SEÑORA

Capítulo XIII

Cuando Anthony llega a su casa se encuentra a su esposa en la habitación sentada cerca de la ventana mirando al exterior mientras sus ojos derraman lágrimas de dolor. Ella lo ignora y ni se atreve a mirarlo incluso cuando él empieza a hablar:

-Se puede saber ¿Qué demonios te pasó en el club? ¿Por qué agrediste a Annie?

-Todavía sigues viéndote con esa mujer ¿Verdad?

-Contesta mi pregunta. Cielos Candy, nunca me imaginé que fueras a comportarte de esa manera.

-Yo no hice nada.

-Por favor, no quieras engañarme que vi cómo le dejaste el rostro de magullado por la bofetada que le propinaste.

-Yo no fui, sino que Eliza se dio ese gusto, porque si lo hubiese hecho yo, créeme que le habría cruzado la cara dos veces por descarada. Por meterse con mi marido y por sinvergüenza.

-No mientas, si has sido tú quien incitó a Eliza para que también la maltratara, no hacía falta que la humillaran públicamente.

-¿Qué yo miento? Y tú ¿Qué? Me dijiste que lo vuestro había terminado, pero me la encuentro en tu oficina, se aparece en el club para encontrarse contigo y verte, está por todas partes y a saber cuántas veces más se han estado viendo a mis espaldas y revolcándose en cualquier lugar. Incluso hoy estoy segura que te fuiste a acostar con ella para consolarla.

-Si tardé en regresar fue porque la llevé al hospital.

-Sí claro. Te preocupas demasiado por una simple vulgar amante, no me estás demostrando que realmente estás arrepentido de tu error y que a la única persona que amas soy yo. Me mentiste cuando dijiste que entre ustedes ya no había nada ¡Eres de lo peor! Ustedes son los que me engañaron y tienes el descaro de ahora venir y reclamarme.

-Ella fue atacada por ustedes, cómo no habría de preocuparme y llevarla con el doctor, podrían haberle hecho mucho daño.

-Qué angustiado estas por ella ¿Por qué no te preocupas por mí? Yo soy tu esposa. ¿A caso no te importa el daño que me habéis causado los dos? La vergüenza que me habéis hecho pasar. Ahora todo Chicago sabrá que me eres infiel con esa mujer. La angustia y el estrés al que me están sometiendo.

-Es un daño que te has buscado por hacer semejante escandalo precisamente en el club.

-No me crees cuando te digo que yo no tuve nada que ver ¿Verdad? Sin embargo, yo debía de creerte cuando me dijiste que lo de ustedes se había terminado, cuando me suplicaste que te perdonara que era la mujer más importante en tu vida, y ahora veo que no es así. Fui una tonta por creer en tus palabras, quería hacerlo. Estaba tan feliz de que lo nuestro se hubiese arreglado "supuestamente", que tenía una gran noticia para darte.

-Fui claro cuando te dije que entre nosotros ya no hay nada que incluso accedí a que la echaras de la oficina y le prohibieras la entrada, y hasta dejé de hacer viajes de negocios para que no creyeras que los hacía para encontrarme con ella, pero no te es suficiente que tienes que humillarla cada vez que te la encuentras.

-Qué considerado de tu parte por no viajar sin que yo te lo pidiera, es evidente que cada vez que lo hacías era para encontrarte con esa fulana y fornicar sin restricciones. Incluso te la llevaste a nuestra casa en Lakewood donde vivíamos antes y la tenías como la señora ¡Eres un sinvergüenza!

-Te dije que iba a cambiar y así fue, no sé por qué ahora traes todo eso a colación si me has perdonado.

-Esto nunca se va a terminar mientras sigas viéndote con ella, mientras siga rondándote.

-¿Es eso una amenaza?

-Estoy diciendo lo evidente. Por si no te has percatado estás más preocupado por ella y culpándome de que la he atacado cuando no es así, pero no me has preguntado cómo estoy, lo que siento o si necesito algo.