Capítulo 4: Cojones con el chico nuevo.

320 4 1
                                    

Parecíamos amigas de toda la vida y eso hacía sentirme extraña siempre habíamos sido Pallina y yo y alguna chica, pero nunca como Sadla y tengo miedo de que Sadla decida usar todo lo que sabe sobre mi para hacer cualquiera plan macabro.

 — Oye, Chloe ¿Sabes que vendrá un chico nuevo a nuestra clase?

— ¿En serio? ¿Qué sabes sobre él?

 — Pues que por lo visto es el primo de Ian, creo que se llama Damen o algo así. 

Sólo con oír su nombre mi cuerpo se estremece, nunca quise que esto llegara tan lejos hubiera preferido que no me besara, que nada pasar que hubiéramos seguido con nuestra relación amor-odio de toda la vida, pero no. Tenía que ocurrir el accidente. Todo es culpa del puto accidente, soy idiota.

— Genial, oye chicas yo me voy. Tengo que repasar unas cosas. ¿Nos vemos mañana no?

— Claro, cuídate.

Salí de la cafetería. No tenía ni idea de a donde me dirigía lo único que sabía es que mi corazón era el que guiaba la Vespa, no yo. Seguí conduciendo y con forme pasaba el tiempo me hiba dando cuenta; había caído en sus redes, estaba locamente, apasionadamente y completamente enamorada de Ian y quería ver esa mirada que hacía que se me nublara la mente. No quería que lo supiera y menos él o Pallina, pobre Pallina si lo supiera me odiaría para siempre. Pero, ¿Qué le vamos a hacer? El amor no entiende a amistades.

Terminé en la playa. Corrí hacía la arena y me quité los zapatos que traía y noté esa sensación de cosquilleo en la palma de los pies y entre los dedos. Fantástico. Había uno, dos, tres ¡cuatro! surferos, todos de ellos navegaban entre las olas, su piel dorada y su pelo mojado hacía de ello un paraíso en la tierra. 

Me senté en la arena seca y miré hacía arriba y cerré los ojos y empecé a imaginarme como sería mi vida dentro de unos años. Casa, hijos, marido, perro... todo lo que una chica aspira a tener. Pero yo, que soy loca, malhumorada y que sus sentimientos los guarda bajo 50 candados y una pared blindad a prueba de bombas atómicas no conseguirá nada de eso. 

— Oh, mira quien está aquí si es Chloe.

— Ts. Calla Ian y déjame disfrutar de mi relajación. — Dije con el corazón en la boca.

— Mmm... Suena bien. ¿Puedo sentarme a tú lado?

— Bueno, si te hace ilusión.

Nos quedamos en silencio, me sentía tímida y pequeña, no sabía que hacer, no sabía que era el amor. Estuvimos en silencio unos 10 minutos si no más. Y cada vez el ambiente se hizo más tenso.

— No podemos seguir así.

— Así, ¿cómo?

— Ya sabes, besándonos casi siempre que estamos solos. No puede ser.

— ¿Por qué?

— Porque mi mejor amiga, lleva mucho tiempo enámorada de ti y no la quiero lastimar. — Mis ojos pican, sé que pronto comenzaré a llorar. Joder, no sabía que dolía tanto.

— Vaya, entonces ¿Lo admites?

— ¿Uh?

— Qué estas colada por mi.

— Mmm, Pues fíjate Ian — Se acabó, las lágrimas que había contenido, surcan mis mejillas en un abrir y cerrar los ojos. Me giro y lo miro, me da igual que me vea llorando. — Sí, llevo dos años enámorada de ti. Pero aún así no voy a ir detrás tuya como perro faldero, pienso olvidarte.

Me abraza y me estrecha entre sus brazos, aún mojados por el agua de mar. Se acomoda entre el hueco de mi cuello y un escalofrio me recorre el cuerpo, me agarro a la camiseta que lleva y sonrío.

— ¿Por qué me abrazas?

— Porque me gusta sentir tu cuerpo pegado al mío.

— A.. ami también me gusta.

Nos soltamos y siento un vacío en mi interior y una vocecilla dentro de mi, me dice que me lance sobre él y lo vuelva a abrazar, pero no lo hago.

— Mi primo se va a mudar ¿Sabes?

— Algo había oído. ¿Estás contento?

— Claro que sí — Dice con una enorme sonrisa en la cara. — Estoy muy contento, le conozco desde los 5 años.

— Yo mejor me voy, empieza a refresacar. Nos vemos.

— Ahora es cuando te besaría pero me dijistes que no lo hiciera ¿No?

Me tiro en sus brazos lo abrazo con tanta fuerza que temo acerle daño, pero me da igual él también me abraza con fuerza. Me despego un poco de él le doy un ligero beso en los labios y desaparezo en la noche.

Cuando llego al instituto veo al chico nuevo junto con Ian y Erick. Es alto, moreno y tiene buen cuerpo, lo miro bien, nariz recta y ojos azules. Pelo oscuro. No está nada mal. Me ve, me saluda y sonríe. No está nada mal.

— ¡Hola! Soy Damen ¿Y tú?

— Soy Chloe, un placer.

— El placer es mío.

— ¿De dónde vienes?

— De España, está al sur de Europa, es precioso.

— He visto documentales y si, es precioso. Bueno adiós.

Pasan las horas y pienso en Damen, no se parece en nada a Ian. Son completamente distintos, aunque Damen me haya hablando, yo no quería hablar con él, yo quería hablar con Ian, pero no me ha mirado.

A la salida del instituto, cojo mi Vespa y Damen me saluda con la mano.

— Oye, Chloe ¿Te puedo pedir un favor?

— Um, si claro

— ¿Te importa llevarme a un sitio?

— ¿No te vas con Ian?

— No, no, aunque viva en su casa, tengo libertad.

— Ya bueno, sube pues.

Me indica la dirección y algunas veces noto que su mano se pone más abajo de lo que debería, pero no me puedo mover no quiero terminar estampada con un coche de nuevo. Llegamos a una especie de sitio con cámaras de gas y ese tipo de cosas que se dan historia, justamente hoy hablamos de este sitio.

— ¿Este no es el sitio que mencionó el profesor?

— Exacto.

Siento su mano en el cuello inmovilizandome y con la otra me pone un paño en la nariz, no sé lo que es, pero lo que si sé es que... empiezo... a... tener... mucho... sueñooo....

Lo siguiente que recuerdo es que estoy en un cuarto, sin luz ni agua ni nada que llevarme a la boca, solo una maldita ventana y una nota: Sal conmigo y tú amiga pagará las consecuencias, atte: Damen

— ¿Desde cuándo se pide salir asi a alguien? Joder. — Pienso y esta situación me da risa.

Recuerdo que llevo el móvil encima y le escribo un mensaje a toda prisa, mis manos flaquean y mi cuerpo empieza a sudar. drogas como no.

''Sadla ayúd...'' Eviar.

No sé si el mensaje se envió pero me caí redonda al suelo y no sentí nada más.

Se lo que piensas. [Parada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora