En el helicóptero JJ agarró el bolso del piloto para ver si este tenía algo que ver con Ward. Y para nuestra mala suerte, vimos una imagen del Costal Venture, lo que significaba que si.
Cuando JJ trato de disimular devolviendo las cosas al bolso del piloto, fue visto. Haciendo que soltara el control de manejo por un tiempo para pelear. Para cuando volvió a pilotear ya era demasiado tarde y tuvimos un accidente cayendo en el agua.
Todos salieron rápidamente del helicóptero y se escaparon. Pero yo no podía permitir que ese señor muriera en ese accidente. Asique nade hacia él y lo llevé a la orilla.
Portis: gracias.
T/n: nos mentiste. ¿Quién eres? - veo unos hombres que vienen rápidamente en nuestra dirección -
Portis: deberías irte de aquí.
T/n: mierda.
X: ¡atrapenla! Más rápido.
Comencé a correr lo más rápido que pude y me escondí. Cuando un hombre me encontró, lo golpeé y volví a escapar hasta que otros dos hombres me sostuvieron con fuerza y me llevaron con ellos.
X: perdimos a los otros. Seguiremos buscando.
T/n: te salvé la vida.
Portis: lo sé, lo siento. Intentaré ayudarte, ¿sí? Juro que no sabía que sería así.
Portis: si no te resistes, si haces lo que te dicen, probablemente no te hagan daño.
T/n: ¿qué te prometió Ward?
Portis: ¿quién? - me mira confundido -
Portis: sigue mi consejo. Haz lo que te digan. Buena suerte. - se va -
X: bien. Vamos.
Ellos me llevaron a una mansión muy grande llena de guardias, perros guardianes y servidumbre. Me llevaron a algo llamado la habitación del Orinoco. Dijeron que íbamos a cenar a las ocho, tenía que bañarme y ponerme un hermoso vestido rojo.
Nada de esto tenía sentido, ¿qué es lo que sucede? ¿Quién fue que me secuestró? Tenía demasiado miedo para descubrirlo.
Aún así, me puse el vestido rojo. Y en el momento en que la chica de la servidumbre vino por mi. Baje y fui a donde ella me indicó.
Allí vi a un hombre alto, vestía de traje, y estaba rapado, no pude ver su cara ya que estaba dado vuelta.
T/n: ¿disculpa? - él volteó a verme con una sonrisa y pude ver que era Rafe -
Me quedé helada, no sabía que pensar o decir. Pero él se acercó a mi tan confundido como yo.
T/n: no, no. Quédate ahí. - levanté mi mano para detenerlo -
T/n: ¿es enserió, Rafe? ¿Otra vez con ésto? - pregunté furiosa -
Rafe: ¿de qué hablas? ¿Quieres de parte de mi trato?
T/n: ¿de qué hablas?
X: me preguntaba si su pequeña reunión sería algo tensa. - ambos volteamos a ver al señor que se encontraba parado junto a una ventana -
Rafe: ¿quién es usted?
X: ¿yo? Me llamo Carlos Singh. Es un placer conocerlo, señor Cameron.
Carlos: y, señorita Routledge, me disculpo por los métodos rudos para traerla aquí.
Carlos: porfavor, vengan. Siéntense.
Carlos: vengan, no muerdo.
Rafe: ¿métodos rudos? ¿Qué hay de mí?
Carlos: sí, señor Cameron, engaños. Pero el fin justifica los medios, me temo. Siéntense. Tenemos mucho de que hablar. - ambos nos sentamos -
T/n: ¿por qué estamos aquí?
Carlos: Srta. Routledge, Sr. Cameron, compartimos ciertos intereses. Objetivos.
Rafe: ¿no se trata de la cruz?
Carlos: sí. Indirectamente, se trata de la cruz, pero se trata de algo mucho más grande que la cruz. Esto tiene otra magnitud. Completar la gran búsqueda.
Carlos: verán, la historia cuenta que, hace 450 años, un soldado español salió de la cuenca del Orinoco con unas cuentas de oro.
Carlos: cuando le preguntaron de dónde provenían, respondió que se las había dado una tribu indígena pacífica que vivía en una ciudad de oro. Él dorado. Y durante los siguientes 450 años, la gente intentó encontrar ese oro.
Carlos: lo intentaron. Conquistadores, caballeros, capitanes de barcos, tribus, naciones enteras. Todos luchando entre sí por llegar al final del arcoíris. Miles de vidas se perdieron por la fiebre del oro. Y depende de mí. Depende de mí completar la tarea.
Carlos: terminar una búsqueda que lleva casi 500 años. Quizás la mayor búsqueda en la historia del hemisferio occidental. Y ustedes dos... - nos señala -
Carlos: van a jugar un papel importante. ¿Qué dice, señorita Routledge? ¿le interesa la historia?
T/n: me importa más el futuro.
Rafe: no escuché ni una palabra de lo que dijo. ¿Cuánto más va a filosofar?
Carlos: es directo, ¿verdad, señor Cameron?
T/n: ¿qué es lo que quiere de mí?
Carlos: creo que usted y sus amigos tienen algo que puede ayudarme a conseguir lo que quiero.
T/n: ¿qué cosa?
Carlos: un viejo manuscrito. Un diario, de hecho.
Sabía exactamente a lo que refería. Era el diario de Denmark Tanny lo que él buscaba. Y sabía que debía defenderlo sin importar lo que pasara.
Rafe: yo no tengo idea de lo que esta hablando.
T/n: qué ridículo. No sé nada sobre un diario.
Carlos: entonces, ¿cómo supieron que la cruz estaba en el Royal Merchant?
T/n: mire, quiero ayudarlo, pero no puedo.
Carlos: esperaba que no dijera eso. Porque, lamentablemente, no le creo.
Carlos: usted y su amigo no pudieron encontrarla de otra forma.
T/n: él no es mi amigo.
Carlos: no podemos ser todos amigos.
Rafe: miré, esto es ridículo, ¿sí? Me voy. No sé nada de ningún diario. Así que... - él intenta irse pero un guardia lo detiene -
Carlos: ¿cree que soy tonto, señor Cameron? ¿Cree que soy tonto?
Carlos: usted tiene la cruz. Ella y sus amigos la tuvieron en un momento. Uno de ustedes tiene el diario.
Carlos: sí realmente no sabe nada, le sugiero que convenza a su amiga de decirme.
Carlos: una vez que tenga el diario, podrán irse.
Carlos: disfruten del lugar durante su estadía. Pero debo advertirles. No tengo mucha paciencia. Tienen un día.
Carlos: vayan a la ventana para una demostración. Creo que les gustará. - se va y nos encierran -
Rafe: ¡oiga! ¿Terminó de hablar? ¡oiga!
T/n: nos encerró. - fuimos a ver por la ventana -
Rafe: ¿quién diablos es ese?
T/n: lo conozco. Es Jimmy Portis. Intentaba ayudarme.
Carlos nos mira antes de ir y dispararle a Jimmy.
Rafe: este diario. Oye, no mientas. No mientas, ¿sí? ¿Lo tienes? ¿T/n?
T/n: no.
Muchas gracias por leer, pueden votar y comentar lo super agradecería, pronto estaré subiendo más, los amoo
ESTÁS LEYENDO
𝗢𝘂𝘁𝗲𝗿 𝗯𝗮𝗻𝗸𝘀 || 𝑹𝒂𝒇𝒆 𝑪𝒂𝒎𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒚 𝒕𝒖
Fanfiction𝒉𝒖𝒃𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒖𝒔 𝒑𝒆𝒄𝒂𝒅𝒐𝒔, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒐, 𝒎𝒐𝒓𝒊 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐.