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Nancy Wheeler llegó a la escuela con la frescura de la mañana reflejada en su rostro. Su cabello castaño ondeaba suavemente mientras caminaba hacia su casillero, donde su amiga Barb ya la esperaba. Barb, con sus gafas gruesas y expresión curiosa, la saludó con una sonrisa.

—¡Nancy!—dijo Barb mientras Nancy abría su casillero.—¿Qué tal fue tu noche de ayer?

Nancy sonrió, recordando la velada.—Fue bastante agradable. Steve pasó por mi casa.—Nancy cerró su casillero y empezó a caminar hacia su siguiente clase, con Barb siguiéndola de cerca.

Los ojos de Barb se agrandaron.— ¿Steve Harrington?.

Nancy se sonrojó ligeramente, recordando los detalles. —Sí, él llegó a eso de las 7 y se fue cerca de las 11. Pasamos un rato agradable, hablamos de todo un poco.

Barb dejó escapar una risita.—¡Vaya! Steve Harrington pasando horas en tu casa... Definitivamente le gustas.

Nancy negó con la cabeza, aunque una sonrisa persistente se asomaba en sus labios.—No es así, Barb. Solo somos amigos.

—Sí, claro,—dijo Barb, alzando una ceja.—Solo amigos que pasan cuatro horas juntos un domingo por la noche. ¿Y qué hicieron exactamente?

—Hablamos sobre clases, nuestros planes para el futuro, cosas de la vida. Fue muy relajante.

Barb la miró con una mezcla de incredulidad y diversión.—Nancy, por favor. A ese chico le gustas y lo sabes.

Nancy rió y sacudió la cabeza, aunque no podía evitar sentirse un poco halagada.—Vamos, Barb, no exageres.

Mientras las dos amigas caminaban por el pasillo, riendo y bromeando, no se dieron cuenta de que Nicole estaba justo detrás de ellas. Nicole había escuchado cada palabra de su conversación. El mundo pareció detenerse para ella, y un sentimiento de humillación y traición comenzó a crecer en su pecho.

Steve, su Steve, había pasado la noche con Nancy. No podía creerlo. Sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies, tragándola en un abismo de inseguridad y dolor. Las risas de Nancy y Barb resonaban en sus oídos, burlándose de su ingenuidad.

Nicole se detuvo un momento, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Las palabras de Steve, sus promesas de que no había nada con Nancy, se convirtieron en una mentira amarga. La confianza que había comenzado a construir se derrumbó en un instante.

Siguiendo a las chicas a su siguiente clase, Nicole intentó mantenerse invisible, sus pensamientos girando en un torbellino de emociones. ¿Cómo podía Steve haberle hecho esto? Pasar cuatro horas con otra chica, hablando y riendo, mientras ella lo esperaba en la carretera, sola y preocupada.

El dolor en su pecho se intensificó, convirtiéndose en una mezcla de tristeza y rabia. No sabía cómo enfrentarse a Steve después de esto. No sabía si podría mirarlo a los ojos sin sentir la traición latente en su corazón.

Entró en su clase, tomando asiento en el fondo del aula. Sus pensamientos no la dejaban en paz, y las palabras de Nancy y Barb seguían resonando en su mente. ¿Cómo iba a confrontar a Steve? ¿Debería hacerlo? ¿O debería simplemente dejarlo ir, aceptar que había sido una mentira todo el tiempo?

Mientras la clase comenzaba, Nicole apenas podía concentrarse en lo que el profesor decía. Sus ojos se fijaban en la ventana, viendo el mundo exterior pasar, ajeno a su dolor interno. Cada minuto que pasaba, la desesperación y la tristeza se afianzaban más.

El timbre finalmente sonó, señalando el final de la clase. Nicole se levantó lentamente, sintiendo el peso de sus pensamientos sobre sus hombros.

•••

Steve entró en la tienda de conveniencia con su habitual confianza, buscando a Nicole con la mirada. La encontró detrás del mostrador, organizando algunos productos. Se acercó lentamente, intentando no parecer demasiado ansioso.

—Hey, Nic— dijo con una sonrisa, apoyándose en el mostrador.—¿Cómo va todo?.

Nicole levantó la mirada, su expresión seria y distante. —Hola.

Steve notó la frialdad en su voz y trató de suavizar el ambiente.—Pensé que podría pasar y decirte hola. Ha sido un día largo, ya sabes.

Nicole continuó con su tarea, sin responder. La tensión era palpable. Steve se aclaró la garganta, intentando romper el hielo.

— Escuché que te fue bien en el examen de Quimica. Tal vez puedas ayudarme.

Nicole levantó sus cejas mientras asentía con la cabeza.

—Vamos, Nic, ¿Que pasa? Puedes decirme. Tú me conoces.—dijo Steve, su tono suplicante.

Nicole se detuvo y lo miró directamente a los ojos.—No sé nada de ti,—respondió con voz firme.—Oh sí, solo que mentiste. Porque pasaste la noche con una chica desagradablemente perfecta, estúpidamente asombrosa e injustamente hermosa. Escuché a Nancy y Barbara hablar, no soy estúpida.

Steve levantó las manos en señal de paz.—Nic, Nancy y yo solo hablamos, la única cosa que pasó esa noche fue una conversación. Te lo prometo.

Nicole negó con la cabeza, su mirada llena de desilusión.—Tengo mucho trabajo por hacer... Yo creo que... es mejor que te vayas.

Steve asintió lentamente, comprendiendo la magnitud de la herida que había causado.—Si necesitas tiempo, lo entiendo.

Salió de la tienda, dejando a Nicole con sus pensamientos y emociones conflictivas. Nicole se apoyó en el mostrador, sintiendo el peso de todo lo sucedido. Quería creerle, quería confiar en él, pero el miedo y la duda eran demasiado fuertes.

Illicit Affairs || S.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora