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Dentro de la barrera:

Con el rugido de la batalla resonando a su alrededor, Todo y Yuji se encuentran cara a cara con la maldición de grado especial Hanami, cuyas ramas retorcidas y afiladas parecen emanar pura desesperación. Ante la inminente amenaza, los dos guerreros se preparan para enfrentarse a un enemigo que desafía toda comprensión.

Hanami, con su presencia imponente, desata un torrente de poder maldito que amenaza con abrumar a sus oponentes. Pero Todo, con su determinación inquebrantable, y Yuji, con su valentía indomable, se niegan a retroceder ante la adversidad.

Mientras el choque entre el bien y el mal alcanza su punto álgido, los dos luchadores despliegan todo su arsenal de técnicas y estrategias en un intento desesperado por derrotar a su formidable enemigo. Cada golpe, cada movimiento, está impregnado de la intensidad de la batalla, mientras el destino de todos los presentes pende de un hilo.

En medio del caos, la determinación de Todo y Yuji brilla como un faro de esperanza, recordándoles a ellos mismos y a todos los testigos de la batalla que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la valentía y la determinación nunca se apaga.

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Desde lo alto, Gojo observa con ojos fríos y calculadores la feroz batalla que se desarrolla debajo de él. Cada movimiento de Todo y Yuji es una sinfonía de habilidad y determinación, pero incluso su valentía parece insuficiente frente a la implacable fuerza de Hanami, la maldición de grado especial.

Sin embargo, justo cuando parece que la desesperación está a punto de consumirlos, Gojo toma una decisión audaz. Con una determinación inquebrantable, desciende del cielo en una exhibición deslumbrante de poder. Su técnica, Púrpura, destella como una estrella fugaz, irradiando una fuerza tan pura y poderosa que el aire mismo parece temblar a su paso.


Desde su posición elevada, Gojo observa con satisfacción el efecto de su intervención divina. La barrera que había impedido su entrada se desmorona como papel mojado, revelando su figura majestuosa ante los estupefactos ojos de Todo y Yuji.

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El aire está cargado de electricidad mientras el resplandor de la técnica Púrpura de Gojo ilumina el campo de batalla. Hanami, la maldición de grado especial, se retira ante la abrumadora fuerza del exorcista supremo, desapareciendo en la oscuridad con una rapidez asombrosa.

Todo, con una seriedad inquebrantable, se vuelve hacia Yuji con urgencia en sus ojos. Sabiendo que la técnica de Gojo es una fuerza imparable que arrasaría con cualquier cosa en su camino, le advierte con firmeza.

- "¡Retrocede, Yuji! ¡No te arriesgues a ser atrapado por la técnica de Satoru Gojo!"

El joven Yuji siente la intensidad del momento y obedece sin vacilar, retrocediendo rápidamente mientras el resplandor del poder de Gojo lo envuelve. Observa con asombro y respeto la magnitud del poder desatado ante él, consciente de la brecha abismal que separa su propia habilidad de la maestría de su mentor.

Mientras la técnica de Gojo se desvanece en el horizonte, dejando el campo de batalla envuelto en silencio y humo, Todo y Yuji comparten un momento de reflexión. Saben que aunque Hanami haya escapado por ahora, la batalla está lejos de haber terminado. Con determinación renovada, se preparan para enfrentar los desafíos que se avecinan, sabiendo que su determinación y valentía serán sus mayores aliados en la lucha contra las fuerzas de la oscuridad.

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Ammyt despertó de su inconsciencia, su mente aún nublada por la neblina del trance en el que había estado sumida. Abrió los ojos lentamente, sintiendo una leve punzada en la cabeza. La luz tenue de la enfermería bañaba la habitación, y se dio cuenta de que estaba recostada en una cama.

Mientras intentaba reunir sus pensamientos, la figura de Shoko Ieiri, la enfermera de la escuela, se materializó frente a ella.

- "¿Qué... qué pasó?" preguntó Ammyt, su voz apenas un susurro.

Shoko le ofreció una sonrisa tranquilizadora. - "Te desmayaste durante la batalla, Ammyt. Pero no te preocupes, todos están bien.", respondió con calma.

Ammyt frunció el ceño, tratando de entender lo que había sucedido. Recordaba haber usado su ritual maldito, Hīringu, durante su baile para proteger a sus compañeros. Pero ¿cómo habían llegado todos a estar bien si ella se desmayo?

- "¿Qué quieres decir?" preguntó, su confusión evidente en su voz.

Shoko pareció titubear por un momento antes de responder con cautela.

- "Parece que mientras estabas inconsciente, todos los estudiantes y profesores recibieron una especie de curación misteriosa. Nadie sabe quién fue, pero gracias a eso, todos están bien", explicó.

El corazón de Ammyt se aceleró al escuchar las palabras de Shoko. Nadie sabía que había sido ella quien los había protegido. Una mezcla de alivio y satisfacción la invadió, aunque también se preguntaba cómo mantener su secreto.

Sin embargo, pronto esa emoción se desvaneció, dejando espacio para el enojo y la tristeza. Se levantó bruscamente de la cama, ignorando los intentos de Shoko por detenerla, y salió corriendo de la enfermería.

Las lágrimas le nublaban la vista mientras corría por los pasillos de la escuela de hechicería. Se dirigió directo hacia su habitación, necesitando estar sola para procesar todo lo que había sucedido. Se sentía traicionada por la indiferencia de los demás hacia su sacrificio, y el peso de su secreto le oprimía el pecho.

Cuando finalmente llegó a su habitación, se dejó caer en la cama, sintiéndose exhausta emocionalmente. Prometió a sí misma que seguiría protegiendo a los demás, pero esta vez, lo haría sin esperar reconocimiento alguno.

...Continuara.

¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! - "Estoy En Jujutsu Kaisen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora