Capítulo X

59 13 5
                                        

Después de dos semanas discutiendo puntos y llegando a acuerdos, los Andrew estaban por cerrar negocios con Grandchester; Anthony estaba satisfecho con todo, incluido el hecho de que finalmente firmarían la venta de la casa en Escocia. Guarda un par de papeles en el folio sobre su escritorio para entregarlo a la secretaria, se dispone en ir a buscar a su querida Annie, hacía varios días que no la ve y estaba deseoso de poder celebrar con ella las buenas nuevas.

Candy por su parte sale con la mucama y compran productos y víveres para dejar en la mansión que está abandonada desde que se mudaron a la ciudad, esperaba que no se haya estropeado mucho debido a la ausencia. El chofer la lleva hasta su antiguo hogar.

Al abrir la puerta se lleva una gran sorpresa al encontrar todo en perfecto orden y limpio, en eso se oyen los pasos de una persona acercarse.

-Disculpe, ¿Quiénes son ustedes?

-Eso mismo me pregunto yo ¿Quién eres tú y qué haces aquí?

-Soy Sara la doncella que contrató el señor Andrew para cuidar de la casa.

-¿Mi marido te contrató? Qué extraño, no me ha dicho nada al respecto.

Inquiere sorprendida Candy, no tenía ni el más mínimo recuerdo de que él le hubiese comentado algo sobre eso. Observa a la joven por unos segundos, quien se ha puesto nerviosa al descubrir quién era ella; la rubia no entiende la razón por lo que intenta tranquilizarla.

-Has hecho un buen trabajo en la casa, gracias. Ahora ve con Lucia y bajen del coche las cosas que traigo.

-Eh... bueno...

-Niña, acompáñame.

Le pide impaciente la doncella, Sara dudaba por unos momentos y estaba por moverse o decir algo cuando se escuchó un estruendo venir de la planta superior. Candy se sorprende, creía que no había nadie más en el lugar.

-¿Qué ha sido eso?

Dice a la vez que se dirige a la escalera que lleva a la segunda planta.

-Se-señora, no se preocupe. De seguro ha sido el viento que ha cerrado alguna ventana con fuerza, he sido descuidada dejándola abierta.

-Eso no ha sido una ventana Sara.

-Se-señora, por favor...

Le suplica torpemente mientras la toma de la mano para que no siga avanzando. La doncella de Candy se molesta y la reprende.

-Niña ¿Cómo se te ocurre contradecir a tu señora? Más vale que no estés ocultando nada y seas una ladrona.

-Y-yo... yo no soy una ladrona, le juro por mi madre que el señor Anthony me contrató. Pero le sugiero que mejor no suba allá arriba.

La actitud de la chica no le parecía a Candy, por lo que sin más dilación decide ir a ver qué es lo que estaba pasando. Camina por el pasillo superior esperando ver u oír algo; ahí estaba otra vez el estruendo, provenía de la que antes era su alcoba.

Si alguien estaba robando podía detenerlo con las manos en la masa, por lo que decide tomar el jarrón que está sobre la mesilla ahí cercana para usarlo como arma. Finalmente abre con sigilo la puerta para no alertar al ladrón.

La joven se lleva la sorpresa de su vida... ahí estaba su marido, a medio vestir y besando a otra mujer. Le sostenía las manos sobre su cabeza mientras le devoraba la boca y presionaba su cuerpo contra la puerta del armario. El jarrón que sostenía termina estrellándose contra el suelo, llamando con ello la atención de la pareja, quienes alertados por el sonido vuelven sus ojos hacia la figura que se encuentra parada en el umbral.

SEÑORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora