Illicit Affairs || S.H

16

La noche se cernía sobre el vecindario cuando Nicole llegó a la casa de Steve. Agradecía en silencio que su padre se mantuviera la mayor parte del día en casa, sumergido en su propio mundo de botellas vacías y televisión a todo volumen. Las noches, en cambio, eran un misterio, un espacio de tiempo donde las preocupaciones parecían disiparse temporalmente.

Siguiendo las instrucciones de Steve, Nicole tomó el camino menos transitado, rodeando por callejones oscuros y rincones sombríos que garantizaban que nadie la viera llegar. Era un pequeño ritual secreto que compartían, una manera de mantener su relación oculta de miradas curiosas.

Al llegar a la puerta de la casa de Steve, una mezcla de emoción y nerviosismo la invadía. Sabía que una vez cruzara ese umbral, estaría en un mundo aparte, donde solo existirían ellos dos y sus secretos compartidos.

Steve abrió la puerta con una sonrisa cálida, y antes de que Nicole pudiera decir una palabra, la tomó suavemente de la cintura y la besó con ternura.

—He esperado tanto tiempo para hacer esto —susurró Steve, con los ojos brillantes de emoción.

El beso hizo que Nicole se sintiera especial, como si todo el mundo se desvaneciera y solo quedaran ellos dos en ese momento.

Después del dulce momento en la puerta, Steve la condujo hacia el patio trasero, donde una piscina relucía bajo la luz de la luna. Sin pensarlo mucho, se quitaron la ropa y se sumergieron en el agua fresca, riendo y jugando como dos niños traviesos.

Una vez que salieron del agua, se envolvieron en toallas y se sentaron en el borde de la piscina. Steve sacó un par de cervezas frías y encendió un par de cigarrillos, creando una atmósfera relajada y cómoda.

Entre risas y charlas, la conversación dio un giro inesperado cuando Steve mencionó la familia de Nicole.

—¿Cómo estuvo tu día, Nic? ¿Cómo está tu papá? —preguntó Steve, tratando de sonar casual pero con un brillo de interés en sus ojos.

Nicole notó el cambio en la atmósfera, aunque trató de no mostrar su incomodidad. Tomó un sorbo de su cerveza antes de responder.

—Mi día estuvo bien. Y mi papá... ya sabes cómo es, sigue con sus cosas —dijo, tratando de desviar el tema.

Steve asintió, pero su mirada sugería que había algo más que quería saber.

—Entiendo. ¿Y tu mamá?

Hubo un breve silencio antes de que Nicole respondiera, eligiendo sus palabras con cuidado.

—Mi mamá... ya no está con nosotros.

La atmósfera se volvió repentinamente más sombría, y Nicole sintió que la noche se volvía más fría a su alrededor. Hablar de su madre siempre le traía una mezcla de dolor y nostalgia.

Steve guardó silencio por un momento, permitiendo que Nicole procesara sus pensamientos. Luego, encendió su cigarrillo y ofreció uno a Nicole.

—Aquí, tómate uno. A veces, el humo ayuda a liberar esos sentimientos atrapados —dijo Steve, con una suave sonrisa comprensiva.

Nicole aceptó el cigarrillo con gratitud y tomó una larga calada, dejando que el humo llenara sus pulmones y su mente se relajara un poco.

—¿Cómo era ella, tu mamá? —preguntó Steve, rompiendo el silencio con curiosidad genuina.

Nicole miró el cigarrillo entre sus dedos, recordando a su madre con una mezcla de amor y tristeza.

—Era... increíble. Siempre estaba llena de vida, de energía. Le encantaba pintar y escribir.—susurró Nicole, dejando que los recuerdos la envolvieran por un momento.

Steve la escuchaba atentamente, respetando su espacio para recordar y compartir.

—¿Qué pasó con ella? —preguntó Steve con delicadeza.

Nicole exhaló lentamente el humo del cigarrillo antes de responder, con una voz quebrada pero firme.

—Se fue. Un día simplemente se fue, sin explicaciones. Y desde entonces, todo cambió. Mi papá... bueno, ya sabes cómo es ahora.

El dolor en sus palabras era palpable, y Steve sintió una punzada de tristeza por ella.

—Lo siento mucho, Nic. No puedo ni imaginar lo que debes haber pasado.

Nicole asintió, agradecida por tener a alguien que la escuchara sin juzgarla.

—Gracias, Steve. Es difícil, pero estoy aprendiendo a lidiar con ello. —dijo, con una sonrisa leve pero sincera.

La conversación se desvió hacia otros temas más ligeros después de eso, pero Nicole sintió que una pequeña carga se había levantado de sus hombros. A pesar de la tristeza.