Illicit Affairs || S.H

10

El aula estaba sumida en el silencio tenso de la concentración mientras el profesor Johnson dictaba la lección del día. Steve y Nicole estaban sentados cerca uno del otro, aunque la distancia entre ellos parecía achicarse con cada mirada furtiva y cada sonrisa cómplice compartida.

En medio de la clase, Steve deslizó discretamente una nota perfectamente doblada hacia Nicole. Sus manos apenas se rozaron durante el intercambio, pero el gesto provocó un cosquilleo de anticipación en ambos.

La nota decía: ¿Nos vemos afuera del gimnasio después de clase?.

Nicole leyó las palabras con una mezcla de emoción y nerviosismo.

Los últimos días habían sido testigos de una creciente complicidad entre Steve y Nicole. Aunque nadie en la escuela sabía de sus encuentros en la tienda de conveniencia o en el trailer de Nicole, cada momento compartido era un pequeño tesoro para ambos, un refugio de la realidad que los rodeaba.

Steve, por su parte, había empezado a sentir algo más que amistad por Nicole. Sus conversaciones lo cautivaban, su sonrisa iluminaba sus días y su misterio lo intrigaba. Aunque no había encontrado las palabras para expresar sus sentimientos, cada gesto y cada mirada revelaban su creciente interés.

Después de la clase, Steve y Nicole se encontraron afuera del gimnasio, el sol de la tarde pintando un halo dorado alrededor de ellos. Steve miró a Nicole con determinación, sintiendo el peso de sus emociones mientras se preparaba para confesarle lo que había estado sintiendo.

"Necesito decirte algo", comenzó Steve, su voz temblorosa pero decidida. Nicole lo miraba con atención, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad. Steve continuó, las palabras saliendo de su boca antes de que pudiera detenerlas.—Me gustas, Nicole. Más que como amiga.

El corazón de Nicole pareció detenerse por un instante, sus pensamientos dando vueltas mientras procesaba las palabras de Steve. No sabía cómo reaccionar, cómo responder a la confesión que había estado esperando y temiendo al mismo tiempo.

El aire entre ellos se cargó de expectativa mientras esperaban la respuesta de Nicole. El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, como si el universo estuviera suspendido en espera de lo que sucedería a continuación en ese instante lleno de verdad y vulnerabilidad.

Nicole parpadeó, sintiendo cómo las palabras de Steve resonaban en su mente, dejándola sin saber qué responder. La confesión había sido inesperada, y la mezcla de emociones la había dejado sin aliento. Los últimos días habían sido una montaña rusa de encuentros y secretos, y ahora todo se volvía aún más complicado.

Steve, viendo la confusión en los ojos de Nicole, sintió un nudo en el estómago. La falta de una respuesta inmediata lo llenaba de incertidumbre, pero decidió seguir hablando, esperando aliviar un poco la tensión.

—Nicole, sé que esto puede parecer apresurado o inesperado—, comenzó, su voz suave y tranquila. —Pero quiero que sepas que todo lo que hemos compartido ha significado mucho para mí. No había planeado sentirme así, pero aquí estoy, diciéndote que me gustas. Y lo digo en serio.

Nicole bajó la mirada, tratando de procesar sus palabras. Los recuerdos de sus encuentros en la tienda de conveniencia, las largas charlas y las risas compartidas, se mezclaban con la realidad de su vida complicada. La vulnerabilidad de Steve la conmovía, pero también la asustaba.

Steve continuó, llenando el silencio con sus pensamientos. —No espero una respuesta ahora. Solo quiero que sepas que me importas. Quiero conocerte más, pasar más tiempo contigo. Sé que tu vida no es fácil, y no quiero complicarla más. Pero no puedo negar lo que siento.

Nicole levantó la vista, encontrándose con los ojos sinceros de Steve. Sentía el peso de sus palabras, y aunque no podía articular una respuesta, la honestidad y la paciencia en su voz le daban un poco de consuelo.

—Nicole, solo quiero que sepas que estaré aquí, sin importar lo que decidas—, dijo Steve, dando un paso hacia ella. —No quiero presionarte. Solo quiero ser honesto contigo.

El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, bañando el lugar con una luz dorada. Nicole sentía que estaba en un cruce de caminos, con una decisión importante por delante. No sabía qué decir, cómo expresar el torbellino de emociones que la envolvía.

Steve, entendiendo su silencio, dio un paso atrás. —No necesitas decir nada ahora—, añadió con una sonrisa tranquilizadora. —Tómate el tiempo que necesites. Estaré esperando.

Nicole asintió lentamente, agradecida por la comprensión de Steve. Mientras él se alejaba, el aire entre ellos parecía cargado de posibilidades y promesas no dichas.

Steve se dirigió hacia su casa, sus pensamientos llenos de Nicole y la esperanza de lo que podría ser. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba dispuesto a enfrentarlo, siempre y cuando significara estar cerca de ella.

Nicole observó cómo se alejaba, su mente en un torbellino.