Capítulo VI

49 13 2
                                        



A veces no es fácil procesar la información o sucesos cuando se pone en tela de juicio la confianza, el distanciamiento de los corazones también puede influir en el momento de analizar las cosas... por lo que Candy siente como si su estómago se encogiera de sólo imaginar que su esposo ha estado abrazando a otra mujer, puede que quizás hasta besado, pero lo más importante... haber estado muy cerca el uno del otro como para que ahora sus ropas tengan rastros del aroma de esa desconocida.

¿Qué se debe hacer en éstos casos? ¿Cómo lo afrontas? ¿Qué se debe decir? Por más que lo intente no sabe la respuesta correcta, y eso hace que el corazón duela porque no entiende en qué momento ese hombre fue capaz de traicionar tu confianza.

-No... no debo sacar conjeturas tan a la ligera... de seguro hay alguna explicación para todo ésto.

Se dice a sí misma para intentar recobrar la compostura, seguramente no es nada y se está montando una historia en su cabeza. Por lo que Candy decide que no quiere precipitarse en acusaciones sin tener mayor certeza o pruebas, por lo que sólo se limitaba a observar cada uno de sus movimientos cuando Anthony sale del baño... él seca sus cabellos mientras observa el traje que ha sido seleccionado para la ocasión: toma los pantalones y se los coloca luego sigue con la camisa y empieza a abrochar los botones de presto le llamó la atención que se estuviese colocando unos gemelos que nunca antes le había visto por lo que le pregunta:


-¿De dónde has sacado eso?

-¿A qué te refieres?

-Esos gemelos, nunca te los había visto ¿Quién te los dio?

-Los compré ¿Algún problema? Ahora resulta que no puedo comprarme un capricho, para eso me gano el dinero trabajando ¿No te parece?

-No he querido decir eso, sólo que me parece extraño, siempre me pides a mí que te compre algo cuando has visto que te hace falta. Y no sabía que los habías comprado.

-Vamos a un evento especial Candy, no puedo ir con los accesorios de siempre. No le des más vueltas al asunto que no tiene importancia, mejor marchemos, sino llegaremos tarde.


Ella no añadió más, pero la forma en cómo se había expresado no le gustó para nada, aunque no sabía si achacarlo a que todavía no habían logrado reconciliarse y por eso usaba ese tono tan despectivo.




Ya en la fiesta, ante todos parecía como si nada hubiese pasado entre los esposos, Anthony estaba hablando con sus colegas en un lado del salón mientras que en el opuesto su esposa saludaba a sus amigas, las señoras de la alta sociedad en Chicago, cuando de presto un caballero elegante y con paso decidido se dirigía hacia donde ella estaba.


-Muy buenas noches señoras, es un gusto poder deleitarse la vista con tanta belleza aquí reunida.

-Señor, ese comentario está muy fuera de lugar.


Le espetó Margarita McGregor, abochornada por la osadía del joven.


-Pido mil disculpas, pero es que no pude contenerme, en realidad estoy encantado de haber venido a éste evento, de otra manera me habría perdido la oportunidad de conocer a tan hermosas y distinguidas damas. Señora Andrew, es un gusto volver a verla.


Puntualiza a la vez que hace una leve reverencia, logrando con ello que a Candy le subieran los colores al rostro, no entendía la razón por la cual ese hombre había aparecido de repente y temía de sus intenciones. Margarita, Annie, Leslie y un par de señoras más se vuelven para ver a la rubia y que ésta pudiera hacer la presentación del caballero frente a ellas como es debido.

-Se-señor Grandchester. Señoras, permítanme presentarles a Terreuce Grandchester, él es un... bueno, tiene relación y negocios con los Andrew en Londres.

-Así es... y estaba muy entusiasmado con mi último proyecto aunque es una pena que nuestros negocios hayan quedado pausados, déjeme decirle que todavía sigo interesado en cerrar el trato señora Andrew.

-Señor Grandchester, me temo que éste no es lugar para tratar ese tipo de asuntos, nos encontramos en una gala benéfica.

Comentó la señora McGregor con la clara intención de alejarlo de ellas.

-Tiene razón, ¿Qué les parece si hago una oferta? La suma que irá a los fondos, será la mitad del dinero que estoy dispuesto en aumentar en el valor de la propiedad.

Propone a la vez que saca su chequera y apunta una cantidad, luego lo firma y entrega a la rubia quien lo recibe dubitativamente; las demás mujeres se le acercan curiosas por conocer la cantidad, logrando con ello que más de una se llevara las manos a la boca por la sorpresa.


-Por favor señora Andrew, os encargo poder entregar el cheque, es mi humilde aporte para una causa tan noble como ésta. Si me disculpan, deseo poder ir a saludar a unos camaradas. Con su permiso.


Todas están sorprendidas por lo que acaba de pasar, algo tan insólito sin duda, que ha despertado la curiosidad. Un abrupto y descortés acercamiento para luego hacer una donación cuantiosa, ¿Era para impresionar a la señora Andrew? ¿Está coqueteando deliberadamente con una mujer casada? ¿Ella también está interesada en el señor Grandchester? ¿Lo sabrá su marido? Lo que sí estaba claro es que no había sido un movimiento tan sencillo como lo aparentaba.

-Pero ¿Quién es ese hombre Candy?

-No lo sé Leslie, lo conocí en nuestro último viaje a Londres, sólo sé que fue compañero de estudio de mi esposo cuando estuvo en ese país.

-Hay que admitir que es muy guapo, quizás por eso se excede en sus modales, porque sabe que con esa sonrisa cualquier mujer le va a perdonar todo.

-Pues no es bueno que seas tan permisiva con él Candy, si sabes que a tu esposo no le agrada.


La rubia posa su mirada en Annie quien acababa de hacer el comentario mordaz, con una expresión que quiere decir claramente "¿Tú cómo sabes eso?".

SEÑORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora