Agridulce || Katelena/Bishova

Capítulo 28

Por diversos motivos, esta historia no continuara. Perdón. Esto es lo ultimo que tenia escrito, y depende de ustedes leerlo y decidir con que se quieren quedar. De nuevo, perdón. Solo que sepan que tuvieron un final feliz despues de todo.

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Las cosas escalaron de complicadas a prácticamente imposibles, demasiado rápido para nuestra arquera.

Una vez obtenida la confirmación verbal en video, Kate se dispuso a ayudar a Yelena con su ropa. Estar cerca de la rubia en un día normal ya era lo bastante movilizador, asi que tenerla enferma y inestable conscientemente, sin hablar de que tenía que quitarle la ropa. Si... No ayudaba mucho.

La primera parte fue rápida, más allá de la incomodidad de intentar bajar unos pantalones totalmente mojados, y que por esta misma razón se adhirieron al cuerpo y dificultaban el ser quitados, fue relativamente fácil. La siguiente fue un poco más dura para la pelinegra, y es la razón por la que había optado por sacar los pantalones primero.

— Piensa en perritos, piensa en perritos. — se habló a si misma, en el inútil intento de guiar su mente hacia otro lado.

— ¿Extrañas a Lucky, Kate Bishop?

— ¿Qué? — abrió los ojos, que no recordaba haber cerrado en primer lugar, para mirar a la rusa.

— Piensas en perritos, ¿extrañas a Lucky?

— Uh... Uhm- Si. — bajó la camiseta nuevamente, eliminando todo el progreso que había hecho, muchas gracias por la interrupción, Yelena. — Extraño a Lucky. 

— Oh. Estoy segura que él te extraña tambien. — Kate le sonrió, antes de tomar una respiración profunda y volver a lo que estaba haciendo. 

— Perritos, perritos, perri- — la camiseta ya estaba en la cabeza de Yelena. — Pe- Oh. ¡Oh! — se la quitó e inmediatamente se la arrojó a la cara.

Excelente movimiento, Bishop, cubres su cara cuando obviamente deberías estar cubriendo otra cosa.

— Ow. — se quejó Yelena. — ¿Kate?

— S-si. — tragó en seco, con los ojos cerrados y el rostro hacia el techo.

— Está oscuro. — habló inocente.

Reluctante, Kate bajó la mirada nuevamente y tuvo que poner bastante de si para no reir. Yelena, parada con sus brazos a los costados, una tela empapada cubriendo su cabeza y aunque, si, su pecho estaba bastante (totalmente) expuesto, la imagen no dejaba de ser graciosa. Y puede que Kate necesitara poner su atención en algo más que el evidente problema!!

Luego de tomar el coraje suficiente, la pelinegra dio un paso más cerca y delicadamente descubrió su rostro.

— ¡Ahí estas! — la emoción de Yelena, aunque estaba ahí, sonó muy apagada. Y fue cuando Kate recordó el por qué estaban en esta situación.

— Aqui estoy. — rió, asegurandose de poner la camiseta sobre la parte superior de su torso. — ¿Lista para darte un baño?

— ¿Tengo qué? — hizo un puchero que la arquera se obligó a ignorar.

— Si. Tienes qué. — la tomó de las manos y la guió hacia la ducha, sin mucha resistencia.

Una vez bajo el agua, la rubia se relajó visiblemente a pesar de que parecía tener escalosfríos cada tanto. Luego de un par de minutos, Yelena cerró los ojos y casi perdió el equilibrio por poco dejando caer la camiseta que se estaba sosteniendo contra el pecho, por lo que la pelinegra puso una mano en su hombro y tomo la suya con la otra para proporcionarle un apoyo, en lo que comenzaba a hablar.