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La preparatoria Hawkins era como cualquier otra escuela en un pequeño pueblo de Estados Unidos en los años 80. Los pasillos estaban llenos de estudiantes con peinados voluminosos, chaquetas de mezclilla y camisetas de bandas de rock. Para Nicole, cada día era una batalla.

Vivía en un parque de trailers en las afueras del pueblo, su padre era alcohólico, y su situación económica era visible en su ropa desgastada y libros de segunda mano.

Nicole caminaba por el pasillo con la cabeza gacha, evitando el contacto visual. Su cabello rubio caía en mechones desordenados sobre sus hombros. Se dirigía a su casillero cuando escuchó las risas familiares de Tommy H. y Carol.

Tommy H., con su chaqueta del equipo de fútbol y su eterna sonrisa burlona, estaba apoyado contra el casillero de Steve. Carol, con su mirada altanera, estaba a su lado.

—Hey, miren quién viene—dijo Tommy, su voz resonando en el pasillo. —Es la princesa del parque de trailers.

Carol se rió, lanzando su cabello castaño hacia atrás.
—¿Nicole, no te cansas de usar esa misma camiseta todos los días? Tal vez deberías lavarla alguna vez.

Nicole sintió cómo sus mejillas se encendían. Trató de ignorarlos, pero los comentarios seguían llegando como flechas envenenadas.

—¿Oye, Nicole,—continuó Tommy, —¿cómo es vivir con ratas y cucarachas? Debe ser toda una aventura.

Nicole estaba a punto de responder cuando Steve, que había estado revisando su casillero, intervino.

—Hey, chicos,— dijo Steve, cerrando su casillero y girándose hacia ellos. —¿Vieron el partido anoche? Los Lakers estuvieron increíbles.

Tommy y Carol se callaron de inmediato y dirigieron su atención a Steve. La influencia de Steve era palpable, y cualquier cosa que dijera se convertía en el tema de conversación.

—Sí, fue un partidazo,—dijo Tommy, animado.—Magic Johnson estuvo impresionante.

Nicole aprovechó la distracción para alejarse rápidamente, sintiendo una mezcla de alivio y vergüenza. Sabía que Steve no había intervenido por ella, sino para cambiar el tema. Aun así, agradecía la tregua.

Mientras se alejaba, escuchó a Steve hablar sobre las jugadas del partido, y las risas de Tommy y Carol disminuyeron a medida que se alejaba. Nicole apretó los libros contra su pecho y continuó caminando, deseando que los años de secundaria pasaran rápido y que algún día pudiera dejar todo esto atrás.

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La clase de historia estaba en pleno apogeo, con el profesor Mr. Thompson hablando apasionadamente sobre la Guerra Fría. Los estudiantes tomaban notas o miraban distraídamente por la ventana, pero Nicole estaba concentrada en su cuaderno, escribiendo con esmero.

De repente, sintió una ligera patada en la pierna. Levantó la vista y vio a Steve sentado al lado suyo.

—Hey,—susurró Steve. —Quería darte las gracias por lo que hiciste el otro día.

Nicole lo miró con seriedad.—No fue nada.

Steve asintió.—Aún así.

Hubo una pausa incómoda, y luego Steve añadió: —Por cierto, ¿Que haces aquí? Te cambiaste de clase.

Nicole arqueó una ceja.— ¿De qué hablas? He estado en esta clase desde el principio.

Steve parpadeó, sorprendido. —¿En serio? No me di cuenta.

Nicole asintió con la mirada en su cuaderno.

Steve se rascó la nuca, incómodo. —Lo siento. A veces no presto atención. Por cierto, ¿cómo te llamas?.

Nicole mantuvo su mirada fija en él.—Nicole.

Steve asintió lentamente.

Nicole volvió a sus notas, intentando concentrarse en la lección. Después de unos minutos, sintió otra patada ligera en la pierna. Miró de nuevo a Steve, que le pasó una nota doblada.

Con recelo, Nicole la abrió. "Perdón por ser un idiota," decía en una letra apresurada. Ella suspiró, guardando la nota en su cuaderno sin responder.

La clase continuó, y Nicole intentó enfocarse en las palabras de Mr. Thompson. Sentía la mirada ocasional de Steve, pero no volvió a mirarlo. Estaba acostumbrada a ser invisible, pero algo en su interior se removía con la disculpa de Steve.

Illicit Affairs || S.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora