfermedad de su abuela aún era vívido en su mente, un día que la había marcado profundamente.

《Dos golpes en un solo día,》pensó, con el dolor aún fresco en su corazón. 《¿Fue coincidencia o destino? No lo sé, pero sé que no puedo dejar que ese dolor se repita.》

Sus pasos se hicieron más rápidos, más decididos. Sentía que cada fibra de su ser estaba comprometida con esta misión.

《Tengo un papel que cumplir aquí,》 se decía. 《No soy solo una espectadora. Puedo hacer algo. Puedo cambiar el curso de esta historia. Y no dejaré que nadie más muera.》

Con esa resolución, Ammyt siguió corriendo, su corazón lleno de esperanza y determinación, lista para enfrentar cualquier desafío que se le presentara. La batalla que tanto temía estaba aquí, y estaba preparada para luchar con todo lo que tenía, para proteger a aquellos que amaba.



Ammyt llegó a Shinjuku, sus pasos resonando en las calles vacías. De lejos, escuchó los sonidos de una feroz batalla: explosiones, choques de metal, gritos de lucha. Su corazón latía con fuerza, y cada paso la acercaba más al caos. Entonces, algo a la distancia la hizo detenerse de golpe.

Allí, en medio de la batalla, vio una figura que reconoció al instante. Ryomen Sukuna, con su presencia imponente y aura maligna, estaba a punto de lanzar un ataque devastador hacia Gojo Satoru. Sin pensarlo, Ammyt gritó con todas sus fuerzas.

- "¡SUKUNA!" - su voz resonó, clara y potente, sobre el estruendo de la batalla.

Sukuna se detuvo en seco, girando lentamente la cabeza para mirar directamente a Ammyt. Sus ojos se encontraron, y una chispa de reconocimiento pasó entre ellos. Ammyt, sin su habitual venda, dejó que sus ojos transmitieran toda la determinación y el poder que sentía en ese momento.

Los combatientes en el campo de batalla se quedaron boquiabiertos. Habían pensado que Ammyt aún estaba dormida, atrapada por el sello que le habían puesto. La sorpresa fue palpable en el aire.

- "¿Ammyt?" - murmuró Yuta, sin poder creer lo que veían sus ojos.

- "¡Está despierta!" - exclamó Nobara, mirando a Ammyt con una mezcla de alivio y asombro.

Sukuna sonrió, una sonrisa cruel y despectiva.

- "Vaya, así que has despertado," - dijo Sukuna con voz profunda, pero no con burla, sino con un tono de interés. - "¿Estás aquí para cumplir tu parte del trato?"

Ammyt no respondió con palabras, pero su mirada no vaciló. Dio un paso adelante, el aire a su alrededor vibrando con su energía maldita. En ese instante, se dio cuenta de que Sukuna había cumplido su palabra: no había poseído el cuerpo de Megumi.

La tensión en el aire era palpable. Nadie se atrevía a moverse, todos los ojos fijos en Ammyt y Sukuna. El destino de la batalla pendía de un hilo, y en ese momento, parecía que cualquier cosa podía suceder.

... Continuará.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora